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Pide Liconsa seguridad a los alcaldes para operar en todo el estado, informa el delegado

Liconsa pidió seguridad a los alcaldes para operar en todo el estado, informa el delegado

El delegado federal de Liconsa en Guerrero, Javier Hernández Campos informó que han pedido seguridad a los presidentes municipales para sus empleados en todas las regiones del estado.
Luego del asesinato de los tres trabajadores de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en Coyuca de Benítez, Hernández Campos dijo que están abastecidas las 500 tiendas de Liconsa en el estado, y aseguró que siguen trabajando a pesar de la desaparición y posterior asesinato de los dos empleados de Diconsa y el de Liconsa.
El delegado informó que han pedido seguridad a los presidentes municipales de los lugares en donde operan porque los promotores de esa dependencia federal van a todas partes del estado y es necesario que viajen con más seguridad.
En declaraciones al concluir el acto de inauguración del foro estatal sobre la reforma para el campo, Hernández Campos dijo que ningún trabajador ha dejado de laborar a pesar de la tragedia.
“No tenemos bajas de trabajadores, estamos completamente bien, no tenemos ningún problema”, expuso y aseguró que se siguen distribuyendo los 30 millones de litros de leche de Liconsa en las 500 lecherías y 500 comedores que tiene, sin ningún problema.
El miércoles, la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga instruyó a los organismos sectorizados y a las delegaciones de la dependencia en el país tomar las medidas necesarias para que todos los trabajadores que laboran en campo trabajen con seguridad.
Las instrucciones de la funcionaria se dieron luego de que el gobernador Ángel Aguirre Rivero confirmó que los tres cuerpos encontrados en la sierra de Coyuca de Benítez son de los trabajadores de la Sedesol que desaparecieron el 24 de abril.
Los tres trabajadores de la Secretaría de Desarrollo Social federal que operan la Cruzada Nacional Contra el Hambre desaparecieron en la parte alta de la sierra de Coyuca de Benítez.
Ellos son Gustavo Abarca Radilla, Carlos López Sánchez y Héctor López Torres, dos trabajaban en Diconsa y el otro en la empresa Prospecta que trabajaba para Liconsa, según informó la Procuraduría. Salieron de Atoyac de Álvarez a Coyuca de Benítez en una camioneta Nissan rotulada con los logotipos del programa de Sedesol para entregar víveres y leche Liconsa en las comunidades, pero ese día se perdió la comunicación con los empleados. (Karina Contreras).

Es difícil el acceso a comunidades de la sierra por la presencia de grupos armados, denuncian

*Hace dos meses no se paga el programa Oportunidades porque no hay condiciones de seguridad para llegar a los pueblos, dice el coordinador general del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero, Rigoberto Acosta González

El coordinador general del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (Cresig), Rigoberto Acosta González expresó que la inseguridad “está cabrón” en esa zona, por la presencia de grupos armados que han vuelto difícil el acceso a las comunidades.
En declaraciones luego de asistir al panel de Bullying, en la escuela de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), afirmó que funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) le han informado que tienen dos meses de no pagar el programa Oportunidades en comunidades de Petatlán y Coyuca de Catalán, “la razón es que no hay condiciones de seguridad para que les vayan a pagar”.
Expresó que la estrategia del gobierno federal y estatal para combatir la inseguridad en la parte alta del estado no ha dado resultados y ha hecho difícil transitar por “algunas” zonas de la sierra, “hay zonas en Vallecito de Zaragoza, en San Miguel Totolapan, Puerto Gallo, el Paraíso para arriba, está cabrón”, expresó.
Lamentó los hechos violentos que se registran en el estado y dijo que no es un problema exclusivo de la sierra, sino que se ha generalizado en las regiones, que ha rebasado a las autoridades del estado y la federación.
“Es curioso que en un punto específico esté el retén del Ejército y la Marina y la combinación que traen los estatales; y tres kilómetros adelante o menos esté un retén de malandros uniformados, encapuchados y revisando a cuanta gente pasa, quitando carros”, dijo.
Cuando se le preguntó si la policía comunitaria era parte de la alternativa para reducir los índices delictivos, expresó que no, pero elogió que la sociedad civil se organice y con sus propios medios contribuya a resolver el tema de la seguridad.
Dijo que el tema preocupa a los dirigentes y representantes de organizaciones que trabajan en la sierra del estado y llamó a las autoridades a atender y garantizar la seguridad a la ciudadanía, porque el poder que tienen los grupos delictivos es “bastante fuerte” y agregó que “lo que hoy se vive en Chilpancingo se vive en toda la región, presencia de grupos armados, presencia de grupos delictivos, como nunca”.

No ha llegado la reconstrucción en la sierra

El dirigente de la Cresig también se refirió al problema de acceso a las comunidades serranas, porque los caminos que fueron destruidos por el paso de la tormenta Manuel en septiembre pasado no han sido arreglados.
Expresó que de los más de 30 mil millones de pesos que el gobierno federal dijo que invertiría en la reconstrucción de los caminos y las comunidades afectadas, “ningún peso” ha llegado a la sierra.
Afirmó que hay abandono y rezago para atender los problemas de la sierra, “en este momento está incomunicado casi la totalidad de la sierra” y puso como ejemplo a Filo de Caballo.
Acosta Rodríguez pidió al gobierno que informe donde está el dinero y cómo se está aplicando, porque “en este momento a la sierra no ha llegado ningún peso”, reiteró.
Afirmó que los funcionarios que han ido a la sierra solo van de “fin de semana” porque no se ha visto el apoyo a las comunidades que con la llega a de las lluvias vuelven a ser vulnerables.
Antier habitantes de la comunidad de San Vicente, municipio de Chilpancingo, demandaron a las autoridades la inmediata reubicación de la comunidad ante el miedo de un deslave que los sepulte como ocurrió en La Pintada, otra comunidad de la sierra de Atoyac de Álvarez, luego de las grietas que dejaron la lluvias de septiembre. (Jacob Morales Antonio / Chilpancingo).

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