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Impiden en El Limón en Zihuatanejo que una constructora corte una ceiba

Brenda Escobar

Zihuatanejo

Vecinos de la colonia El Limón, en Zihuatanejo, con una protesta en la que incluyeron pancartas con leyendas de inconformidad, impidieron que los trabajadores de la empresa Constructora Torreblanca que llevan a cabo la construcción del bulevar Zihuatanejo, en el tramo El Limón, derribaran un árbol de ceiba de poco más de 30 años de antigüedad.
La protesta fue iniciada por la señora Margarita Arizmendi, vecina de ese núcleo habitacional, únicamente acompañada de un reducido grupo de niños y niñas a quienes les da catecismo; dijo que sería incongruente de su parte no defender el árbol pues en la doctrina les habla de que la naturaleza y los árboles son creación de Dios, “y por otra parte no tener valor para defender la creación de Dios”.
A esta iniciativa se sumó también el representante de la Secretaría de la Reforma Agraria, Gustavo López Nájera con su esposa e hijo, que viven a menos de 100 metros de la ceiba.
Después de ellos, llegaron más vecinos  e integrantes de la Red de Organizaciones y Grupos Ambientalistas (ROGAZ) Agustín Armenta Solís; el defensor del arroyo El Limón, Cirilo Gutiérrez Valdovinos y el ex director municipal de Ecología, Tomás Muñiz Vera, así como ciudadanos espontáneos que se bajaron de sus vehículos para protestar junto con sus pequeños hijos.
Rato después llegó un grupo de alumnos de la Preparatoria número 13 de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) quienes se abrazaron a la ceiba y expresaron su inconformidad ante su posible derribo.
Gustavo López Nájera dijo que los vecinos no están en contra del proyecto, sino en contra de que éste no se adecue para respetar a la naturaleza; dijo que decidieron defender el último árbol que queda en el bulevar por lo que habían convocado a los demás vecinos para las seis de la tarde de este jueves, sin embargo, los obreros empezaron a lastimar las raíces del árbol y decidieron impedir que siguieran haciéndole daño.
Incluso colocaron una cinta precautoria a su alrededor mientras otros vecinos se colocaban a su alrededor mostrando sus pancartas a los automovilistas que miraban entre desconcertados e incrédulos  la iniciativa de los vecinos por defender el frondoso árbol de unos 10 metros de alto y un tronco de aproximadamente un metro de diámetro.
El arqueólogo Alfredo Lobato que pasaba por el lugar, comentó a los reporteros que en los tiempos prehispánicos, el árbol de ceiba era sagrado pues los indígenas creían fervientemente que su esencia conectaba con los tres niveles verticales del universo, el nivel celeste, terrestre y el inframundo, “estos árboles los abrían y al abrirlos conocían el destino de los hombres; sigue siendo un árbol sagrado y además endémico de esta zona, ya quedan muy pocos ejemplares”, opinó.
Pocos minutos después llegó al lugar un inspector de Ecología que les aseguró que estaba en el lugar para defender el árbol, lo que le valió una serie de reproches por parte de los manifestantes e incluso le cuestionaron del por qué no defendió el resto de los árboles que tiraron a lo largo de los casi cuatro kilómetros que abarca el bulevar.
El funcionario les comentó que la mayoría de esos árboles fueron resembrados en otros lugares de la ciudad, pero admitió que todos ya estaban muertos.
Después de que el funcionario habló con el residente de la obra, éste aceptó hacer una modificación y cambiar el trazo para dejar la ceiba en su sitio, sin embargo, los vecinos se negaron a retirarse del lugar hasta tener la certeza de que el árbol no sería derribado.

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