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Greg Salgado, del campo de Teloloapan a dueño de una flota de tráilers en Chicago

* Un votante republicano cercano a los políticos gerrerenses del PRI, que apoya la lucha por el voto en EU y la amnistía para los indocumentados

Aurelio Peláez * Greg Salgado es uno de los guerrerenses más influyentes en la comunidad mexicana de Chicago. Es, también, uno de los más controvertidos.

Salgado es originario –but of course– de un pueblo de Teloloapan, San Francisco, de donde emigró a Estados Unidos hace 31 años, cuando tenía 24.

“Mi familia no era ni pobre ni rica. Me fui en busca del mentado sueño americano, me fui para progresar”, dice francamente este hombrón de 1:90 de estatura. En 1978 compró su primer tráiler, y hoy posee una treintena.

Ahora, es la otra cara del migrante tradicional, la del empresario exitoso, pero también un activo promotor, desde hace una década, de la integración de las comunidades guerrerenses allá, y de su vinculación con sus regiones de origen, mediante la recolección de fondos para apoyar diversos proyectos de obras.

Greg Salgado fue entrevistado este sábado, durante un receso de la 12 reunión de la Coordinación Nacional de Agencias Estatales de Atención a Migrantes (Conofam) que durante dos días sesionó en el puerto.

Votante republicano y cercano más a los políticos guerrerenses del PRI –“es como el Figueroa de allá”, lo define un político priísta– Salgado comenzó su actividad pública en las cámaras de comercio de Chicago, Illinois. Es actualmente el secretario de Prensa y Relaciones Públicas de la Federación de Guerrerenses Radicados en Chicago, en la cual ha ocupado los más diversos cargos, incluido el de presidente.

Su nombre se hizo familiar en los medios anglosajones de la ciudad porque durante cinco años fue presidente del comité organizador de los festejos del 5 de Mayo, la festividad más importante de los mexicanos, cuya presidencia del comité “probablemente tengamos que retomarla, porque la persona que estuvo este año no lo hizo bien”.

Este festejo convoca hasta un millón de asistentes en un fin de semana, aunque es criticado por su contenido menos de fiesta cívica y patriótica y más de espectáculo dominado por las grandes empresas cerveceras, del automóvil y, recientemente, de bienes raíces.

En 1993, como presidente de la Federación de Guerrerenses, Salgado acercó a ésta a los políticos guerrerenses. Uno de sus primeros invitados fue el gobernador Rubén Figueroa Alcocer, a quien incluso se le dedicó un jaripeo, aunque en representación del recientemente elegido Ejecutivo estatal, su subsecretario de Finanzas, Héctor Vicario Cstrejón. El trato continuó con Angel Aguirre como gobernador, y se mantiene, aunque no con la misma cercanía, con René Juárez. Reprocha que desde entonces no se haya concluido la Casa Guerrerense, donde el gobierno de Aguirre prometió invertir, “pero se nos dijo que no había dinero”, aunque adelanta que “vamos a retomar el proyecto, para sentarnos un fin de semana ahí a comer pozole”.

Afirma que para andar en estas actividades, se requiere tiempo y dinero: “Esto cuesta”. Además, asegura que “de todos los guerrerenses que estamos allá soy una de las personas que tiene un poco más de tiempo

Y se ufana: “Yo te puedo convocar de un día para otro a cien gentes y todos tienen algo que ver, que un presidente de un club o un comerciante equis y lo hago manejando el tráiler y con el celular. Yo no uso a nadie, yo no uso secretaria, y lo hacemos directamente con la gente”.

Greg Salgado es también presidente de la asociación Hispanic Civic Illinois.

Y continúa: “Tengo muchos amigos en la comunidad guerrerense en Chicago . Yo los apoyo allá, cuando tienen un baile me presento, compro mi boleto y si quiero tomar una cerveza la compro. Porque si vamos a llegar a una comunidad (que es como se organizan) tienes que hacerlo así, y yo soy muy respetuoso con todos, no ‘que pase’, no, yo digo aquí está mi aportación y siempre tratando de darles una salida a problemas que existen todos los días”.

A pesar que en Chicago tenía tíos, “llegamos como cualquiera, llegamos con una meta de ir a trabajar, llegué un sábado y el lunes ya estaba trabajando ahí, me tocó en el campo, un trabajo duro, de sacar árboles para las jardinerías. En Chicago mi familia hacía su vida, pero yo tenía que hacer la mía propia”.

En 1978 era mayordomo de una fábrica, que cerró “y fui a las filas de ayuda del gobierno” protegido por el seguro de desempleo. Ahí lo enviaron a capacitarse como trailero “y al mismo tiempo me daban un cheque”. En mayo de ese año depositó un cheque de 50 dólares en una agencia, y en dos días le avisaron que podría adquirir un tráiler si depositaba otros diez mil de enganche, y así comenzó, a tener tráilers “de prestado pero que ya son míos”.

Greg Salgado está convencido de que su ascenso en la federación de guerrerenses y en la Cámara de Comercio se debe a esta disposición para colaborar en estos festejos.

“Sí, efectivamente –dice– siendo yo fundador de una cámara mexicoamericana, que así se llama en Chicago, y posteriormente fui miembro de la nacional, donde hay un millón de comerciantes pequeños y medianos, donde serví en la mesa directiva unos tres años, entonces ahí fue donde comencé a conocer gente y a dialogar con todo nivel de políticos americanos y mexicanos, y entonces ya posteriormente fui presidente de la Cámara de la calle Cermak –que atraviesa los barrios mexicanos de Pilsen y La Villita– donde ahí estuve yo por cinco años haciendo los festejos del 5 de Mayo.

–¿En qué cree que cambie la presencia de los mexicanos ahora que tengan el derecho al voto?

–El derecho al voto se va a dar, siempre y cuando siga la presión de nosotros. Y deja decir algo: yo soy guerrerense, soy mexicano, pero ahora tengo los dos pasaportes, el mexicano y el estadunidense. Tengo la ciudadanía doble y a mucho orgullo. Vamos a hacer todo un esfuerzo ante todos los legisladores, diputados y senadores que están en el poder, porque dándose el voto se nos puede dar la amnistía que necesitamos pronto para la gente”.

Dijo tener confianza en que la amnistía –el perdón de los indocumentados y el reconocimiento legal de su residencia– será apoyada por el presidente de Estados Unidos, George Bush, aunque lamentó las medidas de estados y federaciones fronterizas con México, para el ingreso de tráilers mexicanos a su territorio. “Nosotros estamos con él (Bush) apoyando que los traileros mexicanos entren allá y yo voy a venir hasta acá, si Dios me da licencia a venir acá a Guerrero, a cargar un tráiler de balones de Chichichualco”.

–¿Y la cuestión de Guerrero cómo la ve?

–Guerrero es otro rollo, como dice el de la tele, en Guerrero en realidad estamos muy marginados, muy pobres, y no hay de dónde agarrarse.

Recordó que la Federación participa en enviar recursos para promover obras en las comunidades guerrerenses, como agua y caminos, “y a veces hasta un corral de toros”, aunque lamentó que los migrantes de las comunidades de las costas Chica y Grande no participen en este esfuerzo, “si ellos no le echan ganas allá van a ir quedando solos”.

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