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EDITORIAL

Nueva agresión a El Sur

Nuevamente nuestro periódico es víctima de una agresión de quienes se oponen al ejercicio de la libre expresión.

Ya sea por órdenes superiores o por simple corrupción de agentes del Ministerio Público, fue consignada a un juez penal la averiguación TAB/I/1200/2001 en la que se acusa por administración fraudulenta al director general de El Sur, Juan Angulo Osorio.

Se trata de una denuncia que interpuso en noviembre del año pasado el señor César Ortiz Jaramillo, que fue el enviado por los directivos del periódico de circulación nacional La Jornada para tratar de expulsar de El Sur al equipo que lo fundó.

Antes de la consignación de la demanda, en la que se pide al juez séptimo de lo penal, Margarito Avila Serrano, que expida una orden de aprehensión contra Juan Angulo, el Ministerio Público jamás notificó al acusado de la existencia de una denuncia en su contra ni mucho menos lo citó a comparecer para defenderse de los cargos que dolosamente se le imputan.

Eso constituye una irregularidad mayúscula del agente determinador del MP, Rafael Meza Adame, un recién llegado al cargo para el cual fue propuesto por el procurador Jesús Ramírez Guerrero, quien esperamos que sea ajeno a esta decisión que se toma por encima de la Constitución y de las leyes.

Nos preocupa sumamente que una autoridad ministerial del estado pida, precisamente en estos días, que el juez le permita encarcelar al director general de un periódico con una línea plural y crítica ante los abusos y desviaciones del poder.

Faltan apenas dos semanas para la jornada electoral de alcaldes y diputados locales. En estos ya largos meses de precampaña y campaña, nuestro medio confirmó esa línea, poniendo por delante el interés periodístico por encima de cualquier otro.

Nosotros sólo cumplimos nuestro deber de informar, pues no podemos ocultar la realidad que se presenta ante nuestros ojos. Sería faltar a la ética de nuestro oficio, que sólo queremos ejercer con dignidad y ponerlo al servicio de la sociedad.

Nosotros somos periodistas no delincuentes. En el diferendo con los actuales directivos de La Jornada lo único que hemos hecho es defendernos. Los agredidos fuimos nosotros. Nuestros lectores no olvidan que aquellos directivos intentaron evitar la circulación de El Sur por la vía de cancelarnos los servicios de impresión en el momento mismo del cierre de una de nuestras ediciones. Los términos abruptos de la ruptura se explican en gran medida por esa decisión irracional.

Pero ni así El Sur dejó de circular, en una muestra de unidad y de lealtad de todos los trabajadores hacia un noble proyecto periodístico. Esta actitud de quienes hacen el periódico es uno de los activos más valiosos del mismo.

Las acusaciones fabricadas por los directivos de La Jornada contra nuestro director no tienen sustento legal. Exigimos de las autoridades de Guerrero el respeto a las leyes, y que no se hagan cómplices de una poderosa empresa de medios del centro del país que busca desaparecer a El Sur, periódico de muchos guerrerenses.

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