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Digna Ochoa en la sierra: yo puedo ser su mandadera para tocar puertas

Al final de su recorrido por cuatro comunidades de la sierra de Petatlán, el 2 de octubre de 2001, Digna Ochoa dijo a miembros de la Organización de Campesinos Ecologistas a quienes estaba entrevistando en el atrio de la iglesia de Banco Nuevo: “Creo que es muy claro que ustedes como organización han tocado intereses importantes de los caciques y de las autoridades, y por ahí podremos presumir porqué persiguen, porqué encarcelan, porqué matan, a la gente de su organización; es como para querer parar el movimiento”. Esa charla aparece en la parte final del video que el campesino ecologista Perfecto Bautista Martínez grabó de la visita de la abogada a la sierra, acompañada por el alemán Harald Ihmig, de FIAN, organismo no gubernamental que promueve el derecho a la alimentación.

En la cinta, las últimas palabras de Digna se refieren a la esperanza que tenían las comunidades ecologistas de esta área en el apoyo que ella les podía dar en la defensa de cuatro presos en Acapulco, de siete perseguidos por el Ejército y en la búsqueda de apoyo para proyectos productivos. Dijo a Felipe Arriaga: “Comisionamos a Harald para que difunda la situación que ustedes viven, y por otro lado como que sea él quien toque las puertas para ver cuáles se abren y qué apoyos podríamos obtener para ustedes directamente”. Como para compartir el encargo con Digna, Harald recordó: “Y también hay una esperanza en las abogadas mexicanas”.

Digna responde: “Trataremos de hacer lo que podamos. También para los abogados es difícil hacer nuestro trabajo”. Terminó ahí la única visita de Digna Ochoa a la sierra de Petatlán, donde conoció de cerca los problemas de los ecologistas, la pobreza, el aislamiento, la falta de atención del gobierno, y la represión del Ejército y los caciques, la indefensión en que se encuentran las familias de los asesinados, de los presos y de los perseguidos. Era octubre, y los caminos estaban destruidos por las lluvias; en algunos tramos tuvieron que bajarse de las cuatrimotos y empujarlas; los arroyos sólo podían atravesarse a pie.

También conocieron la belleza de los paisajes de la sierra de Guerrero. Harald Ihmig, en una reunión con habitantes de Barranca de Monte Grande, después de haber escuchado las denuncias sobre la marginación y la represión en este lugar, en La Pasión y El Zapotillal, comentó: “Yo vengo de Hamburgo, en Alemania. No vengo como turista, aunque este paisaje es algo maravilloso, casi el paraíso. Casi, porque faltan unas cosas, falta una carretera, la luz, maestros, médicos, y unas cosas más, y hay otras cosas que no pertenecen a un paraíso, por ejemplo robo de árboles, o algo que es un delito público increíble: que gente que se ocupa de la protección del ambiente que necesitamos para la vida, es perseguida por el mismo gobierno y la estructura estatal”.

Digna Ochoa se presentó en cada reunión, y repitió que no tenía nada que ofrecerles, sólo tocar puertas para buscar apoyo, convertirse como en la mandadera de estas comunidades.

Quiero participar con los ecologistas

“Soy abogada, y el caso de Rodolfo (Montiel) y de Teodoro (Cabrera) me tocó trabajarlo desde el Centro Pro, aunque nunca habíamos venido para acá porque todo el trabajo era en los juzgados. Actualmente ya no pertenezco al Centro de Derechos Humanos, sin embargo, desde que estaba en el Centro conocí a través de los papeles y de las personas con las que tuvimos contacto un poco la Organización, el trabajo que ustedes están haciendo y que es muy importante y que nosotros valoramos mucho.

“Actualmente no pertenezco a ninguna organización, y a título personal me he interesado y he ofrecido algún apoyo que es muy pequeño porque finalmente no tengo nada que ofrecer.

“Sin embargo, cuando hablaba con Eva (Alarcón), Pedro (Rojas), Juan (Bautista), Felipe (Arriaga), con Rodolfo (Montiel), les decía que creo que podría apoyar en algo, en algunas cosas, muy pequeñas, pero quiero participar en algo con ustedes.

“Y en lo que yo creo que podría ayudar es tal vez buscando algunos apoyos. Yo decía que podría tocar las puertas, conozco la situación de ustedes, que no pueden bajar. Y bueno, si ustedes no pueden bajar, era un poco agarrarme de mandadera y tocar las puertas. Eso no quiere decir que se consiga todo lo que se proponga, pero yo siempre he dicho que no hay peor lucha que la que no se hace.

“Entonces es un poco eso. Tratar de buscar algunos apoyos. Yo no les prometo nada, no puedo prometerles nada, no tengo nada, sin embargo, lo poco que pueda apoyarles lo intentaremos.

“Entonces la intención es buscar eso, tocar algunas puertas para ver qué se puede conseguir. No prometo absolutamente nada, solamente tocar algunas puertas, algunas tal vez se abran, algunas tal vez no, pero lo intentaremos”. (Maribel Gutierrez)

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