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Un acto con estricta seguridad y apatía de la mayoría de los asistentes

A su llegada al salón Teotihuacán, Peña Nieto hizo un recorrido de unos 15 minutos delimitado por vallas metálicas; estrechó manos, recibió abrazos, repartió besos, se dejó fotografiar  y se subió en brazos de su equipo para que lo pudiera ver la gente que estaba lejos en las gradas y él lanzó besos.

Los asistentes al mitin de Peña Nieto fueron sometidos a una minuciosa revisión por un equipo de seguridad que instaló arcos electrónicos en los accesos al salón donde los asistentes debían dejar las bebidas o alimentos que llevaran en sus bolsas.

Además de revisar las pertenencias de los asistentes, también fueron sometidos a una revisión de cuerpo completo.

Afuera, al concluir el acto se observó a unas 40 personas que sirvieron como agentes de seguridad, quienes comentaban que hubo errores en la seguridad porque se permitió el acceso por otras puertas a personas que no fueron revisadas.

Además de los guardias vestidos como civiles, dentro del salón Teotihuacán había policías auxiliares del estado y afuera del centro de convenciones había patrullas de la Policía del Estado y del municipio en las esquinas de las calles María Bonita y Fernando de Magallanes.

Dentro y fuera del salón se entregaron botes con agua, bolsas de plástico con sandwiches, frutsis y tamales.

El salón Teotihuacán lució llebo al principio del acto, pero los asistentes no motraron entusiasmo alguno por ninguno de los candidatos cuando éstos fueron presentados antes que Peña Nieto; los globos que les dieron apenas los agitaron mecánicamente hasta que llegó el candidato presidencial; los gritos por Peña y las porras se concentraron en la parte cercana al presídium, pero atrás la gente estuvo apática, y aunque los animadores insistían en organizar una “ola” nunca tuvieron respuesta.

Tampoco tuvieron éxito las porras que propusieron para recibir a Peña Nieto, los asistentes que fueron llevados en camiones de diversas colonias del puerto y se instalaron en la parte de atrás se mostraron poco interesados en manifestar un apoyo desbordado al candidato del PRI.

La salida de los asistentes al principio fue de tal grado que los guardias de seguridad cerraron las puertas e impidieron la salida de quienes deseaban irse, para impedir que el salón luciera vacío.

Algunos espacios de las gradas y parte baja del salón quedaron con vacíos.

Algunos de los asistentes emplearon las playeras que les regalaron como morrales que llenaron con botes con agua, los sandwiches y frutsis, y se retiraron cargados con esos alimentos. (Daniel Velázquez).

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