Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Silvestre Pacheco León

CRONICA MUNICIPALISTA

Cuando la sequía nos alcanzó

El gobierno que debería estar pasmado, en el sentido del asombro, ante el grave problema de la sequía, lo está pero en la otra acepción del término, ensimismado, parado, sin mayor preocupación por el sufrimiento de las personas, animales y plantas.

Más allá de aplaudir por las donaciones de pipas, gracias a la unidad de las otrora enfrentadas fuerzas políticas de Copalillo, hace falta conocer las medidas a corto, mediano y largo plazo que el gobierno tomará para enfrentar la escasez de agua que como nunca está afectando a la mayoría para negocio de una reducidísima minoría que lucra con la sed.

No es del dominio público el estatus legal y de sanidad de la enorme cantidad de empresas dedicadas al envasado y comercialización del agua.

En Zihuatanejo donde 100 mil consumidores satisfacen sus necesidades de agua a través del servicio de la Comisión de Agua Potable y de 30 ó 40 pipas de particulares que la venden a precios casi prohibitivos, así como de empresas varias que chupan el agua de ríos y norias exangües, el pueblo está en una situación de alta vulnerabilidad porque el nivel de los mantos freáticos ha descendido como nunca, de tal manera que se está creando el caldo de cultivo para enfermedades y epidemias como producto de la mala calidad del agua que se está comercializando.

No se dude que los problemas que están ya presentándose en el alto Balsas por el agua contaminada, afecten a guerrerenses en otras regiones del estado.

Mientras tanto, las autoridades siguen pasmadas y sin que las lluvias aparezcan como milagro para bajar el calor y para ayudar un poco a los sufridos cerros que arden sin misericordia.

En broma, en la sierra, un grupo de campesinos que se quejaba del insoportable calor, comentaba que Dios se haya compartido, sin saber qué hacer porque una mitad de los lugareños quiere que llueva mientras la otra ruega porque el agua se atrase. En eso está la plática cuando llega la noticia de que la lumbre se acerca a las casas y urge cuidar que la manguera del agua no se queme.

Demasiado tarde, varios kilómetros de manguera se habían quemado con rapidez inusitada debido a que ésta no llevaba una sola gota de agua.

En La Unión y Coahuayutla los presidentes municipales, Cervando Ayala Rodríguez y Audífas Flores, hablan de que se declarará el estado de emergencia si para el día del maestro sigue sin llover porque el ganado se está muriendo.

En Petatlán donde los ríos de San Jeronimito, Petatlán y Coyuquilla les da fama de abundancia a los lugareños, ahora se vive la alarma de que por primera vez desde que se tiene memoria, el primero de ellos se ha secado mientras las empresas que comercializan los recursos pétreos trabajan a sus anchas sin que la Profepa atienda la avalancha de denuncias contra el saqueo que abate las corrientes superficiales.

Pasmados están los habitantes de Palos Blancos porque a la mitad del mes de mayo, el agua que nunca les faltaba en sus tomas domiciliarias, la reciben cada 3 días.

Como debe entenderse, la sequía no se resolverá con la compra de pipas, sino cuidando los humedales, el bosque y la capa vegetal, reteniendo el agua que sin obstáculo alguno corre de la montaña al mar.

Se requiere de un esfuerzo planeado, colectivo y emergente que comprenda, desde ahora, la prohibición de los desmontes, de las quemas.

Debe ponerse límite a la frontera agrícola y ganadera que crecen a expensas de la capa vegetal y  cuidar que ningún aprovechamiento forestal esté sin sospecha de actos ilegales.

La lumbre, el fuego debe desterrarse como herramienta del campo, prohibirse igual que las motosierras.

La clasificación de los desechos sólidos debe ser una prioridad en todos los lugares habitados, para reciclar lo que se pueda y para hacer abono con los orgánicos.

Si está probado que la famosa estufa “Lorena” (lodo y arena) ahorra la mitad de la energía que ahora se desperdicia en los tlicuiles, chimeneas y braseros, (como se llama en el medio rural al lugar donde arde la leña para cocer los alimentos), su construcción y uso debiera ser obligado si eso significa el ahorro de 6 millones de metros cúbicos anuales de madera que se utiliza como leña o combustible.

La construcción de ollas, jagüeyes, bordos, gaviones, presas, represas, para almacenar agua deben ser una prioridad en los gastos del gobierno y en el trabajo colectivo de los pueblos.

El tiempo no espera, la sequía está aquí y llegó para quedarse.

468 ad