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Silvestre Pacheco León

CRONICA MUNICIPALISTA

 El triunfo del PRD en Zihuatanejo

 No creo que sea ocioso tratar de entender las razones que explican el triunfo electoral del PRD en Zihuatanejo, un triunfo que debe reivindicar el aporte de los militantes de izquierda cuya lucha organizada tuvo sus orígenes a principios de la década de los 80, en tiempos en los que se requería de convicciones profundas en la vía legal, cuando la izquierda electoral era calificada de electorera y cuando el partido del gobierno consideraba subversiva todo movimiento político o social fuera de su órbita.

Un primer dato relevante que salta a la vista cuando se tiene la información de casi el cien por ciento de los votos, nos dice que el domingo 6 de octubre sufragaron alrededor de 30 mil ciudadanos, cifra que representa menos de la mitad del padrón electoral que rebasa los 62 mil.

Los resultados de la encuesta pagada por el PRD a principios de septiembre hablaban de una participación electoral previsible de casi el 86 por ciento, es decir, el juego sucio del PRI para desacreditar la jornada creando incertidumbre y sembrando el rumor de violencia entre el sector de la población que participaría por primera vez en una elección, dio resultado.

De este hecho se desprende la importancia de la división que sufrió el priísmo local cuya agudización máxima se produjo con la imposición de la mayoría de sus candidatos al ayuntamiento, aunque el hartazgo en las filas priístas se empezó a manifestar desde antes, con la amplia evidencia de la incapacidad de los últimos gobiernos de ese partido para atender y resolver problemas básicos de la población en general, mientras su proclividad a la corrupción se hacía más y más manifiesta.

Sin duda que el candidato perredista aportó a la lucha triunfadora del PRD su prestigio personal equiparado con la honradez, principio que se enarbola como ingrediente fundamental del cambio que demanda la población frente a los ejemplos cotidianos de la corrupción y la impunidad propios del PRI.

En este triunfo de ningún modo se puede regatear el apoyo incondicional y cada vez más profesional del equipo de Rosario Robles, cuya acción y experiencia apabulló a un PRI que se ha quedado sin cuadros políticos.

“Vivimos unas elecciones presionadas por aire, mar y tierra”, se quejaba el candidato priísta Bolívar Navarrete en alusión a la eficacia con la que actuaron las brigadas cazamapaches para amarrar las manos a los que con dinero constante se aprovechaban de la gente pobre y sin convicciones con ofrecimiento de 300 a 500 pesos por credencial alquilada.Si en cualquier análisis debe mencionarse la deserción que sufrieron de sus filas los dos partidos mayores, también debe matizarse para resaltar el hecho de que mientras los priístas se sumaron al PRD para hacerlo ganar, los perredistas aliados del PRI ayudaron pero a restarle votos al tricolor por el desprestigio que arrastraron a sus filas.Después del contundente triunfo electoral en el que el PRD seguramente acumulará más de 18 mil votos frente a los 11 mil del PRI, uno puede soñar en un proyecto de gobierno municipal de izquierda con un amplio apoyo popular.

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