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Silvestre Pacheco León

CRONICA MUNICIPALISTA

Encuentro campesinos mesoamericano

Superando todas las expectativas se efectuó en Tapachula, Chiapas, el Primer Encuentro Campesino Mesoamericano con la participación de 250 delegados representantes de 52 organizaciones.

Es como la vuelta al origen, decían quienes encabezaron las grandes luchas agrarias hace dos décadas, viendo el desarrollo del acto donde nuevamente se enarbolan demandas que para muchos permanecían enterradas, y las otras nuevas producto de la globalización.

Las demandas agrarias y el derecho de las mujeres a la tierra, las denuncias por las contrarreformas expresadas en el nuevo artículo 27 constitucional, la globalización y la estrategia neoliberal contra la soberanía y la seguridad alimentaria, la caída en los precios de las materias primas y el avance de la pobreza, la migración y el derecho al trabajo, los pueblos indios y la defensa de los recursos naturales.

Durante tres días los campesinos provenientes de toda mesoamérica expusieron sus problemas, trasmitieron sus experiencias y fueron tejiendo sus propuestas para levantar un programa de lucha que abrace a todos los pueblos indios y campesinos que ahora viven el embate concertado entre los gobiernos locales y el “Senado Virtual” que domina y controla organismos multilaterales como el Banco Mundial, el Interamericano de Desarrollo y el propio Fondo Monetario.

Este Encuentro Campesino acordado en el Foro de Xelajú el pasado mes de noviembre, continuará en Managua dentro de dos meses como parte del III Foro contra la Globalización y mientras tanto, las organizaciones convocantes realizarán acciones que fortalezcan la lucha unificada de los campesinos.

Uno de los nuevos temas que están siendo retomados por las organizaciones campesinas, se refiere al de los recursos naturales y el desarrollo sustentable, asunto tratado en una de las mesas de trabajo y cuyos resolutivos se aprobaron en la reunión plenaria del encuentro.

Los más de 20 delegados participantes en la mesa siete iniciaron su trabajo definiendo que los recursos naturales son los bienes que la naturaleza produce en provecho de los seres humanos y cuyo precio es invaluable.

El aprovechamiento sustentable de esos recursos naturales, se dijo, es el que garantiza que dichos bienes no se agotarán y que, al contrario, las generaciones tenemos que velar por heredarlos incrementados a quienes nos sucedan.

En la mesa y en la plenaria los participantes reconocieron que son los pueblos indios y campesinos los únicos que han garantizado y pueden garantizar la permanencia de los recursos naturales. Contra lo que se diga, es la manera de relacionarse que tienen los pueblos con la naturaleza, la única garantía de que los recursos naturales no se acabarán mañana.

Claro, se habló demasiado sobre la influencia de los programas oficiales y de los medios de comunicación en el cambio de actitud que la gente del campo tiene frente a los recursos naturales.

Antes el cultivo de las tierras no dependía de los agroquímicos. Los campesinos aprendieron su uso y se hicieron dependientes de un modo de trabajar, impuesto desde fuera, donde la competencia y el afán de lucro se enseñaron como los objetivos supremos.

Se reconoció que el suelo se ha enviciado con tanta droga aplicada, que en el deterioro del medio ambiente han influido decisivamente los programas oficiales para el desarrollo de la ganadería y de la agricultura en detrimento del bosque y de la capa vegetal con su consecuente cambio en el paisaje, en el clima, en el régimen de lluvias y en la propia actitud de los campesinos.

Volver al origen de la cultura mesoamericana de respeto ay amor a la naturaleza pareció ser el camino a seguir.

Por ello y ante el riesgo de que la biodiversidad se convierta en una mercancía más en manos de las trasnacionales, se acordó convocar a un encuentro nacional de todas las organizaciones y comunidades que están establecidas en áreas naturales protegidas y en zonas de reserva, para diseñar una política de su defensa, empezando por solidarizarnos con las comunidades de la reserva de Montes Azules de Chiapas y las establecidas en la reserva de Calakmul, Campeche.

Se trata de levantar la alianza Campesina Ambiental Mesoamericana, cuyo proceso ya inició en El Salvador, para que los pueblos de la región estén en posibilidad de negociar, desde una posición de fuerza, frente al Plan Puebla Panamá.

Por eso se acordó también vincularse con el Consejo de Desarrollo Sustentable de la región sur sureste para que ese órgano creado por la Semarnat conozca y asuma la defensa de los intereses campesinos.

Desde luego que uno de los compromisos mayores de esa mesa fue el de promover al interior de sus organizaciones una mayor cultura y conciencia ambiental, rescatando sus saberes tradicionales y  superando prácticas antiecológicas en el aprovechamiento de los recursos naturales.

Esta mesa rescató e hizo suya la propuesta de los cafetaleros guerrerenses de que se considere a las zonas de huertas bajo sombra como áreas de protección de los recursos naturales sujetas a políticas de apoyo oficial por su aporte en la producción de oxígeno, humedad y biodiversidad. Eso mismo para todas aquellas áreas conservadas por las comunidades rurales.

Para el caso del agua se hizo hincapié en que ese recurso es invaluable y que no debe considerarse como mercancía. Por ello tanto los sistemas de riego como los de abasto a los pueblos y ciudades deben ser administrados de manera eficiente y comunitaria, oponiéndose enérgicamente a su privatización.

Para darle seguimiento a los acuerdos emanados de la mesa y sancionados por la plenaria, se constituyó un grupo de trabajo permanente cuyas tareas inmediatas serán: convocar a todas las organizaciones a sumarