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Bruno Plácido fue mozo, preso y torturado antes de ser el líder de la UPOEG y su autodefensa

*Nació el 4 de marzo de 1969 en Azoyú. En 1993 llegó a Buena Vista, San Luis Acatlán, y de inmediato se dio cuenta de que la gente de ese pueblo tenía mucha fortaleza y riqueza, pero que eran pobres porque eran explotados, relata. René Juárez lo persiguió por su trabajo en la organización de la CRAC, recuerda. Fue un error la detención de militares en El Pericón pero fue “porque llegaron alumnos de Ayotzinapa a provocar cuando ya habíamos dialogado”, dice

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

La experiencia formó al líder de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), Bruno Plácido Valerio, quien a partir de que formó el movimiento de autodefensa, que después pasó a ser el Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadano (SSJC), se convirtió en uno de los más polémicos y controvertidos dirigentes del movimiento social en Guerrero.
Su nivel escolar es de secundaria, y el también fundador de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) sostuvo en entrevista que, “al caminar vas aprendiendo la teoría de la educación de una maestría. Una cosa es documentarte leyendo y otra es documentarte escuchando, tenemos que combinar las dos cosas: escuchar y leer. Es decir, como dicen por ahí, la piedra al rodar se pule”.
Para Bruno no se requiere ir a Harvard para aprender, “se aprende al caminar, al escuchar, al documentarse. Preguntar mucho es la escuela más importante de la vida que no te entrega un diploma pero te entrega errores que tienes que resolver”.
Entrevistar a Bruno para un tema que no es la nota del día, no es fácil. Por la mañana de un día X está en Chilpancingo, por la tarde en la ciudad de México. Al día siguiente tiene una reunión en Ayutla, luego en Cruz Grande, después en Tierra Colorada, en fin…
A las 4 de la tarde del 20 de mayo, tras una reunión que tuvo con funcionarios de la Secretaría de Gobierno y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en la que revisaron las altas tarifas de energía eléctrica, aceptó charlar con el reportero en una sala de la Secretaría de Gobierno, ante la presencia de integrantes de la dirigencia de la UPOEG.
Plácido Valerio es un indígena mixteco de 45 años, hijo de Manuel Plácido de Jesús, ya fallecido, y de Porfiria Valerio Castrejón, quien murió el año pasado.
De su esposa e hijos prefiere no hablar, “con ustedes es peligroso hablar de eso”, dijo en tono de broma.
Nació el 4 de marzo de 1969 en Azoyú, Costa Chica, en donde estudió hasta la secundaria. Después, aproximadamente a los 24 años, y tras contraer matrimonio, se fue a vivir a la Montaña, de donde años atrás habían emigrado sus padres.
Contó que su familia es producto de la migración. Sus padres emigraron de la Montaña en los años 40 o 50 a consecuencia del hambre y del frío.
“Entonces, (por los años 40 y 50) hubo mucha migración de la Montaña a la Costa Chica”, dijo. Sus padres, al llegar a la Costa Chica primero vivieron en Huehuetán con integrantes del pueblo afroguerrerense, después en Tenango y al final en Azoyú.
“Yo nací en Azoyú, allí tengo mi padrino, ahí tengo mis compañeros”, menciona.
A los seis años comenzó a trabajar, como se dice en la zona rural, de criado o mozo, “estuve 18 años en ese servicio, ordeñando vacas, cuidando animales, haciendo todo tipo de trabajos”.
Incluso consideró que en esa época, en Azoyú tuvo su formación más importante, “allí me formaron para  no permitir que nadie  abuse de uno. Nos educaron para defendernos, pero nunca a buscar pleito. Me enseñaron la disciplina de no agarrar lo que no es mío y la disciplina del respeto”.
Relata que allí, también, no le gustó como atendían o como trataban al indígena que bajaba de La Montaña a San Luis Acatlán.
Recordó que si un indígena traía a vender ocho kilos de café se lo hacían pasar por cuatro, “y eso sí, le regalaban su Pepsi fría después de caminar 6 o 7 horas, desde las 3 de la mañana.
“Esos abusos no me gustaron porque la formación que me dieron era otra y desde  ahí empezamos a participar y a defender a la gente”, agrega.
