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La Lavadera, tradición religiosa que derivó en festejo pagano

 * La celebración forma parte de los festejos de la santa patrona de Tlapehuala, la Asunción de María

 Gregorio Urieta, corresponsal, Tlapehuala * La Lavadera, es uno de los festejos importantes que tienen lugar antes de la celebración del día de la santa patrona, la Asunción de María, el 15 de agosto.El ritual de La Lavadera consiste en que las guananchas, mujeres encargadas de hacer labores de apoyo a las actividades del párroco de la iglesia de la Asunción de María, se encargaban de lavar la ropa de las imágenes de las distintos divinidades que forman parte las creencias religiosas de los tlapehualenses.El festejo religioso tiene lugar cada tercer lunes de agosto y se lleva a cabo tradicionalmente uno en Tiringueo y otro en San Juan Mina, según acuerdo establecido entre los habitantes de esos pueblos, ubicados el primero al poniente y el segundo al oriente del municipio, casi en los límites del mismo. Pero La Lavadera ya no es lo que era. Antes era una reunión de tlapehualenses que compartían su fe religiosa, sus cantos y milagros, sus creencias, su fe, su comida y su vino, lo que era contado, recordado y compartido al momento en que las Guananchas llevaban a cabo el lavado de los ropajes que cubrían los cuerpos de los santos y santas de la parroquia. Fue el cura y más querido párroco de esa iglesia el que les advirtió: “y no les prohíbo que tomen y bailen. El vino y el baile es para que el cuerpo descanse y estén a gusto. Sólo les pido que no rueden, que no pierdan la conciencia, que no dejen su fe por el vino”. Así les dijo el padre Amado García, muerto en 1993, viejo, casi olvidado, con un gran reconocimiento por muchos, con el reproche de otros por haberles restringido de alguna manera la realización de La Lavadera.En realidad, la terminación de la tradición pudiera ser atribuible a los propios habitantes. Y es que a pesar de las advertencias del padre Amado García, las guananchas siguieron tomando a la par que los demás ciudadanos hasta que sucedió: el arroyo de Tiringueo se llevó las ropas de los santos que habían quedado en la orilla, mientras las guananchas bailaban y tomaban. Entrevistado por este corresponsal en 1993, poco antes de su fallecimiento, el padre Amado García señaló que a pesar de eso él nunca les prohibió que se siguiera llevando a cabo La Lavadera, sólo se limitaba a advertirles de sus excesos.“Fue la misma población la que fue quitando la tradición y poco a poco, desde hace unos quince años, dejaron de llevar las ropas de los santos a lavar al río o al arroyo”, dice Amada Wences, trabajadora de la casa parroquial, quien señala que el festejo se ha limitado a ser una convivencia entre familias en lugares asignados para tal efecto en San Juan Mina y en Tiringueo. “Anteriormente los fiesteros mayores –mayordomo– llevaban comida para todos y les ofrecían sin conocerlos. Ahora sólo les dicen a aquellos que le den una botella al mayordomo. La Lavadera se ha pervertido”, asegura.Este 22 de julio le tocó a San Juan Mina efectuar La Lavadera. El evento se llevó a cabo en una huerta ubicada cerca al camino que lleva a Nuevo Guerrero. Baile, música y bebida al por mayor. No hay nada que indique que es una fiesta de origen religioso. Desde hace casi un mes, en la radio estatal se escucharon los anuncios: “El mayordomo de San Juan Mina invita a la tradicional fiesta de La Lavadera, habrá música, comida y baile. Prohibida la venta de aguas frescas. Atentamente, el mayordomo. Te esperamos”.

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