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Víctor Cardona Galindo

PÁGINAS DE ATOYAC

*Voces de El Ticuí

 

“Pueblo del Ticuí Guerrero /lugar donde yo nací /para ti será la gloria /los recuerdos para mí”, dice una canción de Gonzalo Ramírez Ochoa.
En El Ticuí nacieron las tres voces que dieron identidad musical a la región en los años setentas y ochentas. Aquí vieron la luz Manuel Armenta, Gonzalo Ramírez y Efraín Méndez cuyas voces siguen haciendo palpitar corazones y motivan, cuando menos, una lágrima al recordar los amores de antaño. En El Ticuí también nació y vivió Catarino Hernández Olea fundador de Los Brillantes de Costa Grande, trompetista y director de varios grupos musicales como Alborada.
Los Brillantes de Costa Grande lograron despuntar a nivel nacional. Después de 30 años sus canciones siguen en la memoria del pueblo. Muchas generaciones bailaron y se enamoraron con sus acordes. Como dije, los organizó Catarino Hernández Olea quien dominaba el solfeo y era arreglista. En los primeros momentos esta agrupación surgió con el nombre de Los Tigros, así los bautizó Edwin Pino Bello, conjugando la sílaba Ti de Ticuí y Gro de Guerrero. Otros proponían que se llamaran Los alegres de la cumbia.
Según escribió Sergio Eugenio Zeferino en el libro Agua Desbocada. Antología de escritos atoyaquenses, Edwin Pino ganó el concurso y por ello se llevó 100 pesos, en un evento que se realizó alrededor del chacuaco emblema de la época de progreso que se vivió en esta localidad, antes rodeada de plantíos de algodón, después de palmeras de coco y ahora de árboles de mangos que en esta temporada lucen sus pomas verdes, amarillas, moradas y rojas.
Los primeros integrantes y fundadores de Los Brillantes de Costa Grande fueron Catarino Hernández Olea, primera trompeta y director musical; Gilberto Hernández Olea, segunda trompeta; Manuel Armenta Sánchez, la voz en las baladas; Juan José Armenta Sánchez, baterista; Margarito Gómez Soriano, guitarra; Miguel Chávez Ávila, segunda voz y bajista; Gregorio Benítez Godoy, teclados; Abel Olea Barrientos, güiro; Javier Soberanis Méndez, Fernando Radilla Méndez, Manuel Mesino y Alfredo Armenta Galeana.
Los Tigros se presentaban en bailes populares, bodas y 15 años de la región. Después de varias presentaciones conocieron al representante de la empresa musical Trébol, el centroamericano Antonio Arrollaber, quien les hizo su primera grabación de canciones como Me raspa tu barba, Sucedió en la Quebrada, Tres horas y La picarilla, de las cuales ninguna trascendió.
Con Delfino Villegas del Arenal de Álvarez, hicieron una segunda grabación en la empresa musical GVC, esta vez tuvieron mucho éxito las canciones Mi amigo, Una decepción, Ambiciosa y Mi periquito. Fue don Delfino quien les sugirió que cambiaran de nombre por otro de más impacto y así surgen Los Brillantes de la Costa Grande.
“Nos llamamos los brillantes /y no es para presumir /si no para llevar a todos /nuestra forma de servir”, dirían en una guapachosa cumbia.
Luego volvieron a grabar esta vez con la empresa musical Yurico, donde hacían sus discos cantantes como Chayito Valdez, Los Sonorítmicos y Régulo Alcocer. Aquí lanzan al mercado canciones como Mi amigo, Sonia, Regalo equivocado y Ambiciosa. De este álbum fueron un gran éxito las canciones Mi Amigo y Regalo equivocado, esta última había sido grabada por otras agrupaciones, pero Los Brillantes con el estilo y arreglo musical de Catarino Hernández la hicieron más popular, escuchándose en las estaciones de radio de la capital de la República y de otros estados del país.
Otoniel Valdés, director de la empresa Yurico, les promocionó una gira artística por la República mexicana. Visitaron los estados de Colima, Michoacán, Distrito Federal, Estado de México, Hidalgo, Guanajuato, Oaxaca, Zacatecas, Jalisco, Morelos y casi todo el estado de Guerrero.
En la gira su música logró gran aceptación y fueron tratados como lo que eran, verdaderos artistas. Se tomaban fotos con el público, usaban uniformes vistosos y viajaban en lujosos autobuses. Gracias a esa popularidad hicieron otra grabación donde se incluyeron éxitos como Ave mensajera, Veredita, El fruto de tu pecado, Como dicen, También mis ojos lloran, cumbias como La ticuiseña, Te acabaste cocada, canciones de compositores de la región como Zenón Galeana, Wilfrido Fierro Armenta y Francisco Pino.
En el año 1983 realizaron la última grabación donde se incluyeron melodías como Sobre mi cruz y Con una lágrima en la garganta. Luego se disolvió la agrupación al separarse el director musical Catarino Hernández Olea, quien se fue a formar el grupo Alborada, al que le imprimió su estilo, pero no tuvo el impacto de Los Brillantes y siguió su trabajo con otras agrupaciones sin embargo ya nada fue igual. El cantante Manuel Armenta llevó a varios grupos las canciones exitosas de Los Brillantes, pero tampoco logró llegar al nivel anterior. También intentó grabar como solista.
“Veía a Manuel Armenta sonreírse inspirado en su canto luciendo su dentadura de oro cantando Corazón coranzoncito y Regalo equivocado… Manuel tuvo una voz prodigiosa y cantó con pasión y sentimiento, lo que hizo caracterizar a Los Brillantes de Costa Grande de un estilo propio e inigualable pero se logró gracias al gran acople que hubo entre los trompetistas don Cata y su hermano, quienes hacían los arreglos y le ponían el calor a la música del grupo con su acento original que hizo vibrar a muchos corazones enamorados”.
Finalmente los pilares de Los Brillantes de la Costa Grande, partieron de este mundo dejando de recuerdo sus canciones que todavía se escuchan en algunos hogares y se pueden encontrar también en internet. Catarino Hernández falleció el 13 de mayo de 1997 y el vocalista Manuel Armenta el 12 de junio de 2006, asentó el ya conocido cronista de los grupos musicales de la región, Sergio Eugenio Zeferino.
El cantante, director y arreglista Gonzalo Ramírez Ochoa nació en El Ticuí el 10 de marzo de 1948 su primera infancia la vivió en la comunidad serrana de El Cacao. Como a los 8 años lo trajeron a vivir a la cabecera municipal de Atoyac. Tenía poco que había comenzado a tocar el violín, arte que aprendió de su medio hermano Simón Rebolledo Ochoa con quien asistía a tocar en los velorios y acompañaban con vinuetes a los angelitos cuando estaban tendidos o los llevaban a sepultar.
A su regreso a su pueblo natal El Ticuí, en un velorio tocó el violín apoyándose en una silla porque le costaba trabajo sostener el instrumento y causó admiración entre los asistentes de verlo tan pequeño tocando con tanta habilidad. Una señora se le acercó y le dio una cachetada. En ese momento lloró pero con el tiempo comprendió que se la dio de cariño.
Todavía siendo un niño emigró a la ciudad de Acapulco donde junto a Isidro un compañero de su misma edad cantaba en los camiones. Luego se fue con su familia a vivir a Tenexpa un pueblo de Tecpan. “Tenexpa pueblo querido /tampoco te olvidaré /te recuerdo con el alma /y a mi juventud también”, trovaría más tarde.
Fue en Tenexpa  donde inició su carrera musical como guitarrista del grupo Clave de Oro, luego se integró a Los Armónicos de Guerrero, más tarde participaría con El Grupo Caribe también como guitarrista cuando apenas tenía 17 años.
En junio de 1970 salió El grupo Caribe a grabar un disco, el primer volumen que darían a conocer. En ese tiempo pagaron 5 millones de pesos por la maquila. Gonzalo Ramírez únicamente era el guitarrista, pero como los vocalistas se mojaron en el camino y estaban afónicos, entonces él entró como suplente. Con El Grupo Caribe cantó y grabó canciones exitosas como Tu despedida y Hazla regresar.
Posteriormente trabajó como director artístico con Yurico, Arpón, discos Rocío entre otras marcas disqueras. Luego fue cantante, director y representante del grupo Condesa tropical, donde fue un éxito la pieza Mi venganza que le daba título al  primer disco. El Condesa tropical logró contratos en diversas entidades de Estados Unidos y en toda la República mexicana.
Más tarde con el grupo Acuarela Gonzalo Ramírez grabó en Discos Arpón la melodía Sueño fantástico que sonó mucho en la radio en los años ochenta. Fue alumno del maestro Macario Luviano que le enseñó a eliminar algunos vicios al tocar la guitarra. A Gonzalo Ramírez le gusta “hacer música popular y sencilla” así define él su trabajo al pasar los años.
El 2 de enero de 1948 nació en El Ticuí, Guerrero, Efraín Méndez Blanco quien heredó el talento de tocar magistralmente la guitarra de su padre Miguel Méndez Navarrete. Siendo niño Efraín ganó varios regaños, porque cuando tenía 9 años lo mandaban por un encargo y en el camino encontraba a alguien tocando la guitarra se quedaba a observar sin importar que lo reprimieran por la demora. Con guitarras prestadas aprendió todas las posturas para tocar. Mucho lo orientó don Atanasio Radilla quien lo acompañaba a cantar en todos los programas literarios musicales de la primaria. El director de la escuela y a veces su maestro Raúl Vázquez Miranda le pedían a don Atanasio que lo acompañara en su participación. Luego don Nacho lo citaba para ensayar. A veces también lo acompañaba don Silvestre Radilla. El niño Efraín Méndez cantaba en todas las oportunidades que tenía.
Cuando llegó a estudiar a la Normal Rural de Ayotzinapa no se despegaba de los ensayos de los tríos y duetos que tenían los alumnos de grados superiores.  Y cuando la escuela organizó un concurso y se anotó como solista, con el acompañamiento de un dueto de cuerdas cantó Alejandra canción que hiciera popular Pedro Infante. “Eres tu, reina de mi amor /como un sueño azul /que a mi alma llegó… Te adoré desde que te vi /mi alma te entregué /y por ti soy feliz”,  se escuchó en la explanada de la Normal. La voz de Efraín Méndez conquistó y obtuvo el primer lugar.
Luego formó un trío que tocaba canciones de Leo Dan, Palito Ortega y Roberto Carlos, con el que amenizaban los sábados un programa de la estación XEPI de Tixtla propiedad de la familia Peirón. La participación era en vivo, como pago les daban únicamente la comida, los refrescos y para las cuerdas. Los grababan y les daban los carretitos para que los escucharan después.
Con su trío representaban a la escuela en los eventos que se organizaban en Chilpancingo y en otras partes del estado. Cuando Efraín Méndez se gradúo como maestro lo enviaron a la comunidad Tlalixtaquilla en La Montaña donde únicamente echaba “palomazos” con grupos que venían de Puebla.
Pero cuando se cambió a la comunidad de Tlayolapa en Tierra Colorada, entonces entró en contacto con otros músicos de su tierra y formaron los Sheak’s que hicieron época en Atoyac y son parte del recuerdo de los años setentas. Ahí inició su carrera musical. Con los Sheak’s comenzó en 1970 y anduvo con ellos hasta 1974. Con ese grupo conocido popularmente como Los Chey’s destacó su melodía Te llevo en mi mente, de un álbum que también se escuchó bastante: Eres mi vida de Enrique Hernández Meza. Con los Chey’s grabó cuatro canciones: Esperándote, Nuestra dicha, Rubí y Te llevo en mi mente.
En 1975 pasaría a integrarse con El grupo Caribe del que formó parte hasta 1985. Con esa agrupación destacarían sus canciones Como una niña, Rosy, Amor prohibido y La Virgen de mi altar. Al Caribe llegó pidiendo únicamente que le grabaran sus composiciones, pero terminó como animador y cantante.
A su salida de El grupo Caribe formó Efraín Méndez y su grupo que duró de 1986 a 1990. En Discos Rex le dijeron que no le podían grabar porque tenía contrato con Discos Gas empresa que le grababa a El Grupo Caribe, entonces tuvo que cambiar su nombre a Dino Gastón y su grupo. Dino por el cineasta Dino De Laurentis y Gastón por Gastón Santos cuyas películas admiró de niño.
Pero al cambiarse de compañía en Discos Musart le devolvieron su nombre y pudo grabar como Efraín Méndez y su grupo. Después de la disolución de la agrupación él formó se tomó un receso de cuatro años y desde 1993 se mantiene con el grupo Los Frays que integró con sus hijos: Efraín y Edén Méndez Ramírez y su nieto Ransel Méndez Mendiola. Cuando se formó, su hijo Edén, que toca los teclados, tenía 11 años. Uno de los éxitos que ha tenido como Los Frays es la melodía El mar es mi rival que compuso para que la cantara su hijo Efraín Méndez Ramírez y últimamente dieron a conocer Septiembre negro que habla de la tragedia que provocó la tormenta Manuel y los muertos de La Pintada.
Efraín Méndez Blanco también le ha compuesto versos a su pueblo: “Atoyac querido /a un ladito de El Ticuí /un pueblo bonito /lugar donde yo nací”.

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