Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Alejandro Díaz Garay

El sabor de la contienda

 Quisiera referirme en primer lugar a mis camaradas perredistas, quienes han logrado refrendar el triunfo de hace tres años, y vaya de qué manera: el 58 por ciento de los votos para Alberto López Rosas, virtual presidente municipal electo. Las últimas semanas la brecha tendía a irse ampliando día con día. Se sabía ya del triunfo del PRD, la discusión era precisar con cuántos puntos de diferencia ganaría.

Lo que no quedaba claro eran las diputaciones por Acapulco. Nadie en su sano juicio se hubiera atrevido a sostener que el PRD ganaría siete de siete. Ahora sí que le propinó una sopa de su propio chocolate a la otrora aplastante maquinaria tricolor. El que el PRI perdiera distritos como el 13, 16 y 18 es un fenómeno que deberá ser investigado por diversas áreas de las ciencias sociales.

El paquete que se ha echado a cuestas Alberto no es asunto menor. Su compromiso es con todos los acapulcos: el de la bahía, el de la Cuauhtémoc, el de los cerros, el de los llanos, el de las sabanas, el de las cumbres y el de las barrancas. Zeferino priorizó con el Acapulco de la bahía; está de más decir cual es el Acapulco que espera una respuesta del presidente electo.

Aún cuando no se conoce su gabinete, López Rosas en reiteradas ocasiones mencionó que su gobierno sí será un gobierno perredista, en clara alusión a Torreblanca Galindo, quien gobernó más con sus cuates ex Canaco, ex Coparmex y frenteciviquistas, destacando la figura de Carlos Alvarez por haber puesto orden en las finanzas públicas y automatizado algunas funciones triviales.

La buena administración, el abatimiento de la corrupción y la realización de obras públicas, son las cartas de Zeferino para el 2005. Gracias a su gobierno, Alberto encontró un camino pavimentado y cuando se presentaron piedras fue el propio presidente en funciones quien las quitó de en medio, llegando algunas a caer en los linderos de Casa Guerrero.

La verdad sea dicha el PRI hizo, al menos en Acapulco, la mejor campaña política de marketing. Demostraron una destreza en el manejo de medios masivos, la calidad de los spots así como creatividad al hacerlos y darlos a conocer en el momento preciso, la propuesta de la agenda: el Maxitúnel, el agua, los vuelos y los cruceros, hicieron que se derramara tinta en los periódicos y revistas, ocupó importante tiempo aire en radio y la televisión, fue tema de conversación en los cafés. El uso de las encuestas como medio de diseño de estrategias y toma de decisiones se realizó hasta el día de la jornada electoral.

Ernesto demostró grandes avances como político en estos últimos tres años: mejoró en su discurso, en su imagen, en el contacto con la gente, pero nunca se pudo quitar la idea de algunos compañeros suyos de haber sido impuesto por el gobernador. ¿Qué hizo falta? Credibilidad y confianza. La población en general asoció al PRI con corrupción y desvío de recursos públicos. La intentona de hacer pasar a la alianza PRI-PVEM como un borrón y cuenta nueva no cuajó. Aunque no tan nuevo, Ernesto podría encabezar el relanzamiento del PRI que en Guerrero se niega a nacer por sí mismo, y ahora las circunstancias lo ameritan.

Y cuando los compas de mi partido sentían acariciar los cuernos de la luna, con las cifras del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) llegó la triste realidad. Ya habrá tiempo para hacer un análisis retrospectivo de nuestros errores, ojalá haya la suficiente madurez política de los órganos de dirección, toda vez que de la herencia del cacicazgo, el autoritarismo y la antidemocracia no está exento el PT e hizo acto de presencia a la hora de la toma de decisiones electorales. Esos son los vicios contra los que hay que luchar.

Debido a la fragilidad de nuestra insípida condición humana, somos democráticos para exigir y autoritarios para servir, ya que en lugar de servir a los demás servimos a nuestros propios intereses; es decir, cuando no tenemos el control pedimos justicia, cuando tenemos el control queremos comernos todo el pastel aunque nos empachemos al día siguiente.

Bajo esta perspectiva da lo mismo que nos gobierne un partido u otro. ¿Cómo romper con esto? La corrupción y el desvío de recursos públicos se abate con hombres honestos y con deseos de servir a su pueblo. Adicionalmente es muy difícil manejar elevados presupuestos cuando carecemos de lo más elemental como es un pedazo de tierra, techo, alimentación, transporte, vestimenta, educación. Estas necesidades hacen que la mayoría de los políticos vivan de la política y no para la política.

Es decir, para ser políticos en el sentido más amplio del término se debe estar preparados económica, social e ideológicamente, además de tener vocación de servicio para con los demás.

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