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Tibio sube y baja de priístas en campaña, en el mercado de la lopezrosista La Laja

Aurelio Peláez * –¿Y este es para los que no alcancen? –pregunta al del local de la carnicería del mercado de La Laja Irma Ferrusca, la ex subdirectora de la Facultad de Comercio, sumada a la campaña del candidato del PRI a la alcaldía porteña, Ernesto Rodríguez Escalona, y, se dice, integrada a la planilla de regidores.

–Este hueso va a alcanzar para todos –remacha Carlos de la Peña Pintos, mirando de reojo la ya destazada pierna de vaca. Trasciende que De la Peña va de suplente de Ernesto en la misma planilla. Ambos, Ferrusca y De la Peña, quedan atrás del candidato priísta, quien camina entre los reducidos pasillos de ese mercado durante un recorrido proselitista ayer por la mañana.

La agenda del candidato del PRI comienza temprano. Almuerzo en unas mesas colocadas en los pasillos, dentro del mercado. Barbacoa y refrescos, cortesía de un sector de locatarios, los priístas, que representa Pablo González González. Con él está el candidato a diputado local por el distrito 17, Raúl Ramírez Gallardo. Luego, bolillos de relleno. A medio almuerzo se incorpora al grupo Ricardo Juárez, don Richard, como le dicen sus vecinos. Es el padre del gobernador René Juárez Cisneros. De sombrero de ala ancha y bigote recortado. Camisa floreada y de manga larga, semiabierta en el pecho, donde sobresale un par de cadenas de oro y colgando, un crucifijo de unos ocho centímetros, también de oro. Durante el almuerzo, la comitiva de unos diez y los locatarios invaden parte de una fondita. Su propietaria mira con recelo. En los cristales de la cocina hay calcomanías del candidato del PRD por el distrito 17, Marco Antonio López García.

Aquí la mitad del mercado trae pleito casado con López García porque, dicen, bloqueó un acuerdo para instalar un tianguis dentro de la plazoleta del mismo mercado, y aún, promovió una demanda penal contra el líder priísta Pablo González. López García, hermano del candidato del PRD, Alberto López Rosas, hijos ambos del fundador de la Laja, Alfredo López Cisneros, tienen también en este mercado, por las calcomanías que se ven, una plaza fuerte. Y las miradas de recelo, algunas hostiles, de sus simpatizantes, alcanzan también a los reporteros que acompañan al candidato del PRI.

–¡Que viva el PRI, que viva Ernesto! –se oye después de unos diez minutos de sube y baja por escaleras angostas. Es una caminata sin el acompañamiento del chile frito, la banda de música que antecede tradicionalmente estos recorridos. Por ahí también la comitiva encuentra al ex regidor priísta José Guadalupe García Carbajal, comiendo tacos. Apurado, deja el plato y se incorpora al recorrido. Un pedazo de tortilla sobre comisura de los labios lo acompañará todo ese tiempo.

–¡Ernesto, Ernesto, la niña te quiere saludar! –grita la altísima Irma Ferrusca al candidato del PRI. La niña, de ocho años, se distraía en uno de los puestos con pequeños juguetes.

–¿Quién es? –preguntaba antes la infanta.

–Es Ernesto –le contesta la profesora universitaria –¿Lo quieres saludar? –pregunta agachándose. La menor, presta, guarda los juguetes en una pequeña bolsa y se para. Mira a su mamá. “Anda, apúrale, que ya se va”, le dice. La niña acompañada por Ferrusca camina entonces hacia el candidato priísta.

–¡Si la niña no vota, hasta que crezca! –grita otra locataria que se da cuenta del hecho. No obstante, la persuasión de los spots televisivos también llega a los niños, usuarios como el que más de ese medio. Al final del recorrido, la niña llega otra vez hasta Ernesto Rodríguez, acompañada de otras cuatro de sus amigas. Lo saludan y le sueltan, mirando al par de camarógrafos de la comitiva: “Queremos salir en tele”, y posan abrazando al candidato por el que no van a poder votar.

En el paso el de la carnicería le dice que hace falta un nuevo rastro, y una viejita se lamenta que a pesar de su cansancio tiene que trabajar diariamente. “Tuve seis hijos y ninguno me dio satisfacciones”.

Por los pasillos aún se ven posters que aluden a la pasada precampaña priísta, los de Miguel Mayrén, nativo de La Laja. Ahora se dice que es la plaza fuerte de López Rosas, con todo y que el gobernador haya crecido aquí, y por lo menos si tiene ascendencia política, ésta no se vuelca a favor del candidato del PRI, que por lo que se ve, por estos lares está empezando desde cero.

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