Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Renato Ravelo Lecuona

Las verdades históricas, a la baja

 A Claudia, que sufre las consecuencias de querer vivir conforme a la razón humana

El Santo Papa recibió en la sede de su imperio (no sólo) espiritual al presidente Fox separadamente de su esposa Martha Sahagún. La visita supongo no fue oficial, de jefe a jefe, sino de fervientes católicos aunque trasgresores de su rito, pues viven arrejuntados sin la santa bendición de la iglesia a su copular.

El Papa estaba en su derecho, pues los recibía en su casa. Ahora viene a México a ratificar y consolidar un mito, el de Juan Diego con todo lo que ello supone. Se dio ya la noticia de que el Papa aceptó que Martha estuviera en la recepción, supongo, junto con Vicente. ¿Tendría la tentación a oponerse? No se sabe. La prensa calla, pero cuando menos se deduce que la cuestión fue planteada y tuvieron que tomar el acuerdo que conocemos.

El Papa y su Consejo no tomaron en cuenta los argumentos de monseñor Guillermo Schulenburg, ex abad de la Basílica quien junto con el arcipreste y el bibliotecario de la Basílica de Guadalupe con una razón casi humana, cuestionaron que se fomentara el mito de su propia iglesia. Su valiente desafío puso a la institución a un paso de desenterrar un término terrorista: la herejía. Pero no lo hicieron, cuando menos en público. No la razón divina sino la razón de Estado, es la que el ex abad emérito puso en cuestión: la de certificar y rentabilizar un mito. Para no escarbarle al asunto lo dejaron ahí. Schulenburg y los otros prelados dieron un punto de avance a la verdad histórica y ese fue su mérito.

Sin embargo, de herejía sí se habló en el caso de los Santos Fiscales de Cajonos, Oaxaca, a quienes va a santificar el Papa ahora en su visita. El movimiento autonómico de la sierra zapoteca divulgaba hace algunos años la legítima versión indígena de que esos santos fiscales no fueron sino unos terribles (pinches) soplones que denunciaron ante la Inquisición a los pueblos de la sierra por conservar sus creencias religiosas, sus dioses y sus ritos prehispánicos, ¡a dos siglos de la conquista!, delación (pitazo, en la jerga actual) que trajo los juicios represivos con torturas que ejecutó el Santo Oficio, contra numerosos indígenas zapotecos.

La mitología católica aplastó a la mitología indígena. El sistema de creencias del dominador, aplasta siempre al del dominado; la verdad es una atribución del poder. Los creyentes en la inmaculada concepción de María y lo que vino detrás de ella, aplastaron en la edad media a los creyentes de Mahoma y El Corán; y a los creyentes de su mismo Jehová, judíos paisanos de Jesús que pensaron que éste era un mito, un falso enviado de Jehová; esos administradores de su mito, ajusticiaron a todo creyente en otros dioses.

Cristo sin quererlo ni desearlo, fue enfrentado a Cosijoeza, hijo también de dioses, cuyos adoradores fueron torturados y sacrificados, en nombre suyo.

Los santos fiscales fueron ajusticiados por los pueblos de la sierra al considerarlos simples soplones, de la mismísima manera que el Santo Oficio ajustició a no sé cuántos indígenas. Estos soplones, herejes de Cosijoeza, serán pues declarados santos, por los creyentes del hijo de Jehová a quien la Iglesia Católica omite no sé por qué su nombre.

La sociedad del año 2002, está no sólo conforme sino contenta, asumiendo como actos santos y heroicos la delación de esos santos fiscales. No sabemos si los indígenas zapotecos olvidaron a sus dioses y aceptan plenamente a los que les impusieron mediante los instrumentos del poder. No sé si en verdad piensen que esos santos fiscales hicieron bien en combatir a sus dioses antiguos y hacer que torturaran a sus ancestros para hacerlos olvidar. En verdad no sé, pero serán santificados a otros doscientos años, por auxiliar a los exterminadores de unas creencias tan válidas como cualesquiera otras, derecho que concede la razón humana a todo ser.

Pero tras esta lucha de una iglesia que administra y negocia un sistema de creencias, están los afanes de un poder que no procuró la confrontación pacífica, voluntaria de concepciones y mutuamente respetuosa, como dicta la razón humana, sino la implantación de sus creencias por medio de amenazas celestiales y torturas muy terrenas. Aquí, la verdad histórica va a la baja, y se abstrae en una pasmosa amnesia colectiva y un anacrónico fervor católico, que tanto atrae al Papa y que no encuentra ya en alguna otra parte.