En 1993 llegó a Buena Vista, San Luis Acatlán. Era diciembre. Traía una camioneta y algo de dinero en efectivo que le sirvió para instalar una tienda de abarrotes. Dijo que de inmediato se dio cuenta de que la gente de ese pueblo tenía mucha fortaleza y riqueza, pero que eran pobres porque eran explotados.
En 1995 comenzó a trabajar en la conformación de la Coordinadora Regional de Autoridades Indígenas (CRAI), ahora Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) para frenar los secuestros, las violaciones y asaltos a mano armada, y comenzaron por Cuanacaxtitlán, Horcasitas y Buena Vista.
“Así fue que nos tocó instituir y estructurar el primer sistema de seguridad. Me tocó coordinar los primeros conflictos, incluso estuvimos en la cárcel porque nos acusó la Procuraduría de violar a cuatro mujeres en una hora”, como parte de la represión del gobierno de René Juárez Cisneros por su trabajo en la organización de la CRAC.
Recordó que estuvo dos días detenido y recibiendo torturas de policías judiciales, ahora llamados ministeriales, junto con el padre Mario Campos y otras autoridades de la CRAC.
Con nostalgia expresó que de este sistema “hoy sólo quedó la membresía a un grupo que se posicionó y utilizó la CRAC con una misión más radical, porque la CRAC que fundamos no confronta si no que reconstruye, critica pero propone”.
Pero dijo que espera que en los próximos meses, o años, se reconstruya y se reoriente “porque un día mucha gente le apostó y creyó en una  reconstrucción pacífica y no en un grupo que se confronta entre ellos mismos y que se confronta con los ciudadanos”.
Plácido Valerio agregó que su siguiente paso fue la constitución de la UPOEG, movimiento por el desarrollo y la paz social, un 24 de enero del 2011. “Surgió porque mucha gente decía que robaba por pobreza, por eso se instituyó (la UPOEG) como una promotoría, para gestionar carreteras porque la gente se moría en los caminos pues se hacían 6 o 7 horas para llegar a los pueblos. Fue así que nos convertimos en gestores carreteros y después tomamos el tema de la energía eléctrica y decidimos gestionar todos los conflictos partidistas, religiosos, conflictos agrarios porque también son factores del atraso del desarrollo”.
–A propósito, existe la versión de que saliste de la CRAC para formar la UPOEG y después el Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadano para recuperar espacios de poder y tomar el control de La Montaña y la Costa Chica con el apoyo del gobernador Ángel Aguirre- se le mencionó.
–No, a nosotros no nos gusta perder el tiempo con gente a la que tú le dices: hay que hacerle así y dicen que no tienen tiempo, que no tienen dinero, o porque tienen miedo. Es uno de los factores que también nunca compartí, porque si a nosotros nos encarcelaron fue para poner orden-.
“Y lo más triste es que en los últimos años la delincuencia penetró donde teníamos presencia, nosotros les decíamos oye, ¿que pasó?, yo ya no puedo hacer operativos, no soy comandante regional, pero hágalo usted, Después se declaró que no actuaban porque le tenían miedo a la delincuencia organizada”.
Bruno agregó que, incluso, cuando ya había condiciones en Ayutla “yo le dije a Pablo Guzmán, ya hay condiciones de que ustedes como CRAC vayan a formar la Policía Comunitaria y hasta quedamos en fecha, pero dos o tres días antes se cambió a otro  a lugar”.
Dijo que por eso ante el vacío de la CRAC, surgió el movimiento de autodefensa en Ayutla.
–Tras el surgimiento del movimiento de autodefensa corrió la versión de que gente de la Casa de la CRAC de El Paraíso organizó un atentado en tu contra, que te querían matar, ¿es real esto?.
–Hubo una reunión el 8 de enero (del 2013) en El Paraíso para planearlo, fue la parte más radical, pero yo tampoco les iba a decir aquí estoy de a pechito, mátenme. Pero bueno, la conspiración es normal. Después justificaron que yo quería matar a Arturo  (Campos Herrera), cuando nosotros no estamos acostumbrados a matar a adversarios.
–¿Quiénes se reunieron?
