Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Alejandro Díaz Garay

De candidatos y candidaturas

 La historia político electoral de nuestro país en la pasada década, muestra que los candidatos capaces de ganar una elección han sido quienes decidieron romper con el PRI. Como ejemplo: Cuauhtemoc Cárdenas, Manuel López Obrador, Ricardo Monreal, entre otros.

De haber postulado otras candidaturas, en los casos ya citados, no estaba garantizada de antemano la victoria; luego entonces, una primera conclusión válida de nuestra historia electoral reciente es que se debe tomar en cuenta el candidato no sólo el partido o las alianzas.

Esta aseveración deja mal parados a los partidos políticos, ya que en el fondo hay un rechazo a su proyecto político y social. La gente no ubica sus preferencias a partir de un análisis de posiciones ideológicas, sean estas de izquierdas o de derecha, sino que busca credibilidad, honestidad, rectitud, respeto, transparencia, principios que los institutos políticos una vez en el poder se olvidan de practicar.

Es la inconsistencia entre lo que se dice y lo que se hace, lo que invita a no votar; la inconsistencia entre la observancia de un Estado de derecho y los acuerdos políticos tomados debajo de la mesa lo que genera incredulidad y apatía entre la ciudadanía.

En esta crisis política de la que no estamos exentos los guerrerenses, las personalidades afloran como la salvaguarda del proceso electoral vigente. Una vez demostrado su falta de praxis, los tecnócratas han cedido el poder a la clase empresarial. Baste mirar hacia Los Pinos. De andar preocupado por la guerra de las Colas, Vicente Fox pasó a ser ni más ni menos que el mismísimo presidente de la República Mexicana. El pragmatismo del Ejecutivo supera los niveles observados por los ex presidentes Ernesto Zedillo y Carlos Salinas.

Pero dicho sea de paso, nadie había engañado tanto al país, ni siquiera Salinas de Gortari, como el presidente en turno. En diciembre del 2001 la credibilidad de la gente era cercana al 85 por ciento, las expectativas del ciudadano común eran tan altas que una crítica bien fundada era tildada de haberse elaborado de “mala leche”. Ahora, los mexicanos que creen en las promesas presidenciales son menos del 48 por ciento, según las encuestas más respetables.

 

Caso Acapulco

 

De los candidatos por la Presidencia Municipal de Acapulco, Escalona, Mojica, y Walton son ampliamente conocidos por su actividad empresarial exitosa, vinculados estrechamente con la actividad turística, principal rama generadora de empleos; no así el perredista López Rosas, quien tiene nula experiencia al respecto.

Dato curioso es que los cuatro aspirantes por la alcaldía acapulqueña han sido –en algún momento– militantes en activo del PRI; López Rosas fungió como secretario del Gobierno de René Juárez Cisneros cuando éste era presidente Municipal de Acapulco. Walton llegó a dirigir el tricolor en el puerto antes de sumergirse en el mundo de los negocios. Mojica participó en el gobierno municipal de Rogelio de la O. Escalona –el priísta puro– es concesionario de una franja costera caracterizada por la venta de alcohol, drogas y sexo.

Aún cuando el PAN decidiera irse en alianza, el proceso electoral de Acapulco es con mucho muy diferente al de hace tres años. Ahora hay tres personalidades con un perfil empresarial (muy de moda) y un cuarto que no es apoyado por el PRD, lo que le da un posicionamiento mayor que el de su candidatura. Recuerde, estimado lector que la causa por la que el PAN y la mayoría de la sociedad civil decidió apoyar a Zeferino Torreblanca hace casi tres años, fue por su perfil eminentemente empresarial, visión que por cierto viene aplicando desde diciembre de 1999 en el ayuntamiento de Acapulco, haciendo a un lado los compromisos políticos inherentes de todo proceso electoral. Si habría que resumir su periodo en unas cuantas palabras, diríamos eficiencia administrativa pero con una pálida visión de gobierno. Como a nivel nacional, ha mejorado el déficit público pero con un alto costo social

Siendo Acapulco el municipio más importante de los 77 existentes en Guerrero (incluyendo Marquelia), la migración es una constante; aunado a eso, lo joven de su población eleva la tasa de natalidad año con año; estas dos características hacen que entre proceso y proceso el número de votantes vaya en ascenso.

Aun cuando se espera una votación cercana a los doscientos mil electores, se antoja harto difícil que alguno de los candidatos alcance los 90 mil votos con los que ganó la presidencia Zeferino Torreblanca Galindo; antes bien, podría darse el caso de ganar la elección con una votación cercana al 40 por ciento. Evidentemente, quienes tienen mayores posibilidades de lograr este porcentaje son el PRI y el PRD, por estar mejor posicionados en Acapulco; pero de no haber capacidad de mantener el voto duro de estos dos partidos podría haber alguna sorpresa, principalmente de Alberto Mojica Mojica, quien en una reciente encuesta se encuentra mejor posicionado que Luis Walton Aburto.

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