Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Alfredo Arcos Castro

Una nueva clase política

 Durante varios años me he preguntado constantemente ¿cuál es la causa o causas del subdesarrollo en el estado de Guerrero?; ¿quiénes con los responsables de esta miseria? Una sociedad como la nuestra que cuenta con recursos naturales, sociales y geográficos favorables que pueden contribuir al desarrollo económico y social del estado ¿qué ha hecho con ellos?; ¿por qué somos de las entidades federativas una de las más atrasadas en el país? Debemos ser concientes y aceptar que parte de esta tragedia es responsabilidad de los guerrerenses, sí de nosotros mismos, que no hemos sido capaces de dar respuestas efectivas a los problemas de la pobreza. Por lo contrario, con nuestro voto hemos coadyuvado a reproducir un sistema político, económico y social inmoral, incapaz e ineficiente, minado por los lastres de la corrupción y la impunidad.

Una de las causas que han determinado el atraso en el estado de Guerrero es el mal desempeño de la clase política (legisladores, gobernantes, magistrados, jueces, procuradores de justicia, partidos políticos, sindicatos, empresarios, etc.) que ha generado la corrupción y la impunidad. Sin duda alguna, en las prácticas viciadas de la clase política guerrerense podemos encontrar parte de la explicación de la actual crisis que se vive en Guerrero. Una clase política que no le interesa el mejoramiento del nivel y calidad de vida de los ciudadanos, ni el bien común de la sociedad. Su objetivo es el poder y el enriquecimiento a lo máximo. Lo que demuestra con estas conductas es que no hay voluntad política para sacar del atraso al estado.

La situación de Argentina es un claro ejemplo de cómo una clase política irresponsable puede llevar a un país al colapso. La mitad de los argentinos hoy en día están por debajo de la línea de la pobreza, un tercio de la población se encuentra en la indigencia, después de haber sido una potencia económica en Sudamérica. Por otro lado, podemos observar que países con menos recursos naturales y muy escaso territorio tienen en la actualidad altísimos niveles de renta y bienestar, Japón por ejemplo. ¿Cuál es la diferencia entre unos y otros? La respuesta es que unos han administrado los recursos responsablemente, con honestidad y eficacia; los otros no lo han hecho.

En este entendido, ¿qué tenemos que hacer para que las cosas sean distintas en Guerrero? Cambiar nuestra burocracia política por otra más honesta, eficaz y eficiente, y bajo controles democráticos; debemos innovar nuestras formas de administrar nuestros recursos, obviamente, dándole mayor prioridad a la justicia social. Por supuesto, lo anterior significa acabar de raíz con las prácticas viciadas de la clase política: erradicar la corrupción y la impunidad que son los dos pilares en que se han sostenido  el sistema político en el país y el estado en particular. Es necesario, que la clase política sea renovada por otra más honesta y eficaz. Sin embargo, estamos seguros que el relevo va a ser un proceso demasiado complejo, sobre todo porque la clase política en Guerrero está muy habituada a desenvolverse entre la corrupción y la ineptitud.

En relación a la participación ciudadana, en la toma de decisiones es condición que actúe con responsabilidad, no podemos ni debemos seguir legitimando gobiernos corruptos, ineptos e ineficientes. No estamos obligados a seguir siendo corresponsables del atraso, la pobreza y la miseria en Guerrero. Lo lamentable del caso es que en las elecciones de octubre para diputados locales y presidentes municipales, las cosas siguen igual, las caras y las prácticas políticas son las mismas, nada cambia. No cabe duda, el cambio radical de la clase política en Guerrero va a ser  un hueso duro de roer, pero algo tenemos que hacer si realmente queremos salir del subdesarrollo. Necesitamos de una nueva clase política, honesta, preparada, eficaz, eficiente y capaz, y de una  ciudadanía que participe y asuma con responsabilidad sus obligaciones políticas y cívicas. De no ser así el futuro de Guerrero estará cancelado. La solución somos todos, nadie queda exento de esta tragedia.

P.D. en el artículo anterior “El nuevo PRI, nada distinto, nada preciso” me refiero a la   XVIII asamblea del PRI.

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