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El acompañante

Maribel Gutiérrez * La ejecución de Gustavo (Tavo) Zárate Martínez, el 1 de noviembre de 2001, que según un testigo fue quien acompañó al tirador que mató a Digna Ochoa, fue difundida en medios de circulación nacional, pero sin referencia alguna a posibles vínculos con los asesinos de la abogada. El 2 de noviembre, 38 miembros de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán se trasladaron a la ciudad de México para exigir justicia en el asesinato de Digna Ochoa, e informar sobre la visita que hizo a cuatro comunidades. Con los testimonios sobre la visita de Digna Ochoa, la persecución de los caciques y el Ejército y al abandono en que se encuentran las comunidades ecologistas, y después la liberación de Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, causó impacto en los medios de la ciudad de México la información sobre la violencia contra la población en general, la que no participa en organizaciones ni en movimientos.

En una conferencia de prensa, el 9 de noviembre, el secretario de la Organización, Felipe Arriaga Sánchez, informó que cuando se preparaban para salir a la ciudad de México, en el camino de la sierra a El Zapotillal, cerca de la comunidad de El Venado, se dio una nueva masacre, en la que murieron dos adultos y una bebita (después se supo que la bebita no murió). Eran las 6 de la mañana del primero de noviembre, cuando Felipe Arriaga se dirigía a la cabecera municipal de Petatlán para preparar la salida a la ciudad de México. Iba manejando una cuatrimoto, y al pasar por El Venado encontró masacrados a los ocupantes de una camioneta, a quienes desconocidos les dispararon desde el monte con armas de alto poder. Encontró muerto, destrozado, a Tavo Zárate, que iba manejando el vehículo, y recibió cerca de 40 balazos. También mataron al señor Miguel Mejía, y sobreviven dos mujeres que estaban heridas de bala y tres niños. Nadie pudo ver a los agresores.

Felipe Arriaga, que pasó por El Venado cinco minutos después de la balacera, ayudó para el traslado de los heridos a un hospital. En la ciudad de México los manifestantes ecologistas informaron de este acontecimiento como un ejemplo de la violencia que se vive en la región, y se informó que unos minutos antes de la emboscada pasó por el lugar Roberto Cabrera, que también estuvo en la comisión de representantes de la Organización en la capital del país. Nunca se imaginaron que esa emboscada estuviera vinculada al asesinato de la abogada. En la región, poco después del asesinato del Digna Ochoa corrió la versión de que un policía judicial, conocido aquí como Charly, podría haber participado en el crimen. No se supo en qué se fundaba tal supuesto. El 23 de octubre, cuatro días después del asesinato de Digna Ochoa, fue asesinado en las afueras de Petatlán, en una gasolinera a un lado de la carretera federal Acapulco-Zihuatanejo el policía judicial Carlos García García.

En diarios locales se publicó que el policía judicial del estado estaba adscrito a la comandancia del municipio de Arcelia, en la región de la Tierra Caliente, del otro lado de la Sierra Madre del Sur, y estaba cargando el tanque de gasolina para regresar a su lugar de trabajo cuando le dispararon con un cuerno de chivo, desde una camioneta tipo Lobo. El judicial recibió tres balazos, y alcanzó a disparar su arma, una pistola 38 súper.

 

Los Tupos

 

García García, de aproximadamente 40 años, estuvo adscrito a la comandancia de la Policía Judicial del Estado en Zihuatanejo. En 1993 trabajó en la misma corporación en la comandancia de Petatlán. Después, con cargo en la policía o sin cargo, siempre andaba armado, aún en público, aunque no estuviera en funciones, y se piensa que tenía el apoyo de jefes militares del 19 Batallón del Ejército que tiene su cuartel en Petatlán. En la región, a Carlos García se le identifica como parte de un grupo de civiles armados vinculados al Ejército, conocido como Los Tupos. Ese grupo está encabezado por los hermanos Angel, Fidel y Adán Gómez, que actúan en las partes altas de la sierra de Guerrero, según denuncias que en 1999 fueron hechas ante diversas instancias del gobierno y ante la relatora de la ONU que visitó México, Asma Jahangir, por la asamblea de ejidatarios de Los Guajes de Ayala.

La denuncia dice que es un grupo paramilitar ligado a la explotación ilegal de los bosques, que se dedica a combatir a los que se oponen a los poderosos intereses de los madereros. Los tupos acusan a sus opositores de pertenecer a supuestos grupos armados con fines subversivos o guerrilleros, y en la persecución de ellos actúan coordinados con el Ejército, según esa denuncia. No se ha sabido más acerca de las sospechas sobre los vínculos con el caso Digna Ochoa de la ejecución del policía judicial, que fue el primero de una cadena de asesinatos en la entrada a la ruta de la sierra que visitó la abogada. En los meses siguientes al asesinato de Digna Ochoa se acentuó la violencia en las rutas de acceso a la sierra de Petatlán que la abogada recorrió el 1 y 2 de octubre, acompañada por el representante de una red internacional que defiende el derecho a la alimentación, FIAN, Harald Ihmig, y dirigentes de la Organización de Campesinos Ecologistas.

De acuerdo con los vecinos, esa ruta de la sierra, que comienza en El Barrozal, en la periferia de la ciudad de Petatlán, y atraviesa los ejidos de La Botella y de San José de los Olivos, era la más segura, la menos afectada por la violencia.

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