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Cobran cada vez más actualidad los textos clásicos del Siglo de Oro, afirma tallerista

*El actor y maestro Jorge Ávalos, quien participa en las Jornadas Alarconianas, señala que los jóvenes olvidan con frecuencia que somos consecuencia de esta tradición que empezó hace 500 años

Claudio Viveros Hernández

Taxco

“Los textos clásicos del Siglo de Oro cada vez cobran más actualidad y pareciera que los hemos dejado lejanos, al sentirlos arcaicos o que ya no tienen que ver mucho con el presente; sin embargo, cuando vemos los acontecimientos cotidianos es cuando nos damos cuenta cuan presentes siguen estando”.
Es la voz del actor y maestro de voz, especializado en el Siglo de Oro, Jorge Ávalos, quien participa en las Jornadas Alarconianas, a muchos años ya de las primeras ediciones de este festival taxqueño al que viniera en una compañía a presentar Las paredes oyen de Juan Ruiz de Alarcón, esta vez se encuentra en un taller para dar cátedra sobre este periodo literario, la estructura y la riqueza del verso.
Mencionó que una obra que siempre va a ser actual es Fuenteovejuna, de Lope de Vega, al hablar de lo que se vive día a día en este país y en el mundo. Por ello, en el taller que imparte, citó el trabajo que han hecho con la obra La verdad sospechosa de Juan Ruiz de Alarcón con temas que “tienen que ver mucho con nosotros ahora, del sentir, del mentir, del sacar provecho para conseguir algo mejor y el título nos habla de que es justamente lo que vivimos ahorita y nos muestra la población lo que podría llevar perfectamente el título de esto de lo que les estoy diciendo es la pura verdad”.
Consideró que el interés de mantenerse en el estudio y dar clases del Siglo de Oro es porque cada vez los jóvenes están más distanciados con los textos de ésta época, aún cuando en la actualidad hay escritores y dramaturgos muy reconocidos, “pero se nos olvida que los clásicos son la raíz de lo que somos, nosotros somos consecuencia de esta tradición que empezó hace 500 años; se nos olvida mucho”.
Al hablar de Juan Ruiz de Alarcón, Tirso de Molina, Sor Juana, dijo que les son ajenos a los jóvenes e incluso muestran resistencia a esos nombres por resultarles aburridos y arcaicos totalmente. En su opinión, este debe ser un esfuerzo para mantener viva una tradición que nos pertenece.
El distanciamiento hacia los textos clásicos y, paradójicamente, la vigencia que tienen, lo atribuyó en parte a la automatización de la sociedad y de esto, dijo, “nos damos cuenta el leerlos, donde los personajes hablan y utilizan el lenguaje de una manera tan rica, con un manejo de las palabras y de los sonidos tan extenso que, en comparación con la comunicación actual de los jóvenes ésta es mediante un lenguaje deformado, todo a través de códigos y de signos que ellos solamente pueden interpretar, pero donde ya no utilizan la palabra hablada”, sino la vía digital y la vista, pero por la voz.
Expresó que esto mismo ocurre con los jóvenes que hacen teatro, al tratar de recordar versos de ocho sílabas y que les cuesta un gran trabajo porque su pensamiento es breve y no recuerdan más, sino lo inmediato y, como actores, recalcó, “es fundamental que desarrollen todo un mecanismo integrador de pensamientos, sonidos, palabras, emoción, cuerpo, que ahora los jóvenes actores no responden a eso, porque sus cuerpos están atrofiados”.
Jorge Ávalos valoró que las obras de teatro se presenten en espacios como el Zócalo de la ciudad, entre ellas las del Siglo de Oro, para que “sean espectáculos que la gente los disfrute, los pueda ver y escuchar, que ambos, el público y los actores estemos disfrutando”.
A 27 años de la creación de las Jornadas Alarconianas, como actor expresó que “están alcanzando, poco a poco y con todas las limitaciones económicas, políticas y culturales” un lugar en el ámbito teatral, “se está logrando que tengan presencia fuera de Taxco y la gente que somos de fuera deseamos venir; más que una catapulta es una oportunidad muy valiosa de poder confrontar mi trabajo y mi experiencia ante un espectador al que yo no estoy habituado a trabajar”.
Ante esta posibilidad, destacó que “hace falta que los actores seamos más abiertos y acercarnos a la gente”, de quitarse esa falsa máscara de superioridad, de pensar en “mostrar algo que ustedes nunca han visto”, lo que descartó ya que la gente de aquí está mucho más habituada a ver obras del Siglo de Oro español que el público de la ciudad de México.
Para desterrar esa idea de que las obras de teatro de Juan Ruiz de Alarcón, al igual que otros textos del Siglo de Oro, se pueden encontrar con puestas en escena a la vuelta de la esquina para ser presentadas, como se piensa en algunos círculos, esto “no es tan sencillo: implica una responsabilidad y un trabajo que el esfuerzo debe multiplicarse porque estamos hablando de un lenguaje (en las obras) que no es nada natural y uno tiene que conocer, hace falta entrenamiento entre los actores para hacer una obra del Siglo de Oro desde la parte formal como el conocimiento del contexto y la historia, no es nada más tomar la historia, esto no es cierto”.
Agregó que hacer el montaje de una obra en verso debe ser con el conocimiento, mucho más responsable del que ahora se hace y es un doble desafío: “una obra del Siglo de Oro difícilmente se puede realizar en tres meses, como sucede con la mayoría de obras de teatro, pero una obra clásica no, y que yo recuerde el haber hecho El mayor monstruo del mundo con José Caballero y La vida es sueño de Calderón de la Barca con José Luis Ibáñez, tan solo esas obras nos han llevado por lo menos un año de trabajo y de estudio constante como cualquier obra de arte”.
El actor y docente trabajó hace dos años como asesor de verso en La prueba de las promesas de Juan Ruiz de Alarcón dirigida por Carlos Corona con la Compañía Nacional de Teatro. Actualmente es becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) dentro del Programa Creadores Escénicos con Trayectoria con el proyecto España en Shakespeare, una búsqueda verbal y musical, relacionado con la presencia de este país en el dramaturgo inglés, con el que presentará tres espectáculos.

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