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Insiste el arzobispo en pedir a candidatos y partidos que se respeten y eviten conflictos

Mariana Labastida

El arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, insistió en convocar a los partidos políticos y candidatos a respetarse durante el actual proceso electoral, anteponer el bien de México y con ello ayudar a generar la participación ciudadana.
También llamó a evitar cualquier forma de confrontación verbal o física, “a partir de los valores éticos de la verdad, de la justicia y de la reconciliación”.
En el comunicado dominical enviado a los medios este domingo, el arzobispo expuso que una de las deficiencias “más visibles” de los procesos políticos y electorales es la escasa participación de los ciudadanos, lo que conlleva “consecuencias dañinas para el desarrollo de la democracia”. Deficiencia que “no augura procesos políticos firmes y consistentes, porque sin participación no hay democracia”.
Por ello, consideró que los partidos políticos deben de asumir la responsabilidad de las actividades electorales que convoquen a una participación mayor, esto convocado por el bien común de los ciudadanos, antes que los intereses partidistas, para evitar cualquier tipo de confrontación.
Expuso que acciones “cargadas de injurias y diatribas”, así como tejidas con mentiras, desalientan la participación de los ciudadanos, quienes desconfían y se promueve la polarización social.
Por ello “convoco a los partidos políticos y a los candidatos y pre-candidatos, a sumarse a la construcción de la paz alentando la participación de los ciudadanos utilizando medios pacíficos y respetuosos de la dignidad humana, lo mismo que respetando y en una actitud de diálogo con sus adversarios”.
Garfias Melos también se refirió en el comunicado emitido este domingo, a lo hablado entre los arzobispos en la asamblea plenaria, en la cual se planteó la necesidad de atender y apoyar de manera integral a las familias, “sobre todo a aquéllas que están pasando por situaciones de riesgo y por tiempos de sufrimiento”.
Así como la urgencia de sanear los espacios familiares, como una condición indispensable para construir la paz “de manera firma y permanente”.

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