Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

*Morena en las elecciones de 2015

Si Morena materializa la candidatura de Lázaro Mazón Alonso a la gubernatura de Guerrero en las elecciones del próximo año sin que exista algún acuerdo que permita a los partidos de izquierda unificarse en los hechos, sería casi segura la fragmentación del voto de izquierda y por consecuencia el triunfo del PRI.
Los números son muy claros. En el 2011 la coalición del PRD, PT y Movimiento Ciudadano obtuvo 670 mil 911 votos, 158 mil 443 por encima de la coalición PRI-PVEM, que consiguió 512 mil 468 sufragios. Pero con la irrupción de un candidato de Morena junto al del PRD, al PRI le bastaría en el 2015 conservar esa votación para recuperar la gubernatura. Es decir, el candidato del PRI podría ganar con la misma votación con la que hace tres años perdió.
El factor que genera ese escenario ruinoso para el PRD es Andrés Manuel López Obrador, cuya popularidad acarreó en el 2011 un incalculable número de votos para Angel Aguirre Rivero, aun sin ser todavía candidato presidencial. La renuncia del tabasqueño al PRD y la creación de su propio partido alteró por completo las circunstancias y la perspectiva de la izquierda nacional, a tal grado que es muy posible que en los comicios del 2015 desplace al perredismo como centro de la oposición y le quite una porción considerable de su voto histórico, que por otra parte fue aportado por el propio López Obrador en las dos contiendas presidenciales anteriores.
En el Distrito Federal y en Guerrero es donde con mayor nitidez podrá apreciarse la profundidad del reacomodo de la militancia y del voto de izquierda motivado por la presencia de Morena y López Obrador. Más en el estado, pues estará en juego la gubernatura.
Para beneplácito del PRI, algún perredista genio de la estrategia introdujo en la Constitución reformada de Guerrero una cláusula destinada a impedir las candidaturas comunes, con lo cual Morena quedó atrapado, sin poder formar una alianza con otros partidos por el hecho de ser un partido de nueva creación, y sin poder compartir candidatos por la vía de las candidaturas comunes. Pero esa cláusula podría causar más daño al PRD, pues con ella el genio anónimo cercenó la posibilidad de algún convenio electoral con Morena, el único partido con la fuerza para modificar los pronósticos e inclinar la balanza.
Al contrario del PRD, el objetivo principal del partido de López Obrador en las elecciones de Guerrero en el 2015 no es obtener la gubernatura, sino ratificar su registro, consolidar su presencia y medir su fuerza con la mira puesta en las presidenciales de 2018, y en busca de ello no parece dispuesto a detenerse por los efectos colaterales.
Si Morena se queda con los 158 mil votos de diferencia con los que  la coalición del PRD venció al PRI hace tres años, eso sería suficiente para que el candidato priísta gane la gubernatura. Pero esa estimación es pequeña para el potencial electoral que López Obrador posee en Guerrero, incluso con un candidato de precario arrastre como Lázaro Mazón. No sería sorprendente que, en un escenario de tres candidatos, Morena terminara con unos 300 mil votos, probablemente por arriba de la votación del PRD, y todavía sería peor, catastrófico, si el PRD postulara a un aspirante tan socialmente repelente como Armando Ríos Piter.
A la vista de estos datos, hoy es nula la posibilidad de que la izquierda se una para enfrentar al PRI. Existiría alguna posibilidad si alguien hubiera frenado al genio que se le ocurrió bloquear las candidaturas comunes, que eran un resquicio legal para sortear los impedimentos que tiene Morena, pero ante los hechos consumados solamente queda la opción de acuerdos que se puedan poner en marcha de facto, opción frente a la cual Morena no hallaría incentivo alguno para apoyar a un candidato del PRD.
Quién sabe en qué piense el alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto, al decir que se propone agotar las esperanzas de una alianza de toda la izquierda. Si eso incluye a Morena, no se ve cómo, y si no la incluye de todos modos ya es insuficiente la coalición entre el PRD, Movimiento Ciudadano y el PT para enfrentar al PRI. Resultaría de mayor provecho que MC y el PT se aliaran con Morena, si en esa eventualidad encuentran una fórmula que no sea ilegal, lo que tampoco se ve.
El resumen de todo este panorama es que si no localiza pronto un camino creativo, la izquierda está condenada a perder frente al PRI, que por su parte funda su aspiración de recuperar el gobierno de Guerrero en esa gran división de la izquierda y en el apoyo desembozado que recibe del gobierno federal, pues es notorio que su estrategia electoral está cifrada en el paquete de 67 mil millones de pesos diseñado por el gobierno de Enrique Peña Nieto para la reconstrucción del estado. Si a eso se suma la incapacidad de Aguirre Rivero para resolver los problemas de la inseguridad y la pobreza, o la persecución lanzada por su gobierno contra los movimientos sociales…

Marcelo Ebrard tampoco quiere a Ríos Piter

Marcelo Ebrard secundó antier las demoledoras críticas que Andrés Manuel López Obrador había expresado contra Ríos Piter en febrero pasado y que reiteró durante su visita de la semana anterior, por el apoyo desfachatado que el senador perredista ha brindado a las reformas del presidente Enrique Peña Nieto.
El problema que cada vez se hace más evidente es que Ríos Piter no sólo carece de una base social real, sino que su táctica de pretender ser candidato a gobernador por el PRD pero bajo los auspicios de Peña Nieto, le reporta un saldo contraproducente. Nadie lo quiere, pues, y los patéticos esfuerzos que realiza para aparecer cerca de Cuauhtémoc Cárdenas, en fotografías que manda a pagar en los diarios para simular reuniones que no existieron, no hacen sino evidenciar su aislamiento político.

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