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Desarrollan aquí proyecto de vivienda con materiales reciclables de bajo costo

 * Es una oportunidad de experimentar las técnicas de construcción alternativa en comunidades necesitadas, dice su promotor, Robert Pichardo Esquivél

 Xavier Rosado * Con arquitectura basada en los materiales de la naturaleza regional, así como basura, fierro viejo y llantas, es posible construir viviendas de bajo costo, resistentes y sobre todo, reciclables según el proyecto Techo Grande que se lleva a cabo con la participación de alumnos de arquitectura de universidades y asociaciones ecologistas del puerto.El proyecto, propuesto por el profesor de la facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Loyola del Pacifico, Robert Pichardo Esquivél, es apoyado por otras universidades y catedráticos como Luis Bortoni, arquitecto y maestro de la Universidad Americana de Acapulco y el arquitecto Fito Santiago Benítez de la Universidad Autónoma de Guerrero, así como la asociación civil Aca Recicla, Consejo Consultivo de Reciclaje (CCR) y el movimiento Ecologista Mexicano de Acapulco bajo la dirección de Anayancyn Salomón, en cooperación con líderes y ciudadanos del municipio de Acapulco.

 Proyecto Techo Grande

 El proyecto arquitectónico Techo Grande es un programa de diversas escuelas de arquitectura y la dirección de Protección Civil del Ayuntamiento de Acapulco y tiene como finalidad dar a los alumnos de esta área la oportunidad de experimentar en comunidades necesitadas las técnicas de construcción alternativa para utilizarla en beneficio de los pobres.Esta oportunidad ofrece instrucción académica con ejemplos reales y metas para los alumnos que participarán en el programa cada año y se presentarán en el contexto de proyectos reales que se dirigen a satisfacer las necesidades del individuo, de la familia y de la sociedad en general.“El estudiante obtiene el apoyo necesario que favorece el enriquecimiento de su preparación profesional y sobre todo una conciencia ecológica y social de su trabajo como profesional”, dijo el arquitecto.

 El proyecto, parte de una experiencia personal: Robert Pichardo Esquivél  

“El proyecto surge de una experiencia personal que adquirí cuando viví con los mayas en Yucatán por espacio de seis años entre Playa del Carmen y S’ian K’aan. En este lugar investigué sobre otras culturas indígenas además de la maya, en la jungla, aprendí a conocer arquitectura indígena de lugares tan lejanos como en Nueva Zelanda con las tribu de los Maoris, o con los indios Seminoles en el estado de Florida y la tribu Miccassucci de Miami y por supuesto, entendí a fondo la forma de vida de los mayas de Yucatán y de Quintana Roo.“Lo que más me impresionó era la similitud de sus sistemas constructivos y el modo de preparar sus alimentos, por ejemplo una choza en el sur del África y una palapa redonda de los mayas de Quintana Roo son el producto de una evolución arquitectónica que ha tomado siglos para desarrollarse.“Los Tipiis de la tribu Yaqui de Dakota del Sur y una tienda para las hordas guerreras de Rusia, son en efecto, la misma cosa. El proceso maya para preparar un lechón asado en un horno subterráneo sobre piedras calientes y envuelto en hojas de plátano es casi idéntico a la forma en que los Maoris de Nueva Zelanda preparan el jabalí.“Con todos estos datos pude darme cuenta de que la arquitectura y la cultura social, se basan en los materiales que están a la mano, sin necesidad de energía eléctrica, materiales o herramientas costosas”, explicó Pichardo.Hijo de un mexicano emigrado a Estados Unidos y de una mujer cubana, Pichardo se ha especializado en arquitectura y materiales ecológicos y alternativos.En Acapulco hizo un estudio de la arquitectura indígena de varias partes del mundo y llegó a la conclusión de que la llamada arquitectura contemporánea está atrasada por miles de años.“Para mí la única arquitectura válida para el nuevo siglo está basada en la herencia de los nativos de una localidad, los materiales y técnicas constructivas deben de provenir del sitio como lo dijo el arquitecto Frank Lloyd Wright hace setenta años en su famoso lema Form follows function (la forma sigue a la función)”, agregó.“Esta rica herencia cultural científica y técnica nos ofrece una vasta fuente de información que debemos utilizar para mejorar la calidad de vida del hombre.

 Materiales poco comunes pero resistentes

 Para la construcción de las casas en zonas conurbadas de Acapulco como La Venta, Ejido Viejo, El Conchero y El Cayaco, se utilizarán materiales como llanta triturada en vez de grava, tubos de cartón para hacer muros de 1.5 pulgadas de diámetro (para infraestructuras de techos de lona) y cilindros de cuatro pulgadas para muros ventanas y paredes, botellas de PET (polietilenterftalato), estos envases se usarán para triturarlos y echarlos en la mezcla para la fabricación de bloques de construcción.Para los techos y plafones se colocará loneta vinílica inflamable, paja de sorgo para muros, repellado (aplanado) con adobe, pisos de una mezcla de aserrín, cemento y polvo para color.“El termino Techo Grande es para identificar nuestro laboratorio móvil que se monta sobre una base de concreto pulido de 8 cms. de espesor cuyo tamaño varía según las necesidades del sitio. Sobre esta base se instala un sistema de postes con un techo simple de dos aguas fabricado con una infraestructura metálica (adquirido en los tiraderos de fierro viejo) con paneles de acrílico semitransparente, los aleros del techo están a una altura de 7 metros.“Los edificios experimentales que se construyen abajo de Techo Grande están limitados a un espacio de 4.50 por 4, y 50 por 4 metros de alto”, especificó Pichardo.Del resultado de los experimentos se escogen los sistemas constructivos más validos para el uso de cada localidad según las necesidades del pueblo y se aplican para construir las viviendas o edificios al servicio comunitario.

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