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Jaime Castrejón Diez

En busca de la excelencia

Hace algunos años, la época de formación tanto del presidente Fox como de muchos de sus colaboradores, un libro se convirtió en la inspiración de todos aquellos que querían llegar a la modernización administrativa. Este libro se llama En busca de la excelencia y su tesis principal era que la excelencia se podría alcanzar a través de  conjuntar diversos factores que permitieran el paso a un mejor nivel de resultados.

La tesis central era lo que llamaban los autores las siete eses, estas eran las que todas juntas podrían lograr un avance notable en la administración. Estas siete eses las voy a poner en inglés porque en español no serían eses, son: shared values (valores compartidos), structure (estructura), staff (personal), skills (habilidades), strategy (estrategia), system (sistema) y style (estilo). Estos siete componentes de la forma de administrar se consideró en esta época como lo más avanzado del proceso administrativo.

Para empezar, los valores compartidos, aquí tendríamos que pensar si el equipo gubernamental realmente esta ligado por valores. Es difícil de pensar ya que el mismo panismo está dividido aún siendo el partido en el poder. Los valores compartidos tampoco se dan ni con el PRD, ni con el  PRI y hemos visto que tan no se comparten valores que parte de la parálisis legislativa se debe a esto.

La estructura también es algo que no cambió, cuando se inició el periodo del cambio, muchos de quienes ya estaban dentro del gobierno, entraron al nuevo gobierno, en parte porque conocían la estructura, es decir, no hubo con el cambio del 2 de julio del 2000, un cambio de estructura sino que se habitó la estructura existente con algunos nuevos  inquilinos  y muchos de los que ya conocían la estructura.

El personal (staff) también es heterogéneo, de hecho no era posible que se escogiera el personal idóneo, por  la inmensidad que representa la burocracia dentro del sistema mexicano. El cambio radical que se esperaba no se podía dar precisamente  por falta de personas, que compartieran valores, que vinieran a llenar la estructura.

Las habilidades (skills), también son heterogéneas. Esto era de esperarse, la campaña y la precampaña atrajo gente disímbola de ideologías diferentes, de formaciones muy diferentes. Por eso tal vez dentro  de este mismo concepto de administración se recurrió a los famosos head hunters quienes buscaron gente adecuada.

Tal vez la parte más notable fue la falta de estrategia, es decir, no había  un plan preconcebido para orientar la política, la economía  y la política social del país en nuevas direcciones; por el contrario, las buenas intenciones se enfrentaron con la inercia de un sistema en operación.

La parte difícil de lograr ser exitoso es precisamente adecuar un sistema y el sistema nuevo no estaba determinado; había una intención de cambio, había una seria intención de moralizar el servicio público, pero no había  un proyecto claramente concebido. Se ha empezado a tratar de construir un nuevo sistema desechando al anterior. Aquí es donde vino realmente el problema central que vive el gobierno del Presidente Fox, el Congreso parte importante del sistema se fortalece cuando el nuevo  gobierno pone como una de sus prioridades, la división de poderes, pero en ese Congreso estaba el sistema anterior y era difícil que ellos mismos buscaran su autodestrucción, por lo que el sistema ha cambiado poco y a duras penas con muchos jaloneos entre los dos poderes y sobre todo con un sentido de oposición obstruccionista.

Finalmente, el estilo; éste se puede ver de distintas formas se puede ver el estilo del presidente y se puede ver el estilo del nuevo gobierno. En los dos setentas don Daniel Cossio Villegas, hizo popular la idea del estilo personal de gobernar. Esto era muy atinado en ese momento en que el sistema giraba alrededor  de una sola persona, que imponía un estilo y ese estilo era el estilo del gobierno. Eso no se da bajo las nuevas circunstancias, bajo un gobierno democrático, el estilo personal se ha centrado en la persona del presidente, que difícilmente se puede igualar el estilo del presidente al estilo de sus colaboradores. Un estilo bonachón, arrancherado, un poco voluntarista, un poco frívolo en muchas ocasiones que ya no es el estilo de gobernar del gobierno, valga la redundancia sino es el estilo de gobernar del presidente de la República.

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