Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

Maíz amenazado

 Estados Unidos de Norteamérica (EUA) en su estrategia de dominio mundial usa como una de sus principales armas el denominado food power. O sea, el poder que se  deriva de la dependencia agro-alimentaria que pueda tener un país de otro; resultante de la incapacidad o debilidad de producir sus propios alimentos. De ahí su política de promover y apoyar políticas agropecuarias que le permitan, sobre todo en granos básicos, promover sus exportaciones a precios bajos, para capturar mercados externos a favor de sus grandes empresas agro-exportadoras entre las que se encuentran Cargill y Archers Daniels Midland, que tan solo ellas controlan más del 50 por ciento del comercio mundial de granos.

En los últimos décadas, EUA se ha comportado mañosamente y con engaño para con el resto del mundo en lo que se refiere a la producción agro – alimentaria. Por un lado, ha presionado e impuesto que se reduzcan las barreras arancelarias de los países y así abrir sus mercados a los productos agropecuarios de EUA. Por otro lado enarbola cualquier pretexto para cerrar sus fronteras cuando algún producto del exterior amenaza con competir con los que internamente produce.

También ha obligado a los demás países, a través de la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a retirar la mayoría de los subsidios y desmantelar los programas e instituciones gubernamentales que apoyaban a sus agriculturas, bajo el argumento que distorsionaban el mercado y los precios agropecuarios mundiales. Pero EUA no lo ha hecho así para con su agricultura; al contrario, con la nueva ley agrícola ha incrementado los subsidios al campo, lo que le permite a sus granjeros y a las grandes empresas agroalimentarias vender los granos incluso por debajo de los costos de producción. De esta manera, la empresa transnacional Cargill compra y vende el maíz en el mercado mundial a un precio 20 por ciento menor de lo que cuesta producirlo.

Con la estrategia de precios bajos a partir de fuertes subsidios gubernamentales es como EUA se ha apropiado de mercados mundiales y avasallado agriculturas nacionales. Como dice Peter Rosset, codirector del Institute for Food and Development Policy, en este contexto no es difícil entender porque México y Guatemala han dejado de ser productores de trigo.

El caso del maíz mexicano apunta en el mismo sentido la tendencia: entre 1982 y 1998 su precio cayó en 59 por ciento y de 1999 a la fecha ha caído un 33 por ciento más. No solo eso, hoy México importa de EUA el 25 por ciento del maíz que consume su población. Si por cualquier razón nuestro vecino del norte cortara el flujo de importaciones de dicho grano, tendríamos a corto plazo problemas de escasez y abastecimiento. Máxime si en el nivel del mercado interno del maíz, este está controlado por un oligopolio conformado principalmente por Minsa y Maseca.

De acuerdo a las cuentas nacionales, la tasa media de crecimiento del valor de nuestras exportaciones agrícolas, en el periodo de 1990 al 2000 fue de 7.6 por ciento; mientras que la de nuestras importaciones agrícolas fue de 11 por ciento. Esto quiere decir que en el aspecto alimentario cada día dependemos más de exterior, principalmente de EUA.Rosset, doctorado por la Universidad de Michigan, considera que la lucha campesina y popular en la época de la globalización tiene que ser una lucha antimonopolio; que hay que sacar a la agricultura de los acuerdos y juegos comerciales de los países poderosos, puesto que está representa alimentos y estos a su vez representan posibilidad de vida. Si para México, el maíz representa la base de consumo de su población y depende cada vez más de la superpotencia vecina para elaborar su próxima tortilla, entonces México está poniendo en riesgo su soberanía y seguridad nacional.PD1.–Espero que el pueblo cubano comprenda que una cosa es el conjunto de disparates del canciller Castañeda y otra cosa son los sentimientos del pueblo mexicano, que gran daño hace a las personas los engreimientos, los orgullos y las soberbias vanas y perniciosas.

468 ad