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Los judiciales torturaron a Faustino y lo hundieron en una laguna, dice un testigo

* En la denuncia ante el MP se mencionó como responsables del secuestro al comandante de la PJE Fidel Morales Vargas y al jefe de grupo Manuel de Jesús Noriega Moctezuma * El subdirector de la Policía Judicial del Estado, Humberto Hernández García, protegió a los ex judiciales, ahora prófugos

Zacarías Cervantes, Tierra Colorada (Segunda parte) * Los primeros días después de la detención de Faustino Jiménez Alvarez, los hermanos Valle Alvarez reconocieron ante la familia que el desaparecido a quien buscaban estaba en manos de policías judiciales, en Acapulco, porque lo consideraban como sospechoso del secuestro del empresario José Valle.

La hermana de Faustino, Antonia Jiménez recuerda que Arturo Valle Alvarez, otro de los hermanos de José, les dijo “que lo que querían era que les llevaran el coche de Faustino porque había una testigo que denunció que en ese carro habían secuestrado a José Valle y que si le llevaban el carro, tal vez la testigo comprobaría que no era el mismo vehículo y que en cualquier momento podrían dejar libre a Tino”.

Antonia pidió entonces a su esposo, Martín Encarnación, quien es mecánico, que fuera a Tierra Colorada por el Valiant verde que habían dejado en la casa de Jorge Alvarez.

“Mi esposo le dijo a mi primo Arturo que si se sospechaba que el carro de Tino estaba implicado en el secuestro de Pepe iba a tener problemas en la carretera y Arturo le dio un papel escrito y firmado por él; le explicó que si lo detenían que enseñara ese papel y que no habría problemas”.

El esposo de Antonia llevó ese mismo día el carro y lo estacionó afuera de la  casa de los Valle Alvarez.

La madre del desaparecido, Enedina Alvarez, no tenía certeza pero sospechaba que su hija Antonia, su nuera Enedina Cervantes y su yerno Martín Encarnación le ocultaban algo. Finalmente, el lunes 19 de junio del 2001 se enteró cuando todavía estaba en la casa de José Valle y de la angustiosa espera del regreso de su sobrino secuestrado pasó a la desesperada búsqueda de su hijo detenido.

Junto con la madre de Faustino Jiménez, el grupo de familiares del detenido volvió a las comandancias y a las cárceles, de Acapulco ampliaron la búsqueda a las de Chilpancingo y después a Iguala sin resultado alguno.

Cuatro días después de la detención de Faustino Jiménez, el empresario transportista José Valle fue rescatado en una operación policiaca y, repuesto de la impresión, Enedina Alvarez fue a visitarlo: “Devuélveme a mi hijo” –le dijo– “Yo creo que a Tino lo tiene tu hermano Raúl”, –fue más directa, y le contó que se lo habían llevado porque sospechaban que su secuestro se había cometido en el Valiant verde pistache de Faustino Jiménez, su hijo.

“Fue cuando fuimos a ver el carro de Tino con  Pepe, su hijo, mi hermano y yo y dijo Pepe: “¿Que están pendejos?; en este carro no me secuestraron, Tino no es culpable, yo conocí el carro que me llevó, no me vendaron los ojos, lo vi bién”, –recuerda la madre del desaparecido.

El plagiado, recién liberado, le explicó a su tía Enedina que cuando se lo llevaron, en el carro iban aproximadamente 10 personas, “la mayoría panzones, ¿cómo íbamos a caber en este carro?, Tino no es culpable”, –le insistió, también le dijo que en su trabajo, como su administrador, nunca tuvo algún problema”.

Sin embargo, Enedina no vio que su sobrino se interesara en la búsqueda de su trabajador, su mano derecha en sus negocios. “Pepe sólo dijo que la verdad se tiene que saber y que el que la deba que la pague, que si son sus hermanos los culpables que la paguen”.

Después, Enedina Alvarez personalmente fue a encarar a su sobrino Raúl Valle, a quien su hija Antonia había reconocido entre los judiciales que fueron a traer a Faustino Jiménez la madrugada del 17 de junio.

“Yo fui con Raúl Valle, al principio me lo negaban, no me dejaban entrar a su casa, pero entré. Empezaba a comer; sus sirvientes le llevaban la comida, véngase a comer tía –me dijo. Yo no vine a que me des de comer, vengo a que me entregues a mi hijo, tú te lo llevaste, entrégamelo”, –recuerda que le dijo con rencor. Pero su sobrino negó todo.

Sin embargo Enedina Alvarez ahora está más segura que antes: “Yo creo que a mi hijo lo tiene Raúl Valle, vivo o muerto pero él lo tiene”.

 

Un testigo de las torturas contra Faustino

 

Y es que también tiene fresco en la memoria el testimonio de un preso en el penal de Acapulco al que por casualidad se encontraron en una de sus varias visitas en busca de su hijo Tino en los días posteriores a su detención y desaparición.

“El detenido declaró que vio que estaba mi hijo amarrado a una silla, que lo tenían en una laguna y que Raúl (Valle Alvarez) le decía al comandante: Golpéenlo, háganlo cantar al hijo de la chingada para que hable, y que después, lo zampaban en la laguna y lo sacaban para volverle a exigir: ¡Habla!, pero que ya estaba inconsciente y que lo fondearon con todo y silla”.

“El preso no sabía que era mi hijo, supo después porque se enteró que lo habían detenido y que esos días estaba desaparecido y dio la señas: “El era un gordito, panzoncito, sin huaraches y nada más con una trusa. Ese era mi hijo”. –asegura Enedina.

“Nos dijo que mi hijo ya no hablaba, que lo tenían tirado amarrado a la silla cuando Raúl Valle le volvió a ordenar a los judiciales, ¡golpéenlo, síganlo golpeándolo hasta que cante!, yo ya me cansé, me voy a dormir a mi casa y que los judiciales lo quemaron con la chicharra” –según les contó el detenido del que se reservó el nombre.

“Lo trataron como si fuera un delincuente pero al que se llevaron era un hombre bueno, no se metía con nadie. No me hubieran hecho eso mis sobrinos si me hubieran querido, lo hubieran echado preso mejor, así aunque sea diría yo lo voy a ver cada vez que yo quiera, pero haz de cuenta que a mi hijo se lo tragó la tierra”, reclama la señora con los brazos y las palmas abiertas hacia el techo como si esperara de él la caída de su hijo.

 

De la búsqueda a las denuncias

 

Cada minuto, cada hora, cada día eran eternos para la familia Jiménez Alvarez, de la búsqueda en las comandancias y en las cárceles pasaron a la denuncia formal. El 26 de junio de 2001 la esposa de Faustino Jiménez, Enedina Cervantes Salgado, presentó la queja ante la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos (Codehum) en contra de agentes de la Policía Judicial del Estado misma que quedó registrada en el expediente CODEHUM-VG/167/2001-IV.

También acudió a la agencia del Ministerio Público del fuero común de Chilpancingo donde se inició la averiguación previa BRA/SC/1162/2001, misma que fue consignada el 4 de octubre de ese mismo año 2001 ante el Juzgado de Primera Instancia del Ramo Penal. En ella se mencionan al comandante de la Policía Judicial adscrito en el sector central del puerto de Acapulco Fidel Morales Vargas y al jefe de Grupo, Manuel de Jesús Noriega Moctezuma como los presuntos responsables del delito de secuestro en agravio de Faustino Jiménez Alvarez.

Y es que a finales de julio, Enedina Cervantes Salgado, Antonia Jiménez Alvarez y María Eugenia, otra de las hermanas de Faustino Jiménez, se entrevistaron con el sub procurador de Justicia del Estado, Miguel Barreto Sedeño a quien le dijeron que en la desaparición de Faustino estaban involucrados agentes de la Policía Judicial.

El funcionario les dijo que fueran a la Dirección de la Policía Judicial para que a través de las fichas de identificación que obran en la computadora pudieran identificar a los responsables.

Antonia Jiménez identificó al comandante Fidel Morales Vargas y a Manuel de Jesús Noriega Moctezuma como quienes entraron a la casa de su hermano la madrugada del 17 de junio. Identificó de inmediato a Noriega Moctezuma como la persona que agarró de manera violenta a Faustrino golpeándolo. Las fichas de los policías se encuentran en la Codehum y a pesar de que han sido citados por el organismo para que rindan su declaración no lo han hecho y han sido protegidos por sus superiores.

Mediante oficio 1753/2001 de fecha 22 de agosto la Codehum solicitó al procurador de justicia, Rigoberto Pano Arciniega la comparecencia ante el organismo de Fidel Morales Vargas y de Manuel de Jesús Noriega Moctezuma, “para rendir sus declaraciones y mejor proveer en el caso que nos opcupa”.

Sin embargo la respuesta se dio a través del subdirector de la Policía Judicial del Estado, Humberto Hernández García, quien notificó al sub procurador Jurídico y de Derechos Humanos, Juan José Arciniega Cisneros, con fecha 27 de agosto, que no era posible que el comandante y agente de la Policía Judicial comparecieran ante la Codehum porque “se encuentran realizando actividades propias de su encomienda, fuera de esta entidad”.

La Codehum volvió a enviar un segundo oficio, el 1911 el 28 de agosto en donde fija una nueva fecha para la comparecencia del comandante y del agente para las 15 horas del 31 de ese mismo mes.

Pero Arciniega Cisneros volvió a enviar la respuesta con un oficio anexo esta vez del director de la Policía Judicial, Jaime Figueroa Velázquez, con fecha 30 de agosto, en donde el jefe policiaco informa que “no es posible notificar a Fidel Morales Vargas y Manuel de Jesús Noriega, en virtud de que el primero se encuentran en una comisión fuera de la entidad, mientras que el segundo se encuentra gozando de un permiso”.

Actualmente, después de más de un año de la desaparición de Faustino Jiménez, el ex comandante judicial Morales Vargas y el ex jefe de grupo se encuentran prófugos, y son buscados por la PJE en Guerrero y en otros estados.

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