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Luchan por la paz japoneses y mexicanos en la Arena Coliseo

 Xavier Rosado * La tarde del domingo pasado, la Arena Coliseo se convirtió en la sede de un programa de lucha libre poco común: una especie de dual meet entre pancracistas japoneses y mexicanos, como parte del programa de actividades desarrollados con motivo de la visita al puerto de unos 300 pacifistas orientales a bordo del Peace boat.El vetusto inmueble lució un lleno total de la sección preferente en donde se dieron cita aficionados mexicanos y japoneses para apoyar a los luchadores de ambos países quienes ofrecieron una aguerrida batalla al mezclar carteles de tercios limpios de dos mexicanos y un japonés y rudos de dos japoneses y un mexicano.Esa noche, el público se dividió entre unos 300 japoneses, pasajeros del barco Peace boat que llegaron por su cuenta a la Coliseo y otro tanto de fanáticos locales que pagaron sus 35 pesos para presenciar el combate entre los representantes de dos continentes tan disímiles en geografía, pero que comparten la afición por la lucha libre.Sin importar su nacionalidad, los asistentes gritaron y disfrutaron de las espectaculares evoluciones de los atletas. aunque eso sí, los mexicanos gritaron los acostumbrados improperios que se ganan los rudos con su estudiada antipatía. “!Chinga tu madre pinche barrigón puto¡”, gritó una señora cincuentona visiblemente contrariada por la que consideró una falta de coraje de Black Thunder que lució un prominente abdomen.Los japoneses apoyaron en su idioma a los ídolos del entarimado nipón; dos de ellos aprendieron porras mexicanas en una visita anterior al país, por lo que gritaban: “!chiquichichibún a la bin bom bá, amaguillo, rarará¡” para vitorear, en un español a medias, a Kinya Oyanagi, que vestía un pantalón amarillo.La presentación estelar de la noche fue el mano a mano entre nipón Wild Cat y el enmascarado Fuego Negro. Además de la lucha a dos caídas sin límite de tiempo entre Sigma contra Darkness.El calor, ya de por sí elevado en la arena, iba en aumento conforme avanzaba el programa. Sorprendió la forma en que los orientales soportaron el calor con estoica valentía y aún se entusiasmaban cuando terminaban un tope de resorte o una plancha en contra de alguno de los mexicanos.Abrieron el cartel con la lucha estrella de tríos conformado por los sucios Kinya Oyanagi, Ludwing Star y Anthony W Mori contra Yossino, Brother Yassinbi y el enmascarado negro, Black Thunder. En una batalla que se llevó a cabo con espectaculares vuelos desde los postes, tijeras y las temibles quebradoras, los limpios vencieron a los rudos con la complacencia del público japonés.El olor del sudor de los luchadores se mezcló con aquél de las cervezas que fueron ingeridas por el público local; los japoneses se limitaron a llevar unas gruesas serpentinas de colores de fabricación china, que llevaron expresamente para decorar la lona cuando se anunciaran a los ganadores.

 Baile Kuan’zu en el Zócalo

 El Zócalo del puerto se satura los domingos de diversos coloridos y actividades, los globos, exhibiciones de payasos y la muy frecuente manifestación de algún sector de la sociedad, le dan al centro cívico de Acapulco el colorido de un lugar vivo. Este domingo se agregó la vivaz participación del ballet Team SPACE de 25 pasajeras coreanas y japonesas del Peace boat.El espectáculo de baile congregó a una multitud de curiosos turistas y locales, atraídos por la belleza de las bailarinas y la bien lograda integración coreográfica. Presentaron danzas típicas regionales de Japón y un baile moderno titulado La danza de la paz.Para esta manifestación artística utilizaron modernos trajes de likra negra ceñidos al cuerpo, que en las canciones regionales cubrían con un kimono estilizado, haciendo alusión a la danza tradicional japonesa.El grupo de baile, dirigido por Takano Motoyuki se llama Team SPACE, siglas que forman la palabra espacio y que además significan por sus siglas en inglés: Compartir (Share), Paz, Arte, Cultura  y Energía.El baile típico nipón llamado Kuan’za, representa la celebración de la libertad de Japón de países como China, India y Mongolia, que trataron de invadirlos durante diferentes etapas de su desarrollo histórico. El Baile de la paz fue conceptualizado por Motoyuki con la colaboración de las 25 bailarinas y representa la unión de los cinco continentes del mundo en una sola manifestación de armonía, integración y paz.Durante 35 minutos, las bailarinas transportaron a su improvisada audiencia a un mundo ideal, lleno de equilibrio ambiental y político, además de dar una muestra de la filosofía oriental a través de la danza.Las evoluciones dancísticas de las bailarinas en este último baile moderno, involucran técnicas de jazz contemporáneo, ballet y los movimientos corporales que integran la danza tradicional del teatro Kabuki japonés.  

 

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