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No han alertado las autoridades a familias que viven en zonas de alto riesgo en Chilpancingo, se quejan

*Algunas viven aún en las barrancas de Alpuyeca y El Tule, pese a las afectaciones que tuvieron durante la tormenta Manuel. No están enterados de las rutas de evacuación ni de la localización de los albergues, indican

Familias afectadas por la tormenta Manuel que viven en barrancas y pendientes en Chilpancingo, consideradas como zonas de alto riesgo, no han sido alertadas por las autoridades estatales y municipales del peligro que corren en el lugar donde habitan desde que comenzó el periodo de lluvias.
En un recorrido por las barrancas de Alpuyeca y el Tule, ubicadas al poniente de la capital, que pasan por la colonias Renacimiento, Zapata, Vista Hermosa y Bellavista, se constató que hay familias que por la necesidad y ante la falta de apoyo de los tres niveles de gobierno, siguen en sus casas que fueron anegadas por las lluvias del 15 de septiembre del año pasado.
Las familias lamentaron que a nueve meses del paso de la tormenta Manuel las autoridades de Protección Civil no los han visitado para explicarles las rutas de evacuación y los albergues disponibles, que son anunciados en redes sociales y medios de comunicación a los que no tienen acceso porque apenas tiene para sobrevivir.
Demandaron a las autoridades que cumplan con las promesas que les hicieron días después de la tormenta, y que hasta ayer habían quedado en el discurso, porque la reubicación que les prometieron antes de que comenzaran las lluvias no ha llegado.
En la colonia Renacimiento y Zapata la ayuda se limitó al desazolve del caudal que subió más de tres metros, porque apenas hace cuatro semanas comenzaron con los trabajos del encauzamiento de la barranca de Alpuyeca.
Algunas casas en el lugar lucen vacías, llenas de basura y lodo, y aún tienen las marcas que dejó la corriente del río. La escuela Emiliano Zapata, a unos metros de la barranca, sigue sin el muro de contención que las autoridades educativas prometieron construir para seguridad de los estudiantes.
Justó ahí, entre la escuela y la calle principal, cuelga a unos 5 metros de altura un puente de madera que fue habilitado tras las lluvias de Manuel para el paso de familias y estudiantes de la escuela.
A orillas de la barranca de Alpuyeca, en una pequeña choza reconstruida con pedazos de madera y el techo con láminas oxidadas, vive la señora Gabriela Reyna, su esposo y dos hijos.
Ellos, el año pasado, vieron cómo el pequeño riachuelo que pasa al lado de su vivienda se convirtió en un río que inundó decenas de casas, llenó de lodo otras, y algunas más simplemente desaparecieron por el embate de la corriente.
Algo temerosa, Gabriela Reyna relató que estuvo un mes en un albergue que se habilitó en una casa particular cerca del lugar donde vivía, tras el paso de Manuel que se llevó parte de su vivienda de madera y lámina.
Durante ese tiempo estuvo sobreviviendo con el apoyo de vecinos y personas que les regalaban despensas y ropa, mencionó. Tras la tormenta y luego de haber dejado el albergue que durante casi un mes fue su hogar, regresó a su humilde casa llena de lodo y semidestruida.
Contó que la necesidad de un lugar donde vivir hizo que ella y su familia regresaran a las orillas del arroyo que “ahora que llueve estamos atentos para salirnos si las aguas crecen”. Afirmó que desde el comienzo del periodo de lluvias ninguna autoridad los ha ido a visitar.
Gabriela Reyna declaró que es consciente del peligro que corren ella y su familia pero “no tengo a dónde más ir, aquí llevó más de 13 años viviendo” y dijo que la necesidad de un techo los hizo regresar.
Ella se quejó que tras los meses y luego de los censos y apoyos que dieron las autoridades federales y estatales, nunca recibió la ayuda de los 10 mil pesos para la compra de electrodomésticos, despensas y “menos un terreno”.
Otro caso similar vive la familia Gómez López, en la manzana U de la colonia Bellavista, en la parte baja de la colonia del PRD, que tras el humedecimiento del terreno, éste se desplazó y hundió, provocando que las casas de madera colapsaran.
Manuel dejó aquella noche del 15 de septiembre al menos a unas 10 familias durmiendo entre escombros y aguas de drenaje. A 9 meses el lugar sigue habitado por las familias y parece que el tiempo no ha pasado, pues sigue sin ninguna mejora.
Ayer durante un recorrido se pudo observar la colocación de algunos bloques de piedras en la parte alta de la barranca y otros en la parte baja para evitar que la tierra siga desplazándose pero, de acuerdo a las familias, el problema es el drenaje que el municipio sigue sin poder arreglar y que mantiene la humedad en el lugar.
Poco ha sido el cambio en la colonia, siguen las casas de madera dañadas por el paso de la tormenta Manuel, y las que han sido reconstruidas siguen padeciendo los hundimientos de la tierra.
La señora Margarita Gómez aseguró que la última vez que el presidente de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos, visitó el lugar fue hace dos semanas pero “vino de paso, sólo a ver a sus trabajadores, aquí no bajó”.
Miembros de la familia Gómez López, que en febrero cumplió 17 años de vivir en el lugar, dijeron que siguen esperando el nuevo terreno que les prometió el presidente municipal, apoyo que prefirieron luego de que se les condicionó la tarjeta de los 10 mil pesos para electrodomésticos por el nuevo predio.
“Nosotros no tenemos a dónde ir, estamos aquí por necesidad, hay vecinos que se fueron a rentar, pero nosotros somos pobres”, dijo doña Margarita.
El gobierno del estado, el sábado, informó que debido a la baja presión que se formó frente a las costas de Guerrero se determinó la evacuación preventiva de la población en zonas de riesgo. (Jacob Morales Antonio / Chilpancingo).

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