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Convive en un corto espacio un público plural

Jesús Bernal, el presidente del PRI en Acapulco, levanta la cabeza como diciendo un “ya vez”, al escuchar la lectura del currículum que del presidente del IFE hace la presidenta del Tribunal Estatal Electoral, Virginia López Valencia. “Pura izquierda”, comenta al oír Nexos, universitario, sindicalismo democrático, palabras que identifican a quien fue el encargado de los comicios en donde el PRI perdió la Presidencia de la República. En la conferencia de este viernes de Woldenberg, el ex militante del desaparecido PMS y de otros grupos de izquierda, convive en un corto espacio –la sala de maestros de la Universidad Americana– un público plural.

A unas bancas de Bernal, al otro lado del pasillo, la presidenta del PRD en Acapulco, Beatriz González Hurtado, quien interviene y comenta que deben ser órganos diferentes los que organicen los comicios estatales y los federales. A su lado, el dirigente local de la Unión Nacional Sinarquista, José Luis Iglesias, con un puro que nunca enciende, en la mano. Tras él, el funcionario zeferinista y militante del Frente Cívico de Acapulco, Damián Terrazas. En ese lado de la fila, el panista Rogelio Zampay, quien traba un leve escarceo con el priísta Vicente Manríquez, cuando el segundo pide información sobre el caso de la investigación de los gastos de Fox en campaña, y el primero le revira recordándole el Pemexgate. Abajo está el diputado local priísta Oscar Rangel, quien como que reclama que para muchos la transición sea que el PRI pierda.

Casi frente a Woldenberg, la magistrada electoral estatal,  Olimpia Azucena Godínez, quien dice al presidente del IFE estar de acuerdo en que la democracia cuesta y que hay que sostener la estructura electoral. “Claro, si yo cobrara como magistrado también estaría de acuerdo”, dice un reportero. Entre los asistentes, los vocales del IFE en los distritos 09 y 10, Antonio Banderas Cañas y Enrique Moreno Castro. A lado de Woldenberg, el rector de la Universidad Americana de Acapulco, Israel Soberanis Nogueda, una de las primeras víctimas de la democracia en el puerto. En 1997, como candidato del PRI, perdió la elección a diputado federal ante el candidato perredista, Alberto López Rosas.

En pequeño auditorio, donde se pensaba que Wolndenberg no aceptaría la invitación, el funcionario electoral hizo una exposición de dos horas sobre su tesis sobre la transición en México. Respondió preguntas de forma paciente, como aquella donde se dijo que las elecciones en México eran cosa burguesa, como recordándole la experiencia vivida al escribir Memorias de la Izquierda, que publicó hace cuatro años. Fue paciente y ordenado. Llegó con ponencia redactada. Quizá por eso, toma con enfado el acoso de los reporteros al salir de la Sala de Maestros, quienes le piden una entrevista. “Ya, cómo más, si acabo de hablar dos horas”, dice. “Qué pocas relaciones públicas”, se oye el reclamo de un reportero (Aurelio Peláez).

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