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Un funcionario del ayuntamiento señalado de apoyar al PRI en el reparto de dádivas

Una denuncia instente en el distrito 28 es la del “reparto descarado” de dádivas a cambio del voto.

Los perredistas señalan que el priísta César Flores reparte despensas, cemento, pacas de lámina de cartón y hasta dinero en efectivo.

El coordinador de la estructura electoral de Yolanda Villaseñor, Juan Carlos Muñoz Leal, cuenta que César Flores llegó la semana antepasada al kínder Federico Froebel ubicado en el centro de La Sabana, donde el perredista tiene a su hijo.

Allí, dice Muñoz Leal, el priísta entregó 5 mil pesos “para apoyar” al jardín de niños y le pidieron a la presidenta de la sociedad de padres de familia que le agradeciera en público. La mujer, esposa de Muñoz Leal, tomó el micrófono y le reclamó al priísta que anduviera “entregando dádivas”. Le reprochó que “hasta ahora, en época electoral, se acordaran de ayudar a la gente ¿por qué no lo hicieron antes?”.

Pero el principal señalamiento por el presunto reparto de dádivas en favor del candidato del PRI involucra a un funcionario del gobierno zeferinista: el director de Saneamiento Básico, Luciano Sánchez Aparicio.

Según una versión que proviene de una dependencia del ayuntamiento, Sánchez Aparicio, compadre de César Flores, “le presta los carretones de la basura al candidato del PRI del distrito 28, para que en ellos se trasladen los bultos de cemento que se regalan a cambio del voto, por la madrugada, para que nadie se dé cuenta”.

Se hace en los carretones de basura, dice la versión, “porque nadie sospecharía que en ellos se les lleva el cemento a los líderes del PRI”.

Al preguntarle, César Flores se muestra sorprendido por lo que considera “una vil mentira, una vil pero vil mentira”.

El viernes 27 por la noche, después de un acto proselitista del priísta en Renacimiento, a unos pasos del nuevo puente que une con La Sabana llamado La Osa Mayor, el funcionario zeferinista se aparece en la campaña de César Flores. Llega en su camioneta oficial del ayuntamiento y se incorpora a una taquiza que ofrece el priísta a los electores de La Máquina.

–¿Qué opina de esa versión don Luciano?– se le pregunta.

–¿De veras andan diciendo eso? No, cómo crees. Yo no tengo por qué andar haciendo eso. A César tiene como medio año que no lo veo. La última vez que lo vi fue como secretario (de Desarrrollo Económico). Ahorita vengo por un asunto personal, familiar. Quiero que César sea padrino de mi hija que ya se va a casar. A ella se le ha hecho difícil localizarlo y por eso vine a verlo. Pero no, para nada, no es cierto nada de eso.

Después de presenciar el reparto de tacos al pastor a unas 300 personas, Sánchez Aparicio se traslada con César Flores a su último acto de campaña del día, un convivio con maestras del nivel preescolar.

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