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Londres se queja, a 100 días del inicio de los Juegos Olímpicos

DPA

Londres

A 100 días de que se encienda el pebetero olímpico en Londres, no todo está listo para el comienzo: la población británica clama contra el caos en el tráfico, el exceso de seguridad y el despilfarro de dinero.
A los ocho millones de londinenses no les hace mucha gracia la inminencia de los Juegos Olímpicos 2012. Los taxistas se quejan del poco trabajo que tienen, los conductores del metro del exceso y los residentes de Hyde Park irán a juicio contra los organizadores por el excesivo aumento de la afluencia al parque.
“Es díficil encontrar a alguien que le parezcan bien los Juegos”, aseguró Tim Reder, de 55 años y residente del barrio de Wanstead, a escasos metros del distrito de Stratford, donde se encuentra el parque olímpico.
La mayoría de los pubs deberán cerrar durante los Juegos a las 23:00 horas porque la policía teme a los criminales. “Basta de quejarte Gran Bretaña”, pidió recientemente el columnista del “Independent” David Randall.
A pesar de que los periódicos apoyan constantemente los Juegos, el espíritu olímpico no ha calado entre los británicos. Y eso que mañana miércoles faltarán exactamente 100 días para el inicio de la cita, que tendrá en vilo al país y al mundo deportivo entre el 27 de julio y el 12 de agosto.
“Vivimos unos tiempos difíciles en Europa desde hace unos años. Ello frena un poco la emoción”, indicó Jonathan Edwards, campeón olímpico de triple salto en Sydney 2000 y representante de atletas para el comité organizador de los Juegos de Londres (LOCOG).
Sin embargo, Edwards aseguró que cuando comiencen los Juegos volverá el entusiasmo.
Una encuesta reciente indicó que diez de los 60 millones de habitantes que residen habitualmente en el Reino Unido no estarán en el país mientras arda la llama olímpica.
Una gran parte de ellos “escaparán” de los Juegos para evitar el caos de tráfico que se espera. A pesar de la inyección de seis mil 500 millones de libras (siete mil 800 millones de euros), el metro de Londres es el más antiguo del mundo y muchos vagones y estaciones siguen siendo anticuadas.
La “Jubilee line”, la principal línea que enlaza el centro de la ciudad con el estadio olímpico, fue modernizada con un nuevo sistema de señalización, pero éste falla con demasiada frecuencia.
La red de carreteras aún no está terminada: los anillos en torno a la ciudad escasean en Londres, a pesar de que las grandes ciudades europeas suelen estar dotadas de varios de ellos.
Un 40 por ciento de los taxistas británicos, que conducen los famosos “cabbies”, ya anunciaron que se negarán a trabajar durante los Juegos si no se les permite solicitar una prima en compensación por la pérdida de viajeros que ocasionarán los atascos.
Los organizadores tratan de ser optimistas. “Estamos seguros de que el sistema de transporte será resistente durante los Juegos”, señaló Mark Evers, responsable del transporte de Londres para el evento.
El LOCOG también teme un posible ataque terrorista. El atentado que sufrió la capital británica el 7 de junio de 2005, en la que murieron 52 personas, todavía está presente.
La seguridad no es un tema menor. Y más, después de que el domingo de Pascua un alborotador frenase la tradicional carrera de remos entre las Universidades de Oxford y Cambridge.
Aunque Sctoland Yard insiste en que no serán “unos Juegos militarizados”, los londinenes no tienen fe en ello.
Un buque de guerra está anclado en el Támesis, algunos jets “eurofighter” están disponibles en una base aérea cercana a Londres y varios misiles tierra-aire están preparados para su lanzamiento.
Hasta 23 mil agentes velarán por la seguridad de los Juegos, de los cuales 13 mil son soldados, un número mucho más alto que el de tropas británicos en misión en Afganistán.
La seguridad aumentó los costes aún más. Aunque el gobierno y los organizadores esperan que los gastos totales asciendan a nueve mil 300 millones de libras (11 mil 200 millones de euros), hay muchos críticos que piensan en una cifra mucho mayor debido a la crisis financiera.
La diputada laborista y presidenta de una comisión de auditoría, Margaret Hodge, estima un coste de 11 mil millones de libras para los contribuyentes. Critica, por encima de todo, la campaña publicitaria de 400 millones de euros destinada a que un millón de británicos comenzara a hacer deporte. Hasta ahora, tuvo acogida en 110 mil ciudadanos. El resto prefiere seguir yendo al pub.

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