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Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

*¿Ríos Piter apadrinado por Los Pinos?

Un torrente de dinero al parecer inagotable y los servicios de una empresa de marketing y publicidad han creado la impresión de la supremacía política de Armando Ríos Piter, impresión estimulada por la circulación de encuestas falsas en internet y replicada en columnas pagadas en algunos medios impresos.
Sin embargo, no hay sustancia ni sustento detrás de la propaganda según la cual Ríos Piter será el candidato del PRD y luego gobernador de Guerrero el próximo año, como si semejante cosa estuviera señalada en las tablas sagradas.
En contraste con esa imagen inflada a punta de golpes publicitarios y el dispendio de recursos, deben subrayarse los vacíos de liderazgo y la gelatinosa consistencia ideológica del senador perredista, por obra de lo cual aspira a ser candidato a gobernador por un partido de izquierda pero finca sus pretensiones en sus relaciones con el PRI y el círculo cercano al presidente Enrique Peña Nieto.
La suspicacia que despiertan esos vínculos lo condujeron a manifestar el domingo pasado, en el costoso acto político y preelectoral disfrazado de “informe” de labores que realizó en el Centro Internacional Acapulco, que no piensa renunciar al PRD. Y hace quince días, en una entrevista periodística, ya había dicho lo mismo: “No me pasaré al PRI nunca”.
Podría no regresar nunca al PRI, partido al que ya perteneció, o al PAN, al que también perteneció, pero lo cierto es que pese a esa declaración de fidelidad al PRD, Ríos Piter mantiene un amorío con el grupo priísta en el poder, que supone le será útil si en su partido de turno no prospera su objetivo de ser candidato, como es muy probable que ocurra.
Con bases endebles que ignoran la correlación de fuerzas en el priísmo y sobreestiman la que él tiene, abriga Ríos Piter la esperanza de ser postulado por el PRI. Si ese hipotético escenario se presentara y los poderosos grupos que controlan al PRI en el estado se doblegaran ante dictados superiores, no necesitaría Ríos Piter “pasarse” al PRI, pues en los hechos sólo exprime el membrete de perredista pero practica un servilismo útil a los intereses del priísmo.
Como es sabido, uno de esos servicios brindados al partido en el poder se produjo el año pasado en el tránsito de la reforma hacendaria por el Senado, donde el voto de Ríos Piter durante la dictaminación de la iniciativa fue determinante para su aprobación, aun contra la posición en contra adoptada por la fracción perredista. De los perredistas que pertenecen a la Comisión de Hacienda del Senado fue el único que avaló disposiciones que los demás consideraron lesivas para la población, como el incremento del IVA a 16 por ciento en las zonas fronterizas. La aprobación de la reforma se consumó gracias al voto de Ríos Piter en esa comisión. Sin duda logró quedar bien con Los Pinos, lo que en febrero de este año motivó el pronunciamiento de Andrés Manuel López Obrador en su contra y el calificativo de “achichincle de Peña Nieto”.
Por esa condición de “achichincle” que Ríos Piter ejerce sin rubor a plena luz, el gobierno de Peña Nieto le permitió meses atrás lucrar políticamente con las inversiones federales en el estado tras el paso de la tormenta tropical Manuel, al grado de incluirlo como orador en el acto oficial en el cual el presidente anunció el Plan Nuevo Guerrero, que prevé un gasto de 67 mil millones de pesos de aquí al 2018.
Sin medir la falsedad y desproporción de sus actos, Ríos Piter ha divulgado a partir de entonces que él consiguió esa gigantesca inversión federal, como puede incluso comprobarse en los desplegados publicados esta semana en este diario, quizás hoy mismo páginas adelante, donde dice “conseguimos 66 mil millones de pesos adicionales para cubrir daños de la tormenta Manuel en Guerrero”. ¿Conseguimos? Con ese mismo cinismo, en la ficha que él mismo hizo incorporar a Wikipedia asegura que cuando fue diputado federal obtuvo para el estado 18 mil millones de pesos.
Con estos antecedentes, es evidente que existen acuerdos subterráneos entre Ríos Piter y allegados a Peña Nieto vía Aurelio Nuño, jefe de la Oficina de la Presidencia y operador presidencial en el Pacto por México. Aunque es incierto el alcance de esos tratos y es improbable que cuenten con el aval de la dirigencia del PRI, también se sabe que las órdenes de Los Pinos son inapelables. Por el momento, la altanería con que se mueve Ríos Piter parece hallar allí su fuerza, y por eso la declaración que hizo el domingo pasado fue en realidad una amenaza: si no soy candidato del PRD me voy al PRI con el apoyo de Los Pinos.
No es nuevo el mecanismo que emplea Ríos Piter para sorprender al PRD y apoderarse de la candidatura. Es el mismo que usó su padrino y patrón político Zeferino Torreblanca, quien en el 2004 se impuso al perredismo de Guerrero gracias al respaldo de algunas figuras nacionales de aquellas fechas, como Rosario Robles, Porfirio Muñoz Ledo y el mismo Cuauhtémoc Cárdenas. Recuérdese cómo esos santones apabullaron a Armando Chavarría, y cómo nadie fue tan feliz con la candidatura y con el gobierno del contador Torreblanca como el PAN, que estaba en el poder, y el PRI, que gracias al zeferinismo ni siquiera tuvo que salir del gobierno estatal “perredista”.
Diez años más tarde de aquel golpe bajo contra la izquierda guerrerense, la historia quiere repetirse con Ríos Piter. Con agravantes y una perspectiva aún más amenazante, pues ningún dirigente puede decirse sorprendido sobre quién es realmente Ríos Piter y de lo que es capaz un político sin escrúpulos que lo mismo trata con un narcotraficante como Rogaciano Alba, entra en arreglos oscuros con un cacique como Rubén Figueroa Alcocer o se alquila para faenas del poder.
Su primer intento de capturar la candidatura del PRD se dio hace cinco años, inmediatamente después del asesinato de Armando Chavarría, y fue ostensible que la ejecución fue ordenada para despejarle el camino a Ríos Piter, hechos que no han sido aclarados ni castigados pero con los cuales el ahora senador se halla vinculado sin duda alguna. Como ya hemos señalado en otra ocasión, si no hubiera otras razones para cuestionar las aspiraciones principescas de Ríos Piter, bastaría con esa sola, si algún jirón de moral y ética queda en el PRD.

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