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Cuauhtémoc Sandoval Ramírez

Carta a Guillermo Sánchez Nava

Estimado compañero Sánchez Nava:
La idea de enviarte este misiva me surgió a raíz de la carta que te escribió también aquí la compañera Eliana García en días pasados, a raíz de que se cumplió un año del salvaje atentado que ha mermado tu actividad motriz y te mantiene en constante tratamiento médico, lo cual te ha alejado de la actividad política.
Como somos prácticamente de la  misma edad, nos ha tocado vivir los acontecimientos políticos de nuestro estado, desde el movimiento estudiantil popular de 1960, cuando éramos prácticamente unos chavos, hasta la campaña electoral que llevó al triunfo el 30 de enero de 2011 a Ángel Aguirre Rivero a la gubernatura del estado.
Por supuesto que en muchas ocasiones no coincidieron nuestros puntos de vista políticos, pero siempre guardamos la amistad y camaradería, lo que nos llevó en los últimos meses –antes del atentado que estuvo a punto de llevarte a la muerte– a plantearnos objetivos comunes, como la necesidad de reagrupar lo que algunos han denominado la vieja izquierda, pero que era el planteamiento de dejar atrás a nuestras antiguas corrientes internas y plantearnos hacer una sólida corriente de izquierda al interior del PRD.
Siempre lo dije en público, y en alguna ocasión te lo manifesté en privado, luego de un debate en Acapulco, donde un militante te acusó de ser un burócrata de la izquierda porque siempre habías ocupado puestos de dirección en los partidos de izquierda, que debíamos reivindicar tu carrera de lucha y tu permanente adhesión a los principios revolucionarios de la izquierda guerrerense, y no admitir ese tipo de calificativos.
Con tu característica modestia, le diste un exceso de explicaciones, y yo te manifesté que no debías entrar a ese tipo de debates y defender (nos) de ese tipo de expresiones a quienes hemos militado toda nuestra vida en la izquierda desde distintas trincheras. Raúl, tu hijo que estaba comiendo con nosotros, estuvo de acuerdo en que no permitiéramos este tipo de expresiones.
Y es que siempre manifesté mi admiración por tu sencillez, a todos los que me oían, porque nunca peleaste –como se hace ahora por algunos dirigentes partidistas– por un puesto público o la muerte. Sólo una vez fuiste diputado local y diputado federal, y nunca entraste al regateo de los puestos, pese a que sí los merecías. Eres, desde mi modesta opinión, un ejemplo para todos los militantes perredistas y de izquierda.
Muchos hemos sentido tu ausencia y tus opiniones en estos momentos de crisis política que sacude a nuestro estado de Guerrero, en ocasión del asesinato de los dos estudiantes de Ayotzinapa, hace un mes en ocasión de un bloqueo de los normalistas en la Autopista del Sol.
Estoy seguro que coincidimos en condenar este brutal asesinato de los dos jóvenes, y al mismo tiempo demandar –al igual que en tu caso– que se investigue a profundidad y se castigue a los responsables, sean quienes sean, caiga quien caiga. Tu y yo por hablar de dos militantes de izquierda siempre estuvimos en contra de la represión y del uso de la fuerza para solucionar conflictos políticos, sobre todo en Guerrero, donde el caciquismo fue el poder dominante durante muchas décadas en nuestra entidad federativa.
Al mismo tiempo, nos hace falta tu opinión sobre como enfrentar esta aguda crisis política y reencauzar el conflicto por la vía de la negociación y del diálogo político. Creo que coincidimos en que la actual polarización que se da en la sociedad guerrerense no ayuda a nadie, y sí puede beneficiar a quienes quieren regresar al pasado.
Por ejemplo, creo que las conclusiones a medias del informe parcial de la CNDH no contribuyen a esclarecer este asesinato de los dos estudiantes normalistas, ya que solamente se limita a decir que hay responsabilidades de la Policía Ministerial, pero no se atreve a señalar claramente a los culpables. Le echa la pelotita de la investigación a la PGR, que ya hemos visto en otros conflictos, que actúa muy parcialmente.
Nos hace falta que te recuperes a la mayor brevedad, ya que tú eres uno de los políticos guerrerenses de más experiencia, y tu infinita paciencia contribuyó a que un conjunto de conflictos, tanto internos del PRD, como externos en el caso de La Parota, no se desbordaran y se encontraran vías de conciliación y de canalización de soluciones.
La actual etapa de crisis política me recuerda las agrias y duras discusiones que teníamos en la UAG, en la época de Rosalío Wences Reza y de la tesis de la Universidad Pueblo, y de los calificativos de reformistas y traidores a quienes peleábamos porque la izquierda socialista tuviera su registro electoral y sus derechos políticos plenos.
Ayer, al ver en Chilpancingo la marcha de los normalistas de Ayotzinapa, a la que concurrieron muchachas de la normal de Amilcingo, Morelos y de otras organizaciones sociales, sentí una gran frustración, porque en definitiva vamos a estar en la misma trinchera de lucha, más allá de las posiciones y tácticas políticas diferentes que hoy se observan.
De lo que sí estoy claro es que un requisito para superar la crisis política actual es el castigo a los responsables del asesinato de los dos estudiantes normalistas, y sobre todo porque construyamos una nueva base institucional que permita que este tipo de acontecimientos nunca más vuelva a ocurrir en Guerrero.
Me refiero en concreto, a que debemos impulsar un primer proyecto que ya elaboramos un amplio equipo interdisciplinario de una nueva Constitución para Guerrero, que aborda en primer lugar el tema de los derechos humanos, e incorpora los instrumentos internacionales que el Estado mexicano ha suscrito en distintos foros que ha construido la comunidad internacional. No basta la sustitución de funcionarios gubernamentales. Se requiere ir al fondo del problema que es la sustitución del viejo andamiaje institucional que permite lastres como las policías ministeriales, estatales y federales, que ya son obsoletas y se constituyen en un obstáculo a cualquier proceso de transición política.
Te expreso, mi estimado camarada Guillermo Sánchez Nava, mi profundo deseo de que te recuperes y contribuyas con tu sabiduría política a la solución de esta crisis política que a todos nos duele y afecta. Saludos revolucionarios.

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