–No te voy a dar nombres por seguridad, pero tenemos datos precisos de todas las operaciones que se dieron, eso tú lo debes de saber. Son grupos que se dedican a andar haciendo mucho ruido en la opinión pública.
–El caso de la retención de militares en El Pericón (municipio de Tecoanapoa) ¿fue un error de ustedes?.
–Fue un error de ambos, el error de nosotros fue porque llegaron alumnos de Ayotzinapa a provocar cuando ya habíamos dialogado, pero yo me doy cuenta después, al momento no nos percatamos cómo fue que hubo otro grupo que fue para provocar esa provocación, y no se logró pero sí había esa intensión de externos, como cuando se nos inventó que en Ayutla había otro comando guerrillero que se hizo llamar FAR para que el Ejército fuera a desarmar. Nosotros sabemos quién fue, pero tampoco te voy a dar nombres, a veces las mismas instituciones mandan gente a provocar y justificar que hay guerrilla, que hay narco dentro de nosotros, nos han buscado, nos han tendido mil trampas, sin embargo por la información y por el diálogo de los compañeros hemos sabido caminar, no sabemos qué va a pasar mañana pero hasta ahorita todavía lo estamos contando.
–¿Qué tanto afectó el caso de El Pericón al movimiento?
–Afectó mucho porque traíamos negociaciones muy importantes con el gobierno federal, como los 500 millones de pesos para obras, la carretera de Colotlipa a Ayutla, la carretera de Ayutla a Pazcala, proyectos productivos, traíamos 500 viviendas, traíamos muchas cosas, por eso vino a afectar porque se rompió el diálogo y, bueno, todo tiene un costo.
–¿Tu amistad con el gobernador Ángel Aguirre Rivero y la versión de que te manipula es una realidad o es un mito?
–Yo estoy contigo aquí, a veces nos hablamos y a veces no nos hablamos, pero eso no significa que me estés manipulando o yo a ti. Yo creo que estoy obligado a reunirme con ese sector porque si hablamos de la reconstrucción tengo que escuchar a todos, tengo que dialogar con todos para que se resuelvan los problemas.
“A nosotros nos queda claro que no han encontrado la forma de cómo atacarme después de que se rompió el diálogo. Son las consecuencias que podemos ver y creo que a los compañeros les queda bien claro esa ruta, y por eso en la UPOEG hemos caminado con paso firme”.
Desde febrero, tras el atentado en contra del empresario Pioquinto Damián Huato, el dirigente de la UPOEG se mueve a bordo de una camioneta blindada. Una patrulla con seis o siete policías estatales lo resguardan a prudente distancia, lo que lo hace ver como un ciudadano de excepción y con privilegio porque, se comenta, es amigo del gobernador Aguirre Rivero.
Al respecto, Plácido Valerio justificó, “no gozamos de protección, a mí se me dio una medida cautelar no porque sea amigo del gobernador, sino porque  las leyes marcan que cuando alguien está en riesgo por realizar un trabajo colectivo tenemos el derecho de tener esa medida cautelar”.
Agregó, “me han cuestionado por eso pero bueno, al menos nosotros nunca inventamos una emboscada, cada cosa que nosotros decimos es real y nunca inventamos para aparecer en los medios, nosotros no tenemos esa línea de protagonismo”, dijo en referencia al presunto atentado que sufrió el coordinador de la CRAC de San Luis Acatlán, Eliseo Villar Castillo.
Del tiroteo entre policías ciudadanos y el personal de seguridad de la presidenta municipal de Tierra Colorada, Elizabeth Gutiérrez Paz el domingo 18 de mayo consideró que el tema se ha convertido en una “bomba”.
Dijo que el SSJC no tenía previsto encontrarse con la alcaldesa, “estaba prevista la detención de los delincuentes, estaba previsto un operativo regular, no estaba previsto que la presidenta nos iba a tirar primero, no lo planeamos, planeamos el operativo para regularla delincuencia, la otra parte no estaba planeada, pero sin embargo se dio y eso se ha convertido ahorita en una bomba de tiempo y estamos preparados para todo, tanto como para que nos encarcelen o para lo que pueda pasar, no andamos con titubeos de que si andamos aquí y al rato ya no, vamos para adelante”.

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