Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Eduardo Pérez Haro

Crisis y cambio de paradigma

A la memoria de Paulo Sheinvar y los compañeros de Economía.

La principal empresa petrolera Repsol-YPF, es expropiada en Argentina con lo que se ha motivado una expresión en contra del proteccionismo por parte del G-20 que por ahora preside México; Sarkozy es derrotado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia frente al triunfo del candidato socialista; los soldados norteamericanos alardean su presencia criminal en Afganistán y le opacan a Barak Obama el esfuerzo por relegirse en la presidencia de los Estados Unidos; en Siria los bombardeos continúan y mientras el pueblo se deja apoyar por la Liga Árabe y los aliados de la OTAN, los egipcios salen a las calles para cerrar el paso a las pretensiones de los herederos del derrocado Mubarak; Israel mantiene su amenaza de bombardear Irán; y después de Grecia ahora la deuda soberana de España pone en más dificultades al sistema financiero y a sus jóvenes en el desempleo…
Efectivamente el mundo se ha complicado en el último tiempo, los términos de la disputa por sacar la mejor ventaja para la región, país y/o grupo (s) de interés se combinan en diferentes formas y en distintos planos. Existe una lógica aparente en la que primero se debate en el ámbito de la economía (la competencia vs el monopolio), la norma jurídica (la libertad y la protección), la cultura (la información y los medios de comunicación) le sigue la política (los estados y los organismos multilaterales) y en última instancia se echa mano de la guerra (interna y/o de intervención). En los diferentes ámbitos se presentan diversas formas que van de las expresiones simples hasta las manifestaciones extremas, pero en la interposición de los tiempos, el presente les sirve de escenario a todos los actores y a todas las formas a la vez.
Todos los agentes y todas las formas, aparentemente se justifican en un fin de justicia para los más, pero independientemente de los contenidos del discurso justificatorio existe una relación de hechos y una expresión numérica que los evidencia. El mundo presenta desigualdades y desequilibrios que lejos de todo augurio apocalíptico debe tomarse con mucha seriedad porque no es exagerado decir que la  perspectiva de la humanidad hacia un mejor plano, que el que hasta hoy conoce, está en entredicho. El mundo aún no ha resuelto la desigualdad extrema cuando ya ha abierto un frente en conflicto con la naturaleza. Y aún no asume la mejor manera para atemperar esta nueva contradicción cuando ya hace estragos la mecánica de la reproducción de las condiciones materiales (crisis financiera y económica actual) y la garantía de los derechos que le podrían conceder una vida digna (predominio del sistema financiero con “programas de ahorro” para su recapitalización).
Los países desarrollados –Estados Unidos, Europa y Japón– tradicionalmente ejemplares por sus altos niveles de vida y sus democracias, han entrado a una crisis de grandes dimensiones cuyos precedentes no tienen comparación. Y los países emergentes encierran una expectativa, pero aún no revelan claramente que estén caminando por una vía capaz de construir un nuevo paradigma, que aun sin eliminar la contradicción entre el capital y el trabajo, sea capaz de responder a las contradicciones entre la tecnificación de los procesos de producción y el empleo, entre el capital financiero y el capital productivo, entre la centralización financiera y la reproducción ampliada del capital, entre la alimentación y la salud, entre la energía motriz y la depredación del medio natural, entre el derecho colectivo y el derecho individual, entre la democracia electoral y la democracia participativa, entre la eficiencia administrativa y la institucionalidad de nuevos entendimientos.
Esta es la dimensión del debate actual y es una discusión del mundo, que se desarrolla en el plano nacional como un argumento práctico y se muestra y se repercute en el plano internacional. Para esto no existe una teoría acabada, por el contrario lo que tenemos son teorías que han sido rebasadas porque el mundo cambia, sin duda es un mundo más capaz por el devenir de las transformaciones en la capacidad creciente de la actividad productiva y los cambios correspondientes en la superestructura jurídico-política que norma las formas de organización y las relaciones entre los diversos agentes económicos y actores sociales. Efectivamente es un mundo desigual, desequilibrado, complejo y siempre más capaz en sus posibilidades técnoproductivas frente a las crecientes necesidades.
Paradójicamente, en el momento actual nos encontramos sin un basamento teórico definido, acertado, apto y adecuado. Después del pensamiento clásico y de sus críticos, resultante de la revolución industrial del siglo XVIII, en el escenario de la crisis del último tercio del siglo XIX se colocó la emergencia de la política económica con los neoclásicos, el keynesianismo como respuesta a la Gran Depresión de los años 30 en el siglo XX, el auge de los neoliberales en el fragor de la crisis de los 70, y ahora, en el contexto de la crisis que abrió en el 2008, se crea un vacío del conocimiento que para dirigirse hacia las respuestas necesarias habrá de abrevar en lo mejor de la historia del pensamiento moderno no sólo de la economía sino del conjunto de las ciencias y de las reivindicaciones de los colectivos más avanzados.
No se parte de cero, existe una manera en cómo hemos organizado las cosas y también existe una evidencia de dónde se ha fallado, pensar diferente implica pensar en correspondencia con los problemas mencionados y de un lado, con la presencia activa de quienes defienden las ganancias o ventajas, inmediatas y mediatas, que los señores del sistema financiero y los monopolios, suponen les pertenecen; y del otro lado, con impulso refrescante y lúcido de las nuevas generaciones, los movimientos sociales progresistas y el pensamiento crítico.
Ello obliga al menos a una heterodoxia en la manera de pensar para poder escapar del dogmatismo de cualquier índole, y repensar para ir hilvanando nuevos basamentos filosóficos, económicos y políticos, a partir de diversas ideas y prácticas que incluso debemos de reconocer que se han venido apuntando desde distintos ángulos y lugares del mundo hace dos o tres décadas, pero lo más importante está por suceder.

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