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Está pendiente la justicia y el Estado de derecho, después de la transición

Aurelio Peláez * El presidente del Consejo general del Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg, afirmó que la transición en México es la suma de diversos eventos, y no sólo el electoral. A casi dos años de la elección de presidente de la República, que le tocó organizar, el académico universitario sostuvo que en el 2000 ya existía un escenario democrático en el país. Woldenberg estuvo este viernes en la sala de maestros de la Universidad Americana de Acapulco, como conferencista invitado por parte de la Maestría en Derecho Electoral de esa escuela. El acto también fue organizado por el Tribunal Judicial de la Federación y el Tribunal Electoral del estado. En la conferencia, llamada La Mecánica del cambio político, y que es además una tesis que sostiene el investigador en un libro de reciente aparición, del cual es coautor, Woldenberg señala que los orígenes del cambio político en México devienen de la reforma política de 1977, durante el gobierno lopezportilista. De ahí, se vinieron dando sucesivas reformas que resultaron en la derrota del PRI en las elecciones presidenciales.

“Esta transición electoral es una suma de todo. Alude a un proceso de mayores proporciones, sobre todo de una sociedad modernizada que ya no cabía en el esquema de un partido hegemónico”. El funcionario electoral, quien tiene libros sobre la historia del sindicalismo mexicano, ensayos sobre historia de México y un recuento sobre la izquierda, Memorias de la izquierda, afirmó que hay quienes desdeñan la transición electoral, pero sostuvo que lo electoral fue la expresión vital del cambio democrático en México. Sostuvo que el cambio político se dio de abajo hacia arriba y de la periferia hacia el centro y en diversas etapas, de manera que tras perder el PRI la Presidencia de la República, “no se perdió la confianza, parecía como si los mexicanos ya hubiéramos ensayando este tránsito, lo vimos con naturalidad”.

Definió parte de los rasgos de esta transición, que son el paso de un partido hegemónico al pluralismo partidista; el acotamiento del poder presidencial; el tránsito de la subordinación de los poderes judicial y legislativo a una real independencia, y la existencia de una real competencia política. Woldenberg sostuvo que la transición no es el fin de la política, y señaló que una vez que se ha dado la transición electoral, y se ha consolidado el cambio democrático, lo que queda pendiente en la agenda es el fortalecimiento del Estado de derecho, de las instituciones de impartición de justicia, y resolver el problema de la pobreza en el país, agregó. El presidente del IFE consideró que la transición en México es de una magnitud que la vuelve irrevocable, y dijo inimaginable que los mexicanos puedan volver a aceptar un esquema en donde exista un partido hegemónico y se acoten sus libertades.

Afirmó que el proceso electoral de 2002 fue limpio y sus resultados de amplia certeza electoral, y que fue la llave del cambio en el país, además de que se basaron sobre todo en el respeto al voto, y dijo que los procesos electorales demostraron ser un elemento eficaz y una vía transitable para discutir los problemas del país desde la diversidad política.

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