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Siguen habitantes de San Vicente refugiados en Cuapanguito a nueve meses de Manuel

“No regresamos porque tenemos miedo de que nos sepulte el cerro”, dice una de las afectadas

A casi nueve meses de que la tormenta tropical Manuel provocara una grieta que atraviesa la comunidad de San Vicente en la sierra de Chilpancingo, familias que antes vivían ahí permanecen en el terreno prestado por comuneros de Cuapanguito, para prevenir una catástrofe.
La familia de Noemí Chávez Cruz cumplirá los nueve meses de vivir en el predio prestado por ejidatarios de Cuapanguito, porque su casa en San Vicente “se estaba moviendo”.
En un terreno elevado y rodeado por árboles de pino, la familia construyó una casa de madera con un alto techo de lámina de zinc, donde vive con su esposo y su primer hijo. “No regresamos a San Vicente, porque tenemos miedo de que nos sepulte el cerro”, agregó.
Mientras cargaba a su pequeño, comentó que desde el 15 de septiembre llegaron al terreno para refugiarse de la lluvia que había reblandecido el piso de su casa, y que había movido las paredes de madera.
En el pequeño páramo también acababan de llegar familias de San Vicente que buscaban refugio durante esta nueva temporada de lluvias, y quienes improvisaron una galera de 5 metros cuadrados con techo de lámina y  palma.
Un campesino joven, originario de San Vicente, Domingo Flores Millán, construyó una de las galeras en el páramo de Cuapanguito desde hace 15 días, porque la lluvia ha sido continua en su comunidad.
“Aquí se siente el terreno más seguro, no llueve tanto y no tengo miedo por las noches”, agregó.
El joven campesino señaló que ésta es la segunda vez que se viene a vivir a Cuapanguito, porque tiene miedo que la tierra se “abra”, y queden enterrados mientras duermen.
Recordó que la lluvias de los dos últimos temporales, no sólo afectaron las viviendas, sino también los terrenos donde siembra, ya que la tierra está muy reblandecida y esto afecta la producción de sus cultivos.
El Ejido de Cuapanguito se encuentra a escasos 6 kilómetros de la comunidad de San Vicente, y fue ahí donde los ejidatarios decidieron prestarles un terreno para que fuera utilizado como refugio durante la temporada de lluvias del año pasado y del presente.
El terreno es una colina llena de árboles de pinos, pero a diferencia de la otra comunidad, en esta hace menos frío y la neblina no baja tanto, por lo que es considerada por sus nuevos residentes como segura.
En el terreno de poco más de siete hectáreas, aún queda registro de las galeras que fueron instaladas por los habitantes de San Vicente, durante la temporada de lluvia del año pasado, y también hay nuevas casas de madera que están siendo levantadas para que durante esta temporada sean habitadas nuevamente.
Durante esta temporada de lluvias, al terreno de Cuapanguito llegaron cinco familias más, porque temen que sus hijos corran peligro en su anterior hogar, por lo que a pesar de que sus terrenos de siembra quedan lejos, prefieren caminar que arriesgar su vida.
En éste lugar donde se registran bajas temperaturas, actualmente viven 12 niños de entre nueve meses y 12 años de edad, quienes sobreviven de lo que cosechan sus papás y la cría de algunas gallinas.
Los niños mayores ayudan en las labores del campo, sembrando, limpiando los cultivos  o cortando leña para alimentar las fogatas con las que combaten el frío. (Anarsis Pacheco Pólito / Cuapanguito).

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