Pero Fox tiene otro Papa, casi casi otro papá: George Bush. Este facistoide norteamericano, vengador y combatiente de espíritus y amenazas al poderío de su nación, por algún medio que ignoro, le impuso a Vicente que Fidel Castro no estuviera en la junta de Monterrey. La reunión era internacional y se realizaba en un país no elegido ni por Vicente ni por Jorge. México tenía un compromiso no con Jorge, sino con muchas naciones del mundo y Jorge no tenía que objetar nada al país sede, pero amenazó con no asistir si estaba Fidel ahí. Como Bush es el señor más importante en los dineros del mundo, dicta la conducta de los gobiernos que no la de los pueblos que representan (¿O acaso sí?).

El caso es que Vicente le hizo un plan ranchero, como lo que es: “Mira mano, me compromete tu verbo y tu presencia, hazme la balona como cuates, echa tu discurso y vete, ¿sí manito? y Fidel Castro se la hizo.

Habló y se fue. El facistoide pudo llegar con su sonrisita hipócrita y no sé de ninguna protesta de los elegantes y distinguidos diplomáticos que aplaudieron a Fidel y luego a Bush. Pero Fidel es fiel a los intereses de los pueblos y las naciones, no a los jerarcas, y tenía que denunciar, no tanto a su cuate ranchero y a su mentiroso secretario de relaciones imperiales, perdón, exteriores, sino a la poderosa nación que impone condiciones que humillan la dignidad de cualquier nación al usar a su presidente como ujier en sus ceremonias y foros internacionales.

Las flagrantes mentiras públicas, la verdad histórica completamente manipulada desde el poder del PAN y Fox, se quiso sepultar con la denuncia por la violación al pacto de caballeros. Pero México crece. No todo es Canal 13 ni tiene la mentalidad reaccionaria de Alatorre. La diplomacia secreta, instrumento de muchas traiciones sufrió un golpe merecido y se supo de la agitación de masas que, por ejemplo, Santiago Creel, realizó contra la denuncia del plan ranchero por parte de Fidel, en una reunión con estudiantes a quienes hizo gritar exaltadamente a coro, que Fox había sido engañado por el perverso Fidel.

Así, nuestro derechista secretario de gobernación demostró mas indignación por el deterioro de la imagen de su partido y su presidente, que por la humillación que les impuso o el servicio que le prestaron al coloso del norte. La diplomacia secreta, debe ser secreta para los enemigos, no para los pueblos interesados. Gracias Fidel.

No obstante, México avanza hacia la razón, crece. La verdad histórica y la razón humana parecen lograr un punto de avance a favor de la civilización, cuando Vicente Fox y su gabinete se propusieron por fin resolver las demandas de los ejidatarios de Salvador Atenco y piensan en derogar el decreto expropiatorio contra el que se lanzaron los ejidatarios con una decisiva muy zapatista-oposición.

Los machetes han sido el símbolo de su razón y de su lucha; el emblema radical de la demanda de tierra o muerte, también puede convertirse en un símbolo globalifóbico puesto que opone os machetes artesanales a los aviones supersónicos de la gran industria. Los campesinos con su ingenua y llana imaginación, parecen estar imponiendo al gobierno un retorno a la razón. Parte del cambio es que si un Díaz Ordaz, un Echeverría, o algún Salinas de Gortari fueran los priístas presidentes, quizá se hubiera dado otra masacre como las que acostumbraron, aunque Creel está tratando de dividir al movimiento negociando con los comisarios ejidales, al margen de los pueblos movilizados.

Esos pueblos, con alta determinación no aceptan ser barridos de la historia, oponen al desarrollo capitalista su derecho a la existencia que ellos quieren darse. Si esto se logra, será un hecho de gran trascendencia histórica, será un paso al dominio de la razón que requiere, en efecto de miles de pasos como este.

Algunos medios de comunicación, voceros asalariados del sistema modernizador, han estado trabajando duramente en la falsa idea de que la ley es la ley, que debe cumplirse y castigar con dureza a los transgresores. Salvador Atenco le están demostrando a toda la nación y a muchas del mundo, que la leyes como las armas, son instrumentos de la política y que si una ley lesiona al pueblo, la ley debe cambiarse. Fox y los panistas del gobierno, calculan bien los riesgos de seguir empecinados de hacer pasar el decreto expropiatorio como una ley inexorable que los justifica para ejercitar cualquier acto de barbarie contra sus víctimas de Atenco; ellos saben que una masacre para “aplicar la ley”, se la cobraría el pueblo en votos electorales. Esto los llevó a sopesar el costo político y saben que de la misma manera que decretaron la expropiación por razones políticas y económicas, pueden y deben anularla por razones también políticas.

En esto gana la razón humana, precisamente en días que se ventilan las masacres de 1968 y 1971 y se hace declarar a sus responsables de primera instancia. Que Fox no diga que sólo nos fijamos en sus errores. Los hechos hablan con mayor fuerza y superan a las mentiras oficiales. Actos como este del aeropuerto fortalecerían mucho más al PAN que discursos y mentiras fabricadas, aunque ya se van a espantar de que los machetes comiencen a ser el símbolo de todas las resistencias del país a la globalización forzosa.

