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Voto libre, sin dádivas ni presiones, exhorta la Arquidiócesis de Acapulco

* Dejar de votar es una falta grave de responsabilidad y constituye una falta moral, considera el texto La democracia no se puede dar sin ti * Valorar no sólo los programas de los partidos, sino la calidad moral de cada candidato, recomienda * Impartirá a los feligreses de todas las parroquias el taller Criterios ante las próximas elecciones 6 de octubre de 2002

Ossiel Pacheco * La Arquidiócesis de Acapulco señala: “El voto es libre y no puede inducirse a cambio de dádivas o de ofrecimientos de beneficios posteriores. No se compra ni se vende, tampoco puede ser corporativo, es decir, no puede ser comprometido en bloque por líderes o sindicatos, menos aún puede ser obtenido con presiones”.

Así dice el documento pastoral La democracia no se puede dar sin ti, que va a ser distribuido en las parroquias de la arquidiócesis, como parte del taller Criterios ante las próximas elecciones 6 de octubre de 2002, que será impartido a los feligreses durante las campañas políticas de los candidatos a presidentes municipales y diputados locales.

El documento está firmado por los arzobispos Felipe Aguirre Franco, y el emérito Rafael Bello Ruiz, así como por los párrocos Pedro Rumbo Alejandri, vicario de Pastoral; Angel Cuevas Gutiérrez, coordinador de Pastoral Social; y Jesús Mendoza Zaragoza, coordinador del Consejo Presbiterial, y por el coordinador del Consejo Diocesano de Laicos, Eduardo Sotelo.

En el mismo dicen a los católicos que para votar responsablemente es necesario conocer y valorar no sólo los programas o plataformas políticas de los partidos, sino la calidad moral de cada candidato: sus antecedentes, su capacidad profesional, sus compromisos con los grandes ideales del estado o del municipio, su experiencia, su honestidad y la rectitud de su vida personal y familiar. 

Importancia del voto 

La Iglesia local sustenta que en un país que aspira a vivir en la democracia, los ciudadanos disponen del voto para participar e influir en la conducción de los asuntos públicos. Es también un medio para que los ciudadanos manifiesten su aprobación o desaprobación a sus gobernantes, a los partidos políticos que los respaldan y a los programas que dichos partidos ofrecen.

Exhortan a ejercer el voto con responsabilidad y cuidado, pues cada ciudadano es libre de votar conforme a lo que le dicte su conciencia, no puede ser por presiones o por prácticas intimidatorias o coercitivas, como amenazas o represalias.

Todo aquello que constituya una forma fraudulenta de obtener el voto, es deshonesto, censurable y constituye una falta moral grave, porque “se manipula a la persona, hiriendo su dignidad, tanto más cuando se especula con la pobreza e ignorancia de las personas. Esta práctica además está sujeta a sanciones penales por parte de las autoridades correspondientes”.

Recomiendan a los feligreses ver qué proponen los candidatos, si reconocen o no el deber moral de garantizar el derecho inalienable a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural; si van a brindar apoyo a la calidad de la enseñanza, y si garantizan el derecho de los padres a escoger el modelo de educación que desean para sus hijos.

También ver sí el candidato aplicará políticas que favorezcan la libre iniciativa social, oportunidades de trabajo para todos, y la moralidad en la vida económica, como una especial atención a los menos favorecidos por la sociedad: pobres, inmigrantes, ancianos, enfermos.

Los partidos políticos 

La jerarquía eclesiástica considera que los partidos políticos tienen la finalidad de crear un proyecto para el estado o municipio, proporcionar a la ciudadanía una formación cívico-política para el logro del bien común, y en último término alcanzar el poder y traducir en acciones de gobierno las demandas y propuestas de todos los ciudadanos.

Establecen que la fuerza de un partido está en su capacidad de convocatoria, de dar expresión política al sentir de los ciudadanos, respondiendo a sus necesidades, asegurar la participación de sus afiliados en la toma de las decisiones sobre asuntos públicos, y de esta manera participar en la conducción del cambio social.

Fijan que una democracia moderna no puede darse sin un régimen de partidos que permita a los ciudadanos hacer sus opciones políticas, y elegir entre distintas alternativas de solución a los grandes problemas de la comunidad. 

Campañas políticas 

La Iglesia recomienda a sus feligreses no solamente conocer la imagen del candidato que presentan los medios, ni dejarse llevar simplemente por las frases o anuncios llamativos en radio o en televisión, sino también conocer sus ideas, propuestas, y valorar su capacidad profesional, su experiencia, honestidad y compromiso de cara a su pueblo.

Llaman a los ciudadanos a no votar por los candidatos que sostengan políticas contrarias a los principios de la ética y la moral, y a los abanderados de los partidos políticos a realizar campañas con apego a la ley, con civilidad, tolerancia y respeto entre los contendientes.

Abundan al respecto: “Las campañas no deben dar lugar a que los candidatos se vuelvan enemigos irreconciliables, pues ellos deben ser conscientes de que su única aspiración ha de ser buscar el bien de la nación. La preferencia por un partido o candidato, no debe ser ocasión de divisiones y rencores entre las familias”.

Instan a los medios de comunicación, –que tienen la enorme responsabilidad de influir en la opinión pública– a informar de manera veraz y objetiva sobre los actos de campaña de los candidatos. Y establecen que es inmoral y deshonesto el que los dueños o directivos de los medios, comunicadores y líderes de opinión, manipulen la información para favorecer y privilegiar a un candidato en particular o a un partido.

Establecen que el buen éxito de las elecciones dependerá de la participación y colaboración responsable de todos, de la conciencia cívica de los ciudadanos, del apego a la ley, y del orden que se guarde el día de la votación, evitando cualquier acto de violencia que empañe esta jornada cívica.

“La paz es un bien superior, que debemos preservar a toda costa, ya que es condición indispensable para la convivencia armónica y el progreso de un pueblo”, agregan.

Responsabilidad en la actual coyuntura electoral

Sustentan el documento en el deseo que como pastores tienen en contribuir a que nuestro pueblo de Guerrero viva cada vez más los grandes valores de la paz, la reconciliación, el perdón, la tolerancia, la democracia, la unidad, el diálogo abierto, y en la participación solidaria en la concepción del bien común.

Exponen que el Consejo Estatal Electoral (CEE) tiene la tarea de vigilar que el proceso electoral sea limpio y transparente, así como también calificar las elecciones, hacer que se respete la voluntad popular y dirimir las controversias electorales en estricto apego al principio de legalidad.

“Este órgano electoral tiene la finalidad de generar y asegurar la suficiente certeza y credibilidad en el resultado de las elecciones, sea cual sea el partido o el candidato que resulte ganador”, manifiestan.

Reconocen que aún cuando el pueblo de México ha optado decididamente por la democracia, aún hay fallas que se tienen que superar para llegar a una madurez política y a una democracia plena, una de ellas es el abstencionismo que lamentablemente se sigue dando, ya sea por una apatía natural o por la desconfianza de que el voto no sea respetado.

Y consideran que dejar de votar es una falta grave de responsabilidad y constituye una falta moral. 

Los valores de la democracia 

Fijan que la Iglesia como institución no hace suyo ningún sistema político, sin embargo, ha manifestado su preferencia por la democracia en cuanto a que ésta asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar mediante sus representantes, a sus propios gobernantes.

Se deslindan de los partidos políticos: “La Iglesia no se identifica con ningún partido político, y ningún partido político podría pretender representar a la Iglesia, pues ofrece a los fieles católicos principios y criterios que dimanan del Evangelio para que ellos con plena libertad decidan sus opciones políticas”.

Asumen como misión de la Iglesia el ser signo de unidad y reconciliación en medio de tensiones políticas.

Exhortan a los colegios y a las universidades a que se empeñen más para fomentar los valores necesarios para una convivencia social justa y armónica, educando a las nuevas generaciones en la cultura de la democracia participativa.

A los dirigentes políticos les piden tener presente que su actividad es un servicio indispensable para la vida democrática del estado de Guerrero y la construcción del bien común.

“Su dedicación al servicio generoso y desinteresado de la sociedad, especialmente de los más desprotegidos, es una tarea muy noble y meritoria. Les invitamos por ello a comprometerse en la vida pública como auténticos constructores de la civilización del amor”, sugieren.

A los medios de comunicación social, los conminan a realizar su servicio informativo de una manera profesional y apegada a la ética, informando de una manera objetiva, honesta, equitativa y eficaz, cuidando no convertirse en propaganda manipuladora que busque favorecer sólo intereses de grupo a costa de los intereses superiores del pueblo de Guerrero.

Finalmente convocan a los ciudadanos con derecho a votar, a que el próximo 6 de octubre acudan a las urnas, sabiendo que de esta manera están contribuyendo al bien de todos y cada uno de los guerrerenses, actuando con libertad y siguiendo únicamente lo que les dicte su conciencia en la elección de los candidatos que consideren los más idóneos para servir al estado.

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