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Promueven que la gente pierda el miedo al arte por medio de una feria comercial

Centenares de personas van de un lado a otro por los estrechos pasillos del undécimo piso de un rascacielos neoyorkino. Unos se inclinan y observan un collage hecho de pequeñas piezas de plástico que versiona La joven de la perla de Vermeer, mientras otros se detienen ante un círculo rosa en un diminuto marco, obra del artista Damien Hirst.

En los pequeños stands de esta muestra, los expositores desgarran las envolturas de plástico de otros cuadros y fotografías. Pronto, estos cuelgan donde justo antes se acaba de vender otra pieza. Se escuchan risas y animadas conversaciones. Y es que quienes hayan visitado alguna muestra de arte, rápido se dan cuenta de que aquí, en la Affordable Art Fair, el ambiente es otro.

Ese es precisamente el objetivo de esta Feria de Arte Asequible: una muestra con unos 40 expositores estadunidenses y 35 internacionales que, según los organizadores, aspira a ofrecer una mezcla de “arte, educación y diversión”. Se trata de que los visitantes pierdan el miedo al arte y se planteen convertirse en coleccionistas. Y por ello, ninguna de las obras a la venta hasta el viernes cuesta más de 10 mil dólares (7 mil 600 euros). La mayoría pueden adquirirse por menos de 5 mil dólares y hay algunas reproducciones y fotografías a partir de 100 dólares.

Junto al punto rosa de Hirst, cuyas obras suelen valorarse en millones, cuelga un cartel con el precio de 2 mil 200 dólares (unos mil 700 euros). Eso sí, es sólo una de las 55 reproducciones de la obra, aunque el galerista James Booth-Clibborn afirma que “uno podría esperar un aumento de su valor ante la fama del artista. Siempre digo que el arte ofrece un valor con esfuerzo”, señala. Si se vendiera en una subasta, lograría al menos el mismo precio, añade el galerista.

La primera Feria de Arte Asequible tuvo lugar en Londres en 1999. Este año, los organizadores tienen programadas 17 ferias en 14 ciudades. Según sus datos, más de un millón de visitantes ya se han gastado unos 300 millones de dólares en arte contemporáneo. Aunque el éxito del formato no está exento de crítica (DPA / Nueva York).

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