Por verse está el juicio a los genocidas del PRI. Están por evidenciarse las lagunas legales para llegar a determinar los crímenes de Estado, figura inexistente. La razón humana avanzará cuando la ciudadanía tenga un recurso legal para sentar en el banquillo, en primer lugar, a más altos responsables de las muchas masacres habidas en México. Tendrán que revisarse, por fijar una fecha anterior a 1968, desde la masacre perpetrada en Acapulco contra los copreros en 1967, o la de Chilpancingo en 1960, o la de México de 1959 contra ferrocarrileros, o 1958 contra maestros, o 1956 contra los estudiantes del IPN, pero tenemos el peligro de que se nombren fiscalías especiales, que les amontonen toda la historia del ejercicio poder en México y las ahoguen en el procedimiento.

Si el derecho procesal no permite que directamente se finquen responsabilidades directas por estos actos del poder público, en las máximas autoridades, está mal, muy mal hecho ese derecho procesal. Sin esta posibilidad, y una figura jurídica clara y directa, las fiscalías nacen muertas, atrapadas en un código manipulador.

Si no se buscan las causas de la impotencia a la que se ven reducidos todos los fiscales, en este “diseño” del derecho procesal, esas fiscalías no podrán, aunque quieran, dictaminar la responsabilidad de los obviamente responsables. Si el ejército y los cuerpos policiacos han disparado sus armas contra la población civil, inerme, los responsables directos y los ejecutores están perfecta y sencillamente localizados.

¿Por qué se va investigar algo tan obvio? Si se quiere cancelar en la historia mexicana el pasado represivo del Estado, es necesario sentar las bases jurídicas para no proteger la impunidad. Si se parte de calificar las matanzas, el genocidio o las masacres cometidas por el poder público, cosa que no aparecen en el código, no se pueden fincar la responsabilidad directa e inmediata de los responsables culpables, además de los ejecutores.

Esta es una laguna jurídica forjada desde el poder para gobernar con impunidad. Los abusos del poder se combaten con iniciativas de ley y no con discursos ni con fiscalías. La verdad histórica está soterrada, no puede ya ir a la baja pues está en menor nivel posible en materia de justicia.

Si la legislación agraria, tanto la que forjó la revolución carrancista, luego priísta y finalmente salinista neoliberal globalifílica, ha producido tantos conflictos entre comunidades y ejidos, es por la manipulación de sus dictámenes por funcionarios de gobierno corruptos o no que inevitablemente favorecen a una de las partes dejando a la otra en completo desacuerdo y en eterna rivalidad. Aparte de subsanar los fallos perversos y perniciosamente erráticos, las normas que se aplican son empleadas para el derecho privado y no consideran que se trata de propietarios sociales que requieren una legislación especial, más aún cuando la tierra es la condición cultural de sobrevivencia de los pueblos indios.

La iniciativa de ley de la Cocopa desaprobada por el Senado daba lugar al desarrollo autónomo de leyes que resolvieran bien los conflictos de linderos y la búsqueda de conciliación pacífica de sus controversias. Los Tribunales agrarios que dejarán un triunfador y un derrotado según la bárbara ley del capitalismo individualista, no podrán nunca llevar la paz al campo y prohijarán matanzas entre pueblos como la reciente de Agua Fría, Oaxaca.

Si la ley no sirve para un fin social, es que está mal y debe ser cambiada, para eso ganan sueldo diputados y senadores no para manipular y contravenir a los dictados del pueblo como lo hicieron con los acuerdos de San Andrés. Escandalosa fue la indemnización que tuvo que pagar la SRA a unos particulares expropiados, que se pagan de fondos públicos y no sabemos quienes son los beneficiados, salvo el adelantado don Diego Fernández de Cevallos y su millonario negocio de asesor. Las verdades de la historia no sólo están en este caso a la baja, sino ocultas y de ello se sirven bien los litigantes.

Leyes como la del secreto bancario para los manejadores de recursos públicos son una burla descarada para el pueblo, pues están dictadas para proteger la impunidad burocrática. En eso también estamos a la baja.

Cuando los partidos políticos pongan en las cámaras no a grillos profesionales e ignorantes, sino a gente calificada en cada rama y sin intereses particulares, la revisión de esas y todas las leyes, será posible y se dará paso a la razón humana, antes que la historia los lance por la borda pues son los movimientos sociales quienes están poniendo en jaque al sistema y obligándolo con sacrificios a modificarse.

Las verdades de la historia a que me refiero son aquellas enseñanzas del pasado que son asimiladas y empleadas por la sociedad en su conjunto como acervo y parte de su conciencia cívica. En este sentido, la sociedad mexicana avanza en muchos frentes, como se vio en la UNAM, Chiapas, Salvador Atenco, etc., pero tiene mucho camino que andar como en Nayarit donde el partido de la corrupción burocrática ha ganado las elecciones, decepcionantemente.

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