Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Sumergen a la Virgen de los Mares; quedó cerca del islote La Yerbabuena

* Suspende SCT sin explicación la extracción de la figura original * Cientos de católicos, en unas 25 lanchas, presenciaron el acto

Ossiel Pacheco * A las 13:50 horas de ayer finalizaron las maniobras que buzos efectuaron para hundir la réplica de bronce de la Virgen de los Mares, recién bendecida por el papa Juan Pablo II, cerca del islote de La Yerbabuena, en las proximidades de La Roqueta, ante cientos de católicos, jerarcas de la Iglesia y autoridades estatales.

Con ello, terminó el periplo que durante 15 días hiciera la efigie mariana desde la Basílica de Guadalupe, de donde partió el pasado 3 de agosto para ser hundida en un simbólico acto religioso, tras recorrer poblados del estado y llegar al puerto de Acapulco.

En punto de las 13 horas, proveniente del Centro de Convenciones, y tras recorrer la Costera, llegó la Virgen de los Mares a Caleta, donde una multitud –entre turistas, curiosos y feligreses católicos– presenciaron el embarque para llegar a su nuevo nicho, cerca del rocoso islote de La Yerbabuena.

La efigie fue subida con cadenas a la embarcación Nautilius, al mando del buzo Beto Fares y de Mario Treviño, miembros del Comité Pro Restauración de la imagen.

Hubo cantos y alabanzas de los católicos. Un lanchero agitaba la bandera nacional mientras otro joven desde su cayuco hacía sonar la concha de un caracol de mar.

En ese momento, las lanchas con fondos de cristal ofrecidas de manera gratuita para resguardar la imagen mariana ya partían desde el muelle del parque acuático Mágico Mundo Marino.

Tras la embarcación que llevaba a la imagen partieron 14 nadadores, que siguieron a la caravana de unas 25 lanchas, llenas de fervientes católicos que presenciaron el momento en que la réplica de bronce de la Virgen de los Mares era sumergida. Las maniobras en todo momento estuvieron vigiladas por patrullas de la SCT.

Gritos con vivas a la Virgen de Guadalupe y al papa Juan Pablo II se escuchaban desde las lanchas de fondo de cristal, mientras otros entonaban cantos guadalupanos. De pronto se escuchaba estallar un cohete en el aire, que eran lanzados desde una embarcación.

Media hora después, la lancha que trasladaba a la Virgen llegaba al punto donde habría de ser sumergida. Ya esperaban en el yate La Doña, propiedad del notario público Jorge Ochoa, para presenciar las maniobras, el nuncio apostólico Giuseppe Bertello, quien era acompañado por el arzobispo Felipe Aguirre Franco, y la titular de Fomento Turístico del gobierno del estado, Guadalupe Gómez Maganda.

La lujosa embarcación, además de los jerarcas de la Iglesia, era tripulada por la publirelacionista Lucy Guillén, la encargada de las Relaciones Públicas de la Sefotur, Cristina Chávez, y la cantante porteña Olivia Montenegro, entre otras personas.

Desde otra moderna embarcación, la Paraíso de Acapulco, atestiguaban el hecho el candidato a alcalde por Convergencia por la Democracia (CD), Luis Walton Aburto, acompañado por el arzobispo emérito Rafael Bello Ruiz y los párrocos Juan Carlos Flores Rivas, coordinador del comité pro restauración de la Virgen, y Silvino Moreno.

En otras lanchas iban el subsecretario de Gobierno para Asuntos Religiosos, Javier Bataz Benítez, quien acompañó al embajador de El Vaticano en México desde el espectáculo que en honor a la Virgen marina dieron por la mañana los clavadistas de La Quebrada, así como el escultor Alberto Chessal y los integrantes del comité pro restauración de la Virgen.

Una docena de buzos, apoyados por los nadadores, llevaron a cabo las maniobras de sumersión de la Virgen, tarea que les tomó 20 minutos, pues poco antes de las 14 horas el buzo Beto Fares, quien coordinó la operación, emergió del mar para dar la noticia que la estatua ya estaba en lo que será su nuevo nicho.

Esto fue motivo para que los feligreses estallaran en aplausos. Mientras, los mismos lancheros arrojaron rosas al mar.

El secretario del Comité Pro Restauración, Héctor Armelia, dijo que la Virgen, a diferencia de la antigua imagen, sumergida cerca del lugar tras ser restaurada, fue colocada de tal manera que los turistas que se trasladen hasta ese punto la aprecien a plenitud.

Una vez concluida la sumersión, sorpresivamente desde de las patrullas de la SCT mediante altavoz se informó que la operación para extraer la antigua efigie, para colocarla en un nuevo nicho, pero sobre el rocoso islote, quedaba suspendida. Y así, después de las 14 horas, comenzó el regreso de las embarcaciones al muelle en Caleta.

Por su parte, el artesano Vicente Guerrero, originario de la Tierra Caliente, quien fundió el bronce de la réplica de la Virgen de los Mares en la ciudad de México, dijo que se trabajó de acuerdo al modelo que hizo el escultor Alberto Chessal. “Nosotros sacamos los moldes, sobre esos hicimos la cera. La fundición se llama pulición a la cera perdida, porque hacemos la cera y la quemamos”, explicó.

Informó que la efigie pesa unos 400 kilos, en tanto que la concha pesa una tonelada 200 kilos, preparada para resistir a los embates del mar durante unos 50 años, pues se elaboró con un espesor especial para que resista más tiempo.

Informó que en la elaboración de la efigie laboraron con él sus hijos Vicente, Carlos, Erasmo, Héctor y Enrique Rivero, y otras dos personas que trabajan en el taller que tiene en la ciudad de México, aunque dijo ser originario de Villa Madero, municipio de Tlalchapa, en la Tierra Caliente.

468 ad