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El pueblo está quedando bonito, pero las casas nuevas no tienen castillos ni corrales, dicen vecinos de La Pintada

*Algunos temen que el pueblo vuelva a ser sepultado por un alud como el de septiembre

Mariana Labastida

La Pintada, sierra de Atoyac

El pueblo esta quedando bonito, pero ya no es lo mismo dijo Felipe Moreno Romero, poblador de la comunidad de La Pintada,  quien perdió en el alud que sepultó parte del pueblo a tres hermanos, sobrinos y sobrinos nietos, unas 20 personas.
La forma de construcción de las viviendas fue nueva para los pobladores porque éstas no llevan columnas para sostenerlas, o por lo menos así lo creen ellos, porque no se ven los pilares en las esquinas, y también extrañan que no tienen corrales para animales y otros temen que nuevamente vuelvan a ser sepultados porque están donde cayó la tierra del cerro que se vino a bajo el 16 de septiembre del 2013.
También hubo quien se quejó de que los verdaderos afectados no estén siendo considerados en las decisiones del Comité pro Construcción de la Nueva Pintada que, dijeron, está integrado por personas que no perdieron ni viviendas ni familiares.
“Esta bonito pero ya no es igual”, dice con melancolía Felipe Moreno Romero, el pueblo para él no volverá a ser igual después de que perdió en el derrumbe a sus dos hermanas, Paulina y Bertha, y a su hermano Crisanto, además de sobrinos y sobrinos nietos, dice que fueron unos 20 familiares los que murieron sepultados en la tierra.
“Era muy bonito antes, lo están arreglando pero ya cambió mucho, las casas que están haciendo están bonitas pero ya no es igual, yo lo que más siento es mi familia”, lamentó el campesino, que también perdió dos tercios de las plantas de café que tenía sembradas, quedándole solamente 2 hectáreas para cosechar, mientras que el resto tendrá que esperar tres años para que les dé frutos.
De La Pintada antes de la caída de parte del cerro, recuerda que las viviendas tenían sus corrales y un aspecto diferente a las que actualmente son el pueblo, dice qe no se siente extraño entre las nuevas calles y aspecto de la comunidad, pero la tristeza se le ve en los ojos y es que sigue presente el recuerdo de quienes perdió.
La casa de Felipe no fue afectada, en ella sigue viviendo, aunque ahora tiene un color verde claro que él no pidió pero que la empresa que se está encargando de la reconstrucción de la comunidad le fue a poner a las tablas de madera que forman sus paredes, le han dicho que también le repararán la cerca, pero sigue en espera de ello.
En la calle siguiente esta la casa de doña Oliva Silva González está a un lado del derrumbe, ya quitaron la tierra que entró en su vivienda, afuera todavía hay fragmentos de lo que era el corral donde tenía 25 gallinas ponedoras y de rancho, mientras está en espera de que le asignen un lugar donde vivir para que se mude con su esposo y sus nietos, once personas en total, porque sus hijos se fueron a la sierra a trabajar.
El 16 de septiembre ella estaba en el patio, recuerda que escuchó un tronido cuando iba entrando a la cocina de su casa y en eso se desgajó el cerro. Aún con el miedo que tiene cada vez que llueve de que vuelva a ocurrir otro hecho similar, solicitó que le construyeran su casa en el mismo terreno donde viven, sin  embargo les dijeron que no por seguridad.
Oliva recuerda que en La Pintada llueve “muy feo” por eso el temor de que haya un derrumbe sigue en la mente de los pobladores, que ven cómo se va reconstruyendo su comunidad, que se ve diferente a como estaba un día antes de la caída del alud de tierra, y siguen esperando no sólo su casa nueva prometida, sino también el pago del terreno que afectó lo cual también les dijeron que les darían.
Paloma es hija de Amelia Saldaña Gregorio, en el derrumbe murieron sus cuatro hermanos y su abuela, actualmente viven en casa de uno de sus tíos, la joven se quejó de que su madre que fue una de las personas más afectadas con el derrumbe no tenga información de la reconstrucción, que no han sido tomados en cuenta, y aunque ya escogieron la vivienda que quieren, no saben cuándo se las entregarán.
La joven indicó que a los afectados les dieron 6 mil pesos a los que perdieron familiares y 4 mil a los que se quedaron sin vivienda; según se supo algunos pobladores pidieron exámenes periciales a los restos ya sepultados de cuerpos no identificados porque supieron que les darían una cantidad a los deudos que comprobaran que sus familiares perdieron la vida.
Constantino Chavelas Carreto espera en el albergue por un lugar dónde vivir, es otro de los afectados, su vivienda de madera quedó bajo el alud de tierra que tapó la mitad del pueblo, no tiene ni idea de cómo les entregarán las nuevas casas, si estarán amuebladas o no, pero él ya escogió la que quiere, está cerca del parque, donde estaba su vivienda anterior, es de una sola planta por seguridad “como están bajitas no es mucho peligro” por los temblores.
“No está bien construida pero de eso a nada…”, dijo Constantino quien explicó que no les dan seguridad porque les pusieron una sola varilla en las esquinas, de todas formas él se irá a vivir con su esposa e hijos, cinco personas en total en la nueva vivienda que apenas estaban acabando el pasado viernes.
Recordó que cuando llegaron después de que los sacaron del albergue de Acapulco para regresarlos a La Pintada no estaba terminado el lugar donde actualmente duermen, tampoco estaban listos los baños y los trabajos se excavación y retiro de tierra aún continuaban, y les tocó ver todo el proceso de limpieza de la comunidad y ahora “la están arreglando más bien de como estaba”.
Don Constantino de casi 70 años está apoyando a su cuñada que se quedó viuda, su concuño, Justino Castro fue una de las personas que falleció.
Jerónimo García Barrón tiene 71 años, hace ocho años llegó a La Pintada a vivir, es originario de Vallecitos de Zaragozag, es uno de los afectados porque el derrumbe se llevó parte de su vivienda, en lo que quedó de pie vive actualmente en espera de su casa nueva, “no tengo más a donde ir, me estoy mojando cuando llueve pero ahí estamos”, dijo.
No tiene información de cuándo le entregaran su casa nueva, supone que después de la visita del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, Jerónimo es uno de los pobladores de La Pintada que trabajan en el proyecto de reconstrucción, el viernes andaba con escoba en mano juntando los escombros de las banquetas ya terminadas para tenerlas listas.
Él dice que se va avanzando en el trabajo y que las viviendas es una gran ayuda, aunque “nunca las habíamos visto como las están haciendo” pero supone que están “buenas” porque ya han pasado temblores y no se han caído, lo que les extrañó a los pobladores es que las construcciones no tienen pilares de castillo, “ni para abajo ni las paredes tienen castillos”.
“No hay forma de ampliarlas, sólo que se hubieran colado como las que hacen aquí, pero esas no, las de dos pisos para dos familias, son fuertes, han pasado temblores y están igual”, afirmó.
Así como los trabajos de reconstrucción de La Pintada van a marchas forzadas, también en la carretera a esa comunidad, en diferentes tramos el camino se reduce a un solo carril por los deslaves de tierra, que tienen meses, algunos desde las lluvias de septiembre, sin embargo apenas están removiendo, sobre todo los de mayor magnitud donde se observaron hasta dos máquinas retroexcavadoras con camiones de volteo quitando la tierra y ramas de la vialidad.
De El Paraíso a La Pintada solamente hay un derrumbe pero ya está abierta en su totalidad la vía que está recién pavimentada y pintada; otras de las cosas nuevas que tiene la comunidad es la maquinaria para el tostado del café, la cual recién llegó para que los pobladores pongan en marcha nuevamente la cooperativa que tenían y que se encontraba cerrada por malos funcionamientos.

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