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PÁGINAS DE ATOYAC

Víctor Cardona Galindo
* Entre periodistas te veas… Juan Damián Cabrera

–Hijo de perra, hasta aquí llegaste– le dijo el coronel Alfredo Cassani Mariña a Juan Damián Cabrera mientras le ponía su pistola de cargo en la cabeza, una 45 y un pelotón de soldados cortaba cartucho y le apuntaba con la intención de aniquilarlo. Haciendo uso de su valor al instante el médico Silvestre Hernández Fierro, El doctor Chico, se interpuso entre las armas y Juan Damián: “No haga eso mi coronel”. También intervino el director de la Escuela Secundaria Federal número 14, Rosendo Francisco Sid, calmando a los militares.
Era la mañana del 13 de septiembre de 1973. Los militares habían asistido al Zócalo al homenaje que el Ayuntamiento organizaba a los Niños Héroes. Juan Damián Cabrera era corresponsal del periódico Revolución y estaba ahí para cubrir la ceremonia. Unos días antes había denunciado el tráfico de madera que hacía el Ejército en los ejidos de la sierra. Ya los soldados lo habían ido a buscar a su casa. Unos días después un capitán de apellido Palmerín lo quiso asesinar en la calle Juan Álvarez frente al Banco del Sur. “Volví a nacer tres veces en esos días”, dice Juan Damián.
En los años siguientes, ya para terminar ese periodo negro en que se vivió la llamada guerra sucia, se fundó el periódico Tribuna de Atoyac, el director era José Asención Damián Cabrera, Ángel Navarrete Reséndiz era el subdirector y Juan Damián el gerente, era un periódico de combate donde se denunciaba sin empacho las corrupciones de los funcionarios públicos. Como ahora, siempre se ha necesitado algo de valor para ser periodista. “Hay que tener mucho producto de gallina, pues”, asegura Juan Damián recordando aquellos tiempos.
Por los señalamientos directos de corrupción que hacían, al presidente municipal Alfonso Vázquez Rojas, los metió varias veces a la cárcel, mandaba a la policía preventiva por ellos y los metían en barandillas, alegando supuestas “faltas a la autoridad”. Una vez fue porque un caricaturista de nombre Domingo había publicado un dibujo en el que se veía al alcalde llevándose todo el dinero de las arcas.
Otra ocasión mientras José Asención trabajaba en la delegación de Tránsito, un amigo le avisó que el coronel Mario Arturo Acosta Chaparro, con Los Tarines, iban para Atoyac buscándolo. Pudo haber sido una guaca de los que no querían a los periodistas, pero previniendo una cosa mayor José Asención Damián abandonó su trabajo y la ciudad, para ponerse a salvo de los policías matones al servicio de Rubén Figueroa Figueroa y sus secuaces.
Ángel Navarrete Reséndiz, ya fallecido, jugó un papel importante como comunicador y como contrapeso para aquellos gobernantes arbitrarios, totalitarios y despóticos, a don Ángel cuando le preguntaban ¿Es usted periodista? él contestaba “Yo soy periodisto, periodistas las mujeres”.
De don Ángel aprendieron los Rea, eso de ser periodista, fundador de colonias y político al mismo tiempo. Don Ángel Navarrete fue fundador de PST, del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional y al final de su vida lo cobijó el PRI, pero en su juventud fue un periodista combativo y fundó la colonia Insurgente Morelos.
Juan Damián Cabrera siguió en otras aventuras, como corresponsal de El Observador, sus columnas son importantes para reconstruir la historia de la fundación de la colonia 18 de Mayo. Cuando inició ese movimiento en 1989 encabezado por Pedro Rebolledo Málaga y Rommel Jaimes Chávez, Damián Cabrera era el único, quizá, de los corresponsales que escribía con cierta independencia e imparcialidad del asunto.
Ahora con el recuerdo de aquellos periodistas locales que no le tenían miedo al gobierno, recorre las calles vendiendo billetes de lotería, lleva 40 años haciéndolo. Varias personas se la han sacado “aunque sea pa’ miar” pero se la han sacado. “Ya fuera de guaca”, algunos se han sacado hasta 50 millones de pesos en la lotería pero Juan Damián guarda el secreto.
El otro de los pioneros del periodismo en Atoyac José Asención Damián Cabrera, también vendía billetes de lotería en San Jerónimo de Juárez, murió el 8 de febrero de 2012.
Y recordando al coronel Alfredo Cassani Mariña comandante de 27 Batallón de Infantería en aquellos tiempos de la guerra sucia, en los tiempos del “terrorismo de Estado”, dicen otros. El aludido oficial amparado en la impunidad con la que se conducía el Ejército en esa época, en un asalto sorpresivo al Ayuntamiento, el 30 de septiembre de 1973, se llevó todo el banco de armas destinado a la seguridad pública. Eran las 7 de la tarde cuando los militares rodearon el Palacio Municipal, con el pretexto de que los policías preventivos habían detenido a un soldado borracho. Cassani localizó al soldado y lo sacó de barandillas para llevárselo a rastras. Mandó traer con patrullas militares a los policías que estaban de descanso y los reunió fuera de la comandancia, después de desarmarlos les mentó la madre diciéndoles que no tenían derecho a detener ningún soldado aunque anduviera borracho, porque cualquier militar hasta el más pendejo de su batallón era padre de todos.

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