Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Alejandro Díaz Garay

Por un gobierno diferente

 Por primera vez en su corta historia, el Partido del Trabajo logra impulsar una candidatura de alto perfil en el municipio de Acapulco, tal y como lo demuestran las mediciones más recientes.

Algunos políticos y periodistas se muestran escépticos, llegando a dudar de los resultados de las encuestas que un servidor diera a conocer la semana pasada. Estoy acostumbrado a la crítica, y siempre habrá reacciones de quienes no han salido del todo favorecidos. Me desenvuelvo en dos profesiones que aparentemente se contraponen: una como académico, otra como político. Ya Max Weber había señalado las vicisitudes de ambas profesiones en su obra El político y el científico, que por cierto recomiendo leer para comprender un concepto supremo: la ética política.

Entiendo a mis críticos, máxime que no existe una elevada cultura de las encuestas en Guerrero; tienen razón en dudar cuando la historia de la clase política local está llena de falsas declaraciones y discursos demagógicos; pero el tiempo pone a cada quien en su lugar, el 6 de octubre es la prueba de fuego para ellos y nosotros. Sostengo las tendencias dadas a conocer en mi artículo anterior, pues quienes me conocen saben que jamás me prestaría para manipular los resultados que en última instancia no son más que la opinión de la gente. Aunque sir Walton se me enoje el pueblo prefiere de dos a uno a Mojica; aunque los seguidores de López Rosas peguen el grito en el cielo, Escalona va arriba en las preferencias electorales de los ciudadanos que habitan al interior del distrito 18; esa fue la correlación de fuerzas en el mes de junio.

Ahora bien, las preferencias electorales se mueven con el tiempo. Ninguna elección es igual a otra. Como ya he señalado en otros artículos, lo más difícil es hacer variar las tendencias, en eso coinciden quienes se dedican al asunto de las mediciones.

Volviendo al inicio de campaña de Mojica, quisiera destacar el poder de convocatoria que tuvieron Enlace Ciudadano por la Democracia (Encide) y el PT. El lugar fue insuficiente al grado que eran más los que no pudieron entrar al amplio salón del hotel situado en la frontera del llamado Acapulco tradicional y el Acapulco dorado.

Si bien el PT empieza a cimentar las bases de su proyecto político, que dicho sea de paso, es ya el único de izquierda, a juzgar por las prácticas de quienes dicen ser de izquierda y una vez en el gobierno se alían a la ultraderecha, o sea, al PAN, votando iniciativas contrarias a la voluntad del pueblo. El trabajo político de Mojica a lo largo de un año es lo que lo ubica claramente en tercer lugar como candidato, y porque no decirlo, ubica al PT también como tercera fuerza político-electoral, desplazando al PAN, al menos en Acapulco.

Un gobierno diferente es un gobierno democrático, transparente, comprometido con su pueblo, de puertas abiertas. Los gobiernos actuales son gobiernos neoliberales; esto quiere decir que basan su actuar tomando únicamente como criterio de verdad variables propias de una economía de mercado, olvidando el compromiso social que todo Estado republicano asume para con sus gobernados, desde el momento en que se toma protesta del cargo.

Se supone que ante los problemas de distribución de la riqueza, el gobierno cobra impuestos sobre los ingresos; es claro que quien obtenga mayores ingresos pagará cuantitativamente mayor dinero, aunque la tasa de gravamen sea la misma para ricos y pobres. Pues bien, por los principios de igualdad y de justicia, el gobierno debe ser solidario con los que menos tienen o de plano, con los que no tienen, ¿qué? Servicios públicos como agua, drenaje, calles rastreadas, asfaltadas o pavimentadas, energía eléctrica, recolección de basura, etc.

Apoyar a los que más tiene por ser los que más aportan es una visión empresarial no de gobierno; no apoyar a las colonias irregulares por no pagar impuestos es un acto de soberbia e insensibilidad política y social, es olvidar la obligación que como gobernante se tiene, es pensar como burgués y no como pueblo explotado, oprimido, es no tener madre. Y mientras, como dotar de agua a cientos y miles de acapulqueños que votaron por el cambio, para ellos va a ser difícil aceptar la continuidad pues al igual que con Fox, el cambio sólo fue una falacia, un sueño guajiro.

De forma tal que un gobierno diferente debe centrar su atención en el ciudadano, pague o no pague impuestos; finalmente, el ser irregular es responsabilidad del gobierno municipal. O se es democrático o se es autoritario. O se es solidario o se es despótico. El pueblo de Acapulco, después de otros tres años, sigue esperando la justicia social, ante la pobreza y deterioro de vida que padece cada día de su existencia.

468 ad