Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Cuauhtémoc Sandoval Ramírez

La insurgencia en Guerrero en el siglo XVIII

Aprovechando el largo fin de semana de los días patrios, cayó en mis manos un interesante libro del joven historiador Jesús Hernández Jiménez que ya en su título nos expresa la complejidad de su contenido. Se llama: Las raíces de la insurgencia en el sur de la Nueva España. La estructura socioeconómica del centro y costas del actual estado de Guerrero durante el siglo XVIII.

Me agradó mucho leerlo ya que en los últimos tiempos ha empezado a florecer un conjunto de jóvenes investigadores que llenan una gran variedad de temas regionales sin cuyo contenido es imposible estructurar una historia global.

En general a nuestros estudiantes se les dice que la revolución mexicana estalló en 1910 y que las fiestas patrias son el 15 y 16 de septiembre. Sin embargo, al estudiante guerrerense poco se les reflexiona sobre el alcance de estos hechos históricos en sus respectivos estados. ¿Qué representaron estas fechas en nuestro estado?, por lo que repito que es importante rescatar las historia regional sin cuyo aporte no se logra diseñar la historia global.

Me llamó la atención el hecho de que durante muchas décadas en varias regiones del estado se desarrolló un potente mercado de algodón y de comercio de cacao, que recordemos, durante una época sirvieron como moneda de cambio. ¿Dónde quedó esa incipiente industria textil que produjo grande cantidades de algodón en las dos costas de Guerrero? ¿Que se hizo de la producción de cacao que incluso era contrabandeada desde el puerto de Guayaquil, Ecuador que se constituyo en los siglos XVII y XVIII en un poderoso puerto vital para la economía de la Nueva España?

Este libro nos ayuda a rastrear el surgimiento de la  poderosa familia de los Galeana: “Su hacienda del Zangón era la más productiva de toda la región de la Costa Grande guerrerense y tal vez se encontraba entre las mejores de la Nueva España”, y su vínculo con otras poderosas familias como los Bravo en la región de Chilpancingo y Tixtla.

El intercambio entre las costas y las cordilleras de Guerrero se volvía más intenso durante los meses de marzo y abril, cuando se levantaba la cosecha de algodón cuyo suceso coincidía con la feria de la Nao de China que se realizaba entre enero y abril. Entonces los comerciantes chilapeños y tixtlecos se dirigían a la costa para hacer negocios con los dueños de las tiendas que acaparaban el algodón de los arrendatarios y pequeñas propietarios  y hacían florecer el comercio regional.

Mucho se ha hablado del papel de Agustín de Iturbide en la crisis que llevó a la independencia de México, que entre otros hechos permitió el cercenamiento de la mitad de nuestro territorio.

Durante una de sus últimas presidencias Iturbide llegó a la conclusión de que la solución a la independencia de la Nueva España pasaba por un acuerdo con la insurgencia mexicana. De tal modo que ideó la tesis de una solución “mexicana”, que involucrará a personajes como los Bravo en la zona central de nuestro estado. Llegó a la conclusión de pactar con fuerzas que no necesariamente coincidían en el rumbo del nuevo México. Algunos historiadores (entre los cuales no me incluyo) sugieren que hubo una intensa correspondencia con la familia de los Bravo que permitió acontecimientos como el abrazo de Acatempan que se celebra el 10 de enero de cada año, aunque algunos sugieren que dicho acontecimiento se desarrolló en el mes de marzo.

Según la normatividad militar ningún criollo podía ascender a mayor o coronel por el hecho de haber nacido en México, asunto que afectaba al patriarca de Agustín de Iturbide que en ese momento era mayor del ejército colonial. Los acontecimientos se desarrollaron con cierta rapidez al constituirse el Ejército Trigarante, el diseño de la primera bandera mexicana y la proclamación de la independencia en septiembre de 1821.

Finalmente quiero llamar la atención de la importancia de apoyar este tipo de investigaciones regionales que ya tienen camino andado, y que en lo personal me llamaron la atención con textos como el de Moisés Ochoa Campos (Guerrero un estado problema), editado por Trillas en 1964 y que me introdujeron en este amplio campo de la investigación regional.

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