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Jesús Vargas Vargas

Marxismo: democracia o subversión

 Hace unas semanas integrantes del Frente Popular Revolucionario colocaron en las paredes de la puerta tres de Casa Guerrero una foto de Stalin al lado de otras de Marx y Engels, luego leí declaraciones de su dirigente en el sentido de que las transformaciones sociales deben lograrse profundizando la irreconciliabilidad de las clases (burguesía contra proletariado), por esos mismos días los dirigentes del Movimiento Social de Izquierda sustituyeron la palabra democracia por la de izquierda al nombre de su organización y un asistente a una conferencia magistral del maestro José Woldemberg en Acapulco planteó que la democracia en la sociedad burguesa es un juego para mantener sometida a la sociedad y en esos días también se conoció sobre la aparición de la Nueva Brigada de Ajusticiamiento y del Comando Justiciero 28 de Junio.

Estas posturas ideológicas creen sustentarse teóricamente en el marxismo, sin embargo, seguramente sin saberlo, lo contradicen debido a que hemos tenido una enseñanza muy dogmática de esta doctrina y ciencia que mejor ha descifrado el funcionamiento de la sociedad capitalista, esto porque paradójicamente no lo ubicamos en su naturaleza dialéctica, como resultado de las observaciones de un sujeto histórico determinado de mediados del siglo XIX (Carlos Marx y Federico Engels) a una realidad económica, política y social histórica determinada de mediados del siglo XIX.

El marxismo dogmático cree correctas para los tiempos actuales la vía de la violencia y del choque frontal entre la burguesía y el proletariado que propusieron Marx y Engels para mediados del siglo. En esos tiempos el análisis arrojaba que la lucha de clases entre la clase burguesa alemana en ascenso y los debilitados poderes monárquicos feudales debía llevarse hasta hacer entrar a la primera en confrontación con el naciente proletariado, el cual a través de la subversión, la violencia y las armas podría conquistar el poder político para instaurar una dictadura en aras de la emancipación del proletariado mundial y el socialismo.

La primera propuesta que hicieron Marx y Engels para superar del orden capitalista fue presentada en el Manifiesto del Partido Comunista en 1848, en la que no vislumbraron la vía de la democracia porque no existían los grandes partidos políticos de masas, ni los sindicatos, las grandes ciudades en Europa eran escasas por lo que el radio de acción del estado era geográficamente muy reducido, el cual tampoco estaba muy desarrollado, no se fomentaban los procesos electorales ni la participación política de la sociedad y las fuerzas militares contaban con armamento simple por lo que  proponer la vía armada clase contra clase era coherente.

Luego, después de 1863, año en que Marx publica su obra maestra El Capital, surgió en Europa otra propuesta marxista sustentada en el inevitable derrumbe del sistema capitalista a consecuencia del descubrimiento de Marx  de que la tasa de ganancia del capital tiende a disminuir, a partir de lo cual se planteaba esperar un breve tiempo para que la economía entre en crisis y entonces saber que hay condiciones objetivas para la revolución; esta propuesta también dio la espalda a la democracia como mecanismo para superar la sociedad capitalista.

A nuestro juicio estas propuestas pseudomarxistas han adquirido un carácter reaccionario porque ha inhibido el desarrollo político no solo del movimiento de izquierda sino de todas las fuerzas democráticas coadyuvado con ello a que los partidos y regímenes antidemocráticos se mantengan en el poder.

A pesar de estas posiciones es importante destacar que los fundadores del marxismo no sólo propusieron la subversión para trastocar y superar el orden capitalista, al final de sus vidas y observando los cambios en la sociedad y el capitalismo Marx y Engels alcanzaron a plantear la vía del  sufragio para transformar la sociedad burguesa.

Engels, de quien nadie puede señalar como desleal a Marx, en el año de su muerte, 1895, aceptaba que las tácticas que habían propuesto Marx y él en 1848  eran erróneas “La historia nos dio también a nosotros un mentís y reveló como una ilusión nuestro punto de vista  de entonces (la propuesta del Manifiesto en 1848) y fue todavía más allá: no sólo destruyó el error en que nos encontrábamos, sino que además transformó de arriba abajo las condiciones en que tiene que luchar el proletariado. El método de lucha de 1848 está hoy anticuado en todos los aspectos, y es éste punto que merece ser investigado ahora más detenidamente” (Introducción de Engels en 1895 a Las Luchas de Clases en Francia de 1848 a 1850, escrito por Marx en 1850)

En ese documento Engels explica cómo los cambios en la sociedad respecto a 1848 hicieron caduca la táctica de la vía de las armas para lograr el avance del movimiento socialista en pos del poder político, concluyendo en el que la presencia de grandes masas organizadas hacía inevitable conducir el movimiento socialista a través de los partidos políticos socialistas, por ende, a través de la democracia y el sufragio.

Engels valoró el sufragio como nueva arma al sostener que “con este eficaz empleo del sufragio universal entraba en acción un método de lucha del proletariado totalmente nuevo, método de lucha que se siguió desarrollando rápidamente”, proponía ganar las instituciones, en ese sentido decía que “las instituciones estatales en las que se organiza la dominación de la burguesía ofrecen nuevas posibilidades a la clase obrera para luchar contra estas mismas instituciones”.

La táctica de 1848 de utilizar la lucha armada y la subversión era para Engels menos viable así reconoció que “la ironía de la historia universal lo pone todo patas arriba. Nosotros, los “revolucionarios”, los “elementos subversivos”, prosperamos mucho más con los medios legales que con los medios ilegales y la subversión “(las cursivas son nuestras) “cada vez más difícilmente las masas simpatizan con la insurrección, las que probablemente ya nunca se agruparán de manera exclusiva en torno al proletariado”.

Engels preveía en 1895 que el camino para superar las injusticias del sistema capitalista e instaurar una sociedad más libre y justa debía ser el sufragio, los partidos y la democracia, mientras que Stalin en nombre del marxismo lo proscribió e impuso una fuerte dictadura a la sociedad rusa.

En Guerrero está muy arraigada esta concepción dogmática del marxismo la cual además de retardar el desarrollo político, aleja a la gente hoy de las vías de la democracia, la política y el sufragio, orillándola a que se encamine por un comportamiento coyuntural radical, irracional, emocional, inmediatista, fundamentalista de socialismo o nada y fatalista de victoria o muerte, cuando en realidad lo que se requiere es que el enfrentamiento entre quienes quieren el sometimiento de la sociedad y los que buscamos su liberación se dé en el campo de las ideas, de las propuestas, de las concepciones, de las visiones, para que éstas puedan ser valoradas por toda la sociedad y sean ellas, vía la voluntad expresada en las urnas, las que lleven al poder público y conduzcan el gobierno.

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