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Sicarios de El Chava Granados ejecutaron a los trabajadores de la Sedesol, dice la Procuraduría

Son seis y están prófugos, informa Iñaky Blanco, que presenta fotografías y retratos hablados. Las pruebas periciales y los exámenes de ADN confirman que los cuerpos hallados en la sierra de Coyuca de Benítez son de los tres empleados, agrega

 

Mariana Labastida

El procurador de Justicia del estado, Iñaky Blanco Cabrera dio a conocer fotos y retratos hablados de los presuntos asesinos de los tres trabajadores (dos de Diconsa y uno de Liconsa) de la Secretaría de Desarrollo Social federal (Sedesol) que desaparecieron el 24 de abril en la sierra de Coyuca de Benítez y cuyos cuerpos fueron encontrados el 3 de junio.
El funcionario estatal dijo que desconoce el móvil de la agresión, que de acuerdo con las pruebas periciales y los exámenes de ADN los cuerpos encontrados son de los trabajadores de la Sedesol, y pidió a las familias que si tienen alguna duda proporcionen muestras para que hagan sus estudios en otros laboratorios.
Los supuestos homicidas fueron identificados como sicarios de Salvador, El Chava, Granados Vargas  y se dedicaban a la siembra y cosecha de droga.
En conferencia de prensa en Acapulco, Blanco Cabrera informó que están identificados los hermanos Fredy, Juan Carlos, Diego Daniel y Orlando Tecuchillo Pérez, su medio hermano Facundo Tecuchillo Villalba y Jonathan Solís Diego como los asesinos, quienes dejaron sus viviendas después de cinco días de los hechos, pero los cuerpos fueron encontrados en un terreno de su propiedad.
Blanco Cabrera mostró dos fotografías y un retrato hablado de tres de los presuntos responsables, la primera es de quien se hace llamar Junior Tecuchillo Pérez, y está parado frente a la camioneta encontrada con sangre en la propiedad de la familia, el segundo es Diego Daniel, quien está “al parecer” frente a un plantío de marihuana a campo abierto.
Dijo que Juan Carlos tiene antecedentes penales, e ingresó al reclusorio de Acapulco por portar armas de fuego exclusivas del Ejército y por delitos contra la salud, pero salió en libertad provisional el 11 de abril del 2011, sin embargo, al no presentarse a cumplir con sus obligaciones procesales se ordenó su reaprehensión.
El procurador informó que por los testimonios, el hallazgo de los cuerpos y diferentes evidencias se “tuvo por acreditado el cuerpo del delito de homicidio y la probable responsabilidad de los
indiciados”, por lo que el agente del Ministerio Público ejerció acción penal en contra de Fredy Tecuchillo Pérez, Juan y/o Juan Carlos Tecuchillo Pérez, Diego Daniel Tecuchillo Pérez, Orlando Tecuchillo Pérez, Facundo Tecuchillo Villalba y Jonathan Solís Diego.
“Por el delito de homicidio calificado en agravio de Gustavo Abarca Radilla (auxiliar operativo de Diconsa), Héctor López Torres (supervisor operativo de Diconsa) y Carlos López Sánchez (promotor la empresa privada PROSPECTA, la cual presta sus servicios para Liconsa), iniciándose la causa penal correspondiente, dentro de la cual se obtuvieron las órdenes de aprehensión respectivas”.
El funcionario estatal dijo que se sigue investigando el móvil por que “no tenemos claro al día de hoy por qué privaron de la libertad y ejecutaron” a los trabajadores, y la identidad de las víctimas “está resuelta” por las diferentes pruebas que se les realizaron.
El procurador explicó que se determinó la probable responsabilidad de los hermanos Tecuchillo porque estaban consumiendo bebidas embriagantes y conduciendo la camioneta Windstar blanca con vidrio polarizados donde se encontraron cabellos de las víctimas.
Dijo que en la investigación se determinó que los trabajadores de Sedesol que salieron de Alcholoa, municipio de Atoyac de Álvarez, tenían asignada la ruta de Blancas, Paso Real, Atoyaquillo, Las Pulgas, el Ranchito, Yerba Santita y Las Compuertas del municipio de Coyuca de Benítez, a donde viajaron en una camioneta Nissan Pick up blanca placas HC08226 de Guerrero y a su regreso tenían que pasar por Yerba Santita, viéndolos por última vez en la comunidad de Las Compuertas a las 21:30 horas, por lo que se investigó a los hermanos Tecuchillo.
Fueron ubicados en una parcela del lugar conocido como Arroyo Grande, donde también se localizaron pertenencias de los trabajadores de la Sedesol, así como en el camino que conduce a Yerba Santita y en El Ranchito se ubicaron tres casas de la familia.
El procurador expuso que el 13 de mayo, la Policía Ministerial ubicó a un testigo de los hechos, quien dijo que los hermanos Tecuchillo y Jonathan Solís Diego “se han dedicado a la siembra y cosecha de mariguana dentro de sus terrenos, además de saber que son sicarios de un sujeto al que mencionan como Chava Granados”.
El día que desaparecieron los trabajadores de Sedesol andaban bebiendo y regresaron a sus viviendas como a la una o dos de la madrugada y el testigo, “se percató que cada vez que transitaban policías por la comunidad los hermanos corrían al monte a esconderse”, regresando hasta la noche, lo cual hicieron durante cinco días antes de irse con sus esposas abandonando sus casas”.
“Manifestó tener plena seguridad que en el asunto de los trabajadores de Diconsa están involucrados los sujetos en cuestión”, agregó.
Blanco Cabrera dijo que en la propiedad de la familia Tecuchillo se decomisó una camioneta Chrysler Town Country 1998 blanca con placas HFK1992 de Guerrero, en la cual encontraron rastros de sangre en el tablero, el piso y “toda la cajuela” además de cabello en el interior, mismos que fueron comparados con lo cuerpos encontrados enterrados y coincidieron.
En la revisión que se hizo en las inmediaciones de la localidad El Ranchito el 27 de mayo se encontraron, a un kilómetro de las viviendas de la familia Tecuchillo, “una bolsa de plástico con unas botas industriales amarillas de marca Crucero serie  275312420, que fueron identificadas por el padre de Gustavo Abarca Radilla como las de su hijo.
El 3 de junio localizaron en un paraje propiedad de los Tecuchillo Pérez una placa de cemento de dos metros de ancho y veinte centímetros de grosor con cal, y debajo una fosa con tres cuerpos en estado de descomposición atados con las manos hacia atrás con lazos de plástico azul, a los que se les realizó la necropsia.
El Semefo determinó que la causa de muerte fue por “traumatismo craneoencefálico severo, secundario a heridas penetrantes a cráneo producidas por proyectil de arma de fuego, presentando los tres cadáveres dos orificios cada uno”, y se determinó que tenían entre 35 y 40 días muertos.

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