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Maclovio Sautto Vallejo

Erika, una joven con sueños

El pasado viernes 24, se público en El Sur un desplegado pidiendo la libertad de la estudiante de (CCH-UNAM), Erika Zamora apresada desde el 6 de junio de 1998.

Erika se encuentra en huelga de hambre desde el 8 de mayo. Su pecado querer alfabetizar durante esas vacaciones, aunque su deseo inicial era conocer Chiapas, motivada por el movimiento zapatista. Determinó venir a Guerrero por invitación de compañeros guerrerenses de la Organización Independiente de Pueblos Mixtecos y Tlapanecos.

Sin lugar a duda, se trata de un preso político, de una estudiante que tomó la decisión de hacer a un lado su actitud de espectador ante la injusticia y quiso contribuir con su pequeño esfuerzo –alfabetizando– en aquellos lugares donde más hace falta; en el sector indígena.

Una joven con sueños de un mejor México, para ella y para todos. Durante estos casi cuatro años de injusticias, poca ha sido la solidaridad proporcionada por los estudiantes guerrerenses, en particular, por los universitarios. La solidaridad es uno de los principios más grandes que deberíamos cultivar los universitarios, el Che decía “que había que sentir en carne propia cualquier injusticia que se cometiera, en cualquier parte del mundo contra cualquier persona”. Más aun, cuando se trata de una persona que vino a hacer, lo que nos corresponde a los guerrerenses: apoyar a nuestros hermanos indígenas.

Durante las últimas semanas, los universitarios, hemos visto nuevos reacomodos motivados de la lucha por el control de las unidades académicas, donde lo que ha prevalecido –en la mayoría de los casos– son los intereses de grupo. Los grupos en el poder, quienes controlan la Comisión Electoral (CE), se han propuesto evidenciar que lo que priva en nuestra universidad, es su fuerza, por encima de la propia legislación universitaria.

Me tocó escuchar en boca de Gregorio Fitz, en representación de la CE ante el pleno de la comisión de Garantías, que no habían registrado aquellos que aspiraban a ser directores y consejeros al mismo tiempo, “porque sentían que eso era muy ambicioso”. El problema de registrar o no a un compañero, no puede estar fundado en los sentimientos de alguien o de algunos, sino en el cumplimiento de la legislación universitaria y en ella, en ninguna parte se prohibe, que una misma persona pueda ser director y consejero universitario al mismo tiempo. Es la ley y no nuestros sentimientos, lo que debe respetarse. Así como son los hechos y no los fines los que se juzgan, como la última promoción de categoría que le otorgo Florentino al hoy sentimental Gregorio Fitz, quien seguramente sintió muy bonito su promoción, pero constituyó un acto de corrupción y de ilegalidad en prejuicio de nuestra universidad.

Después bajo ese mismo argumento se pretendía declarar desierta la convocatoria a contralor general de la UAG, porque los dos únicos aspirantes también se habían registrado para directores en la FCA, a lo que solicité se mencionaran los artículos de la ley que se violaban por esa situación, contestándome el abogado general, que mejor señalara yo los artículos que sí lo autorizan.

Dicha petición en boca de un licenciado en derecho, se oye mal, porque es del conocimiento público el principio jurídico: “Lo que no está prohibido está permitido”. Finalmente, el sábado 26 de mayo, un comité de evaluación integrado por el contralor de la Secretaría de Educación del estado, un representante de la Contraloría del gobierno del estado y un connotado contador público, ex auditor externo de nuestra universidad, acordaron declarar desierta la convocatoria, bajo el argumento que ninguno de los dos aspirantes tenía cédula profesional de la maestría –cosa cierta–, pero también es cierto que sí presentaron título debidamente legalizado por el gobierno del estado.

Hasta donde yo sé, con la cédula profesional de la licenciatura basta para poder ejercer la profesión de contador y auditor, no tengo conocimiento de actos profesionales donde se exija la cédula profesional de maestría o doctorado, sólo en el sector salud se requiere la cédula de especialistas para poder ejercer dichas especialidades. Durante cerca de tres horas estuve dando este tipo de argumentaciones, así como que en el Consejo Universitario –en repetidas ocasiones– se había rechazado mi solicitud de interpretarlo “debidamente legalizado” con la exhibición de la cédula profesional. El dictamen de este comité, sólo vino a confirmar mi opinión, de que afuera de la universidad las cosas andan igual o peor que aquí adentro. En esta ocasión salí salpicado, ya que yo también firmo el acta.

Finalmente, y volviendo al tema de Erika Zamora, el desplegado lo firman además de personalidades del tamaño de doña Rosario Ibarra y don Pablo González Casanova, otros destacados universitarios como Faustino Sánchez y Pedro Miramontes investigadores nacionales de la Facultad de Ciencias que permanentemente han sido solidarios con nuestra universidad, ellos son los responsables de los estudiantes de la Facultad de Matemáticas que hacen estancias semestrales en esa Facultad y fueron parte del comité que revisó y avaló la reforma a los planes de estudios vigentes en licenciatura, académicos por donde se les vea y comprometidos con las luchas más nobles de nuestro país.

Es triste el silencio universitario, mis amigos del Masgro, están más preocupados por un huesito en la coordinación que les permita consolidar su flotilla de taxis o tener más tiempo para su “participación política” –electorera agregaría yo– que por levantar este tipo de banderas. Ojalá y nuestro rector moral, se preocupara también por retomar este principio universitario de solidaridad y compromiso social que poco a poco se ha ido perdiendo y hoy nos preocupamos más por estar bien con el ciudadano gobernador, que por denunciar este tipo de arbitrariedades.

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