Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Alfredo Arcos Castro

Por una verdadera democracia

 Por su glorioso pasado histórico y la lucha que han librado sus hijos para defender su dignidad, el estado de Guerrero merece un gobierno realmente democrático, pero sobre todo, un gobierno justo.

La democracia no sólo es un método para elegir representantes políticos en forma transparente; también se refiere al tipo de gobierno que debe atender la voluntad popular, con acciones siempre respetuosas de la igualdad y la justicia para que mantenga la legitimidad que los sufragios le dieron.

La relación entre el pueblo y autoridades debe ser siempre de respeto mutuo, bajo la idea de que ambos contribuyen al desarrollo de la sociedad. Es un hecho que el pueblo y el gobierno conforman el cuerpo social y sólo en armonía pueden avanzar y crecer. Un gobierno democrático debe garantizar la equidad en el trato y abrir causas de participación popular en los distintos ámbitos de la vida política, social y cultural del Estado. Sin ello, no podría hablarse de una verdadera democracia.

Lo que observamos en nuestro estado es que esta visión de la democracia que centra su atención en el mejoramiento material de la sociedad y la convivencia social no se practica por gobernantes. Todos los días vemos cómo la sociedad insatisfecha y organizada se manifiesta en contra del sistema que la mantiene oprimida para presionar a las autoridades en la búsqueda de respuesta inmediata a sus problemas y para que la sociedad adquiera conciencia y coadyuve en la búsqueda de posibles soluciones.

Sin duda, la crisis que padece nuestro estado ha sido ocasionada, en gran medida, por la injusta distribución del ingreso nacional y la inoperancia del sistema de justicia, y la falta de confianza en el sistema político y, sobre todo, en la clase política en general.

En Guerrero la sociedad se siente insatisfecha porque va a la saga del resto del país: la escolaridad per capita es de las más bajas, el sistema escolar es deficiente, el sistema económico no ha evolucionado y la pluralidad política todavía es cuestionada y en ocasiones incluso simulada.

La justicia es un tema que provoca descontento e incertidumbre porque el sistema es deshonesto y corrupto. El resultado está a la vista: asaltos, secuestros, asesinatos que nos alejan cada vez más de la posibilidad de crecimiento económico. El estado de Guerrero, en el país es considerado como de alto riesgo para la inversión por la inseguridad que priva en estos lugares.

Ante esta situación tan deprimente ¿qué podemos hacer para que las cosas cambien en Guerrero? En primer lugar, comenzar la construcción de un verdadero Estado democrático que anteponga los intereses generales del pueblo frente a los grupos caciques que durante varias décadas han dominado económica y políticamente la  región. En segundo lugar, desmantelar el sistema clientelar, que mantiene como clientes cautivos a la población, pagar por los votos o agradecer la ayuda con chambas en la administración publica. Este sistema, sienta sus bases en la explotación política de la pobreza y se ha desarrollado sobre las grandes carencias que padece la población: vivienda, empleo, seguridad social, tierras agrícolas, etc.

En tercer lugar, debemos erradicar la visión partidista de los partidos políticos que han subordinado los intereses del pueblo al partido, dando como resultado el atraso y estancamiento de nuestra entidad federativa.

Es necesario, establecer una política educativa que permita subsidiar a las instituciones de educación para atender con  celeridad las necesidades, dentro de los límites de las capacidades económicas del estado.

Estamos plenamente convencidos que la educación es igual al progreso, sin ella no hay avance no hay desarrollo. Se debe echar a andar un plan de trabajo en donde los municipios involucren a la ciudadanía de tal manera que resuelvan sus necesidades comunes. Así podrán los ayuntamientos tener iniciativa y cumplir con el principio constitucional del municipio libre.

Con estas medidas pensamos que el estado de Guerrero podrá promover el bienestar social y garantizar la justicia. Nuestra tarea en estos momentos es transitar hacia una verdadera democracia que posibilite el desarrollo social de nuestra población.

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