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Cuevas: soy cronista del dolor humano, de los aspectos más terribles de la existencia

 Xavier Rosado * Un cronista del dolor humano, de los aspectos más terribles de la existencia, la muerte, la locura, así se reconoce el pintor José Luis Cuevas quien estuvo en Acapulco el miércoles pasado para clausurar la exposición Bitácora y Obra que se presentó en la Casa de la Cultura.Allí, luego de clausurar la exposición donde se exhibió durante más de 30 días las obras de renombrados artistas plásticos internacionales como Arturo Guerrero, Luis Nishizawa, Manuel Ahumada, Raúl Anguiano, José Castro Leñero, José Chávez Morado, Cuevas contó aspectos inéditos sobre su vida y su trayectoria artística de más de 40 años. “No son muchas las veces que he venido a Acapulco, Acapulco está entre mis antiguos recuerdos, vine siendo un niño. En el hotel Hamacas se filmó una película mexicana en la que debutó Tin Tan, la película se llamaba Hotel de Verano y Tin Tan tenía una breve aparición musical con el Carnal Marcelo y fue importante porque fue la primera aparición de alguien que se convirtió en uno de los grandes cómicos del cine mexicano”.El pintor recordó los años sesentas en Acapulco, durante los cuales conoció a personajes como el promotor turístico Mr. Acapulco, Teddy Stauffer, a quien conoció en el legendario hotel Las Hamacas del que dijo era un hotel de verano en el que siempre se hospedaba. También mencionó al primer actor que representó el personaje del escritor Edgar Rice Borroughs, Tarzán, el hombre mono, Johnny Weissmuller. Dijo que después de haber llegado a Acapulco para grabar la película Tarzán y las sirenas, Weissmuller se enamoró de este lugar a tal grado que se quedó a vivir aquí y hasta la fecha está enterrado en un panteón a la entrada del puerto. En aquellos tiempos es cuando yo precisamente vine en un viaje familiar y después volvería pero para tomar un barco que me llevó a San Francisco con mi esposa y dos de mis hijas. “Después no sé porqué no regresé a Acapulco, pero ahora es un verdadero gusto regresar después de tantos años.“Recuerdo que en el último viaje estaba yo en el hotel Villa Vera, que en esa época el dueño o el manager no recuerdo, era Teddy Stauffer, la presencia de él atraía mucho turismo porque era muy famoso por haberse casado con una bella actriz de cine que se llamaba Hedy Lamar, después bajó su popularidad porque resulta que apareció una autobiografía de la actriz en la que nada más le dedicó una línea a su casamiento con Teddy Stauffer”, narró entre risas Cuevas.“También me acuerdo de cuando ya estaba deteriorado físicamente, Weismuller daba sus gritos, aquellos de las películas de Tarzán y en las noches parece que así era, algo verdaderamente trágico y terrible que había sido un campeón de natación, después el gran Tarzán del cine, se sentía enfermo. En cuanto a las artes plásticas, se mencionó el hecho de la generación de la ruptura y del Museo José Luis Cuevas. Dijo que en este año se están celebrando ya los eventos para la primera década de existencia del Museo José Luis Cuevas que, comentó, se ha convertido en uno de los museos más queridos por la gente que siempre asiste a las inauguraciones de las exposiciones.“Fue un proyecto que surgió unos cinco años antes de que se inaugurara porque había yo reunido una colección importante de arte no sólo de obra mía sino de muchos otros artistas latinoamericanos y de muchos otros lados. “Cuando vi que era suficiente obra le dije a Berta mi esposa “quisiera yo donar esa obra a la ciudad de México” y ella aceptó. Pudo haber dicho en algún momento “oye pero ese es un patrimonio familiar”, pero afortunadamente en Berta no existía ese sentido comercial del arte y le pareció una idea estupenda. “Hay una grabación de la inauguración que me dio Jacobo Zabludovski y que pasó por la televisión en esa época. Esa copia ahora pertenece también a la colección del Museo José Luis Cuevas que ha reunido más de cien grabaciones de entrevistas mías en épocas “Esta es la vida cuando ya se llega a cierta edad hay tanta nostalgia, tantos recuerdos del paso por el mundo. En esta película de hace 10 años aparecen unos personajes ya desaparecidos como Colosio que estuvo en la inauguración, algunos desaparecieron del escenario político aunque todavía están vivos como el expresidente de México, Salinas de Gortari que fue el que lo inauguró.

Se cuenta que en la inauguración del museo hubo una asistencia tan impresionante de gente que la fila empezaba en el Zócalo de México y llegaba hasta la puerta del museo en la calle de Academia. Narró el pintor  que llegó un momento en que el museo tuvo que cerrar sus puertas.“Vi esa multitud al llegar acompañado de Zedillo al que me encontré cuando se estaba bajando del auto. En ese momento Zedillo acababa de ser nombrado Secretario de Educación y entonces nos detuvieron los guardias de seguridad que estaban allá y dijeron “no pueden pasar, ya está prohibido el paso porque hay mucha gente” y dije “es que si yo no paso, no se va a poder inaugurar el museo porque el museo lleva mi nombre”, me contestaron “bueno pues está bien pase usted pero el que no puede pasar es el otro señor” y el otro señor era Zedillo, les dije “es el Secretario de Educación” y entonces nos abrieron paso y ya pudimos entrar al Museo José Luis Cuevas.Comentó que actualmente se prepara es un homenaje a la generación de la ruptura. Señaló que se inauguró recientemente una exposición de una figura importante de ese rompimiento con la pintura mexicanista de entonces que es Vicente Rojo. En julio se inaugurará una exposición en la que se reúne la obra de las 10 figuras importantes de esa generación, cinco de ellos ya han fallecido y los otros cinco todavía siguen activos dentro de la plástica mexicana cada uno trabajando en lo suyo, internacionalizando la obra. “Cuando se dio la ruptura, esos tiempos de mi extrema juventud los recuerdo con una serie de cosas que sucedían que ahora francamente ya no me atrevería a hacer. Para empezar, cuando yo tenía 18 años visitaba los nosocomios y los manicomios incluso en busca de temas, los barrios bajos de la ciudad de México y los burdeles”, dijo José Luis Cuevas. “A mis 18 años estaba yo en el Hospital General observando a los agonizantes, hay un dibujo de aquella época que ha sido muy reproducido en libros en el que dibujo a un agonizante, estoy sentado en una silla cerca de la persona que está muriendo, un hombre pobre y estoy viendo la agonía y estoy haciendo un dibujo tratando de reflejar las expresiones de ese hombre que se estaba despidiendo de la vida y en ese momento observo, ya el dibujo iba avanzado, noté un extraño rictus en su rostro, y era que había dejado de existir. De modo que el dibujo era El retrato de un agonizante pero también el dibujo de un muerto, incluso así lo titulé: Apunte del natural de un agonizante –de un cadáver. Había yo logrado captar en ese dibujo ese momento terrible en el que se desprende de la vida un personaje terriblemente triste. “Bueno esas experiencias de casi mi adolescencia son cosas que ahora me costaría trabajo repetir, ser un cronista del dolor humano, de los aspectos más terribles de la existencia, la muerte, la locura. “Hace pocos meses apareció un libro que por cierto va a ser presentado en Acapulco en julio que es una compilación de las cartas a mi esposa Berta, se titula Cartas a Berta, Historia de un amor loco y está editado por Alfaguara. “Se llama así porque a Berta la conocí precisamente en el manicomio, Berta había iniciado sus estudios de psicología y había ido a La Castañeda, un manicomio en Mixcoac, Berta iba a hacer sus observaciones de los enfermos mentales y yo iba a dibujarlos. “Este fue el primer encuentro con la que durante tantos años fue mi esposa. Ella con mucha gracia contaba ese primer encuentro: “Vi aparecer a José Luis, me recordó en algo al poeta Rimbaud, traía yo el pelo largo a la manera del siglo 19 en Francia y en ese preciso momento me enamoré de él. Fue tal la emoción que tenía yo en la mano un algodón y me lo metí en la boca”. “Yo estaba preparando mi primera exposición en París en el año de 1955 y fue el momento de que también me enamoré. Yo vivía en aquellos momentos una tensión terrible porque me la pasaba metido en el manicomio, en los hospitales, en los anfiteatros y había caído enfermo. Estaba en la casa de mis padres, Berta se enteró de mi enfermedad y me fue a ver, me preguntó ¿qué es lo que te pasa? Yo exageré mi enfermedad y la vi a ella tan bella, tan bonita mi novia, Berta, ¿tienes novio?

–Sí si tengo

–y ¿cuánto tiempo llevas con él?

–Más de tres años.

–Pues ahora mismo vas a ver a tu novio y cortas con él.

“Se levantó y se fue. Tres días después regresó a la casa y me dijo que ya había terminado con él”. Este libro es muy importante en mi vida porque Berta siempre fue el ancla de mi vida. No se puede decir que le fui completamente fiel porque sería una hipocresía, pero no concibo mi vida sin ella, siempre la recordaré”, dijo el pintor.

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