Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

El crecimiento económico en los estados del sur

 Dos son las características que sobresalen en la economía de los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas: marginación y pobreza.Si bien es cierto que cuentan con recursos naturales, éstos no han sido lo suficientemente aprovechados por dos circunstancias: la  primera es que el territorio suriano es atravesado por una cadena  montañosa que hace que el 47 por ciento de su superficie tenga pendientes superiores a 27º, por lo que sus suelos son delgados y poco consistentes. La segunda consiste en que a la accidentada geografía y por lo tanto difícil  comunicación, se le suma el aislamiento de los núcleos de población que en algunas zonas acusan una elevada composición indígena.

La actividad económica dominante es la agricultura, que por las limitaciones físicas referidas, se caracteriza por no tener altos rendimientos, condición imperante en el actual mercado neoliberal, con procesos de ganaderización en suelos no aptos para dicha actividad, lo que ocasiona la depredación de recursos naturales, sobre todo forestales.

Desde la época del virreinato, por razones de comunicación fundamentalmente, el sur se perfiló como una región desfasada de lo que hoy es el resto del territorio mexicano, cuestión que no se modificó en el período de la Independencia. No fue sino hasta las postrimerías de los gobiernos liberales de la Reforma y la entrada del régimen de Porfirio Díaz, cuando a la sombra de su política de colonización de tierras no aprovechadas, el sur se incorpora y articula a la economía nacional. Antes, la propia revolución de independencia y las guerras sostenidas con Estados Unidos y después con Francia, obligaron a los gobiernos del país a actuar en una forma muy  centralista donde el sur quedaba marginado.

Las condiciones de pobreza generalizada, despojo y concentración de tierras; así como el sistema de subyugamiento de peones acasillados, que implantaron las haciendas porfirianas son, en lo económico, los factores detonantes de la revolución social de 1910. Lamentablemente para el sur, que no escapó de la determinación de dichos factores, los triunfadores de ese levantamiento social fueron los caudillos y ejércitos del norte del país; colocando de nueva cuenta a esta región fuera de las definiciones y decisiones políticas y económicas nacionales.

En el periodo comprendido entre 1930 y 1970, los estados de el sur ensanchan su rezago y se profundizan sus diferencias con el centro y el norte del país. Durante ese lapso, México pasa de ser un país eminentemente rural, con base de sustento principalmente en la agricultura, a un país urbano con mayor base de sustentación en la industria, el comercio y los servicios.

En esos cincuenta años, mientras que el reparto de tierras apenas empezaba a rendir sus  frutos sociales y económicos en los estados del sur, el país dejaba la agricultura como pivote del desarrollo nacional para asirse primero al petróleo, después a los empréstitos externos y, poco después, a la apertura de las fronteras y el retiro del Estado de su papel rector de la economía. De nueva cuenta las tierras del sur llegaban tarde a estos procesos.

A partir de la década de los 80, la economía nacional se distinguía por tener un sector agrícola abatido, una planta industrial envejecida, comercio y servicios caros y deprimidos, así como un desmedido endeudamiento externo, en un contexto de crisis financieras y procesos inflacionarios recurrentes. Los sucesivos rescates económicos y por tanto el flujo de recursos financieros frescos le otorgaron prioridad fundamentalmente al centro y norte del país donde se localizan los principales centros de trabajo industriales, comerciales, de servicios y financieros.

Una vez más, el sur fue marginado. Pagó los costos derivados de las diversas crisis económicas nacionales y no ha sido beneficiario sustancial de ninguno de los programas de recuperación o rescate económico. Unicamente Chiapas empezó a tener una mayor inversión federal a raíz de la aparición del subcomandante Marcos y del ejército zapatista contemporáneo.

En síntesis, los estados del sur, por razones de distinta índole, han sido marginados del proceso de formación y crecimiento del México actual, ocasionándoles no solo profundas insuficiencias estructurales desde el punto de vista económico, sino también la generación de cerrados mecanismos de control y decisión política.

En ese sentido, las alternativas para superar se encuentran en:

a) El resarcimiento de los déficit acumulados en la infraestructura física y en las capacidades productivas.

b) La reorganización de los sistemas de producción y trabajo, tecnológicamente más competitivos y productivos.

c) Esquemas de participación activa de todos los actores sociales dentro de una distribución más equitativa de la riqueza generada, en particular de las comunidades rurales y coloniales proletarias.

d) En la sustitución de los sistemas e instituciones de dominio y control político por sistemas de coordinación de esfuerzos y propósitos, que se gesten y desenvuelvan en ámbitos democráticos, proactivos e incluyentes.

468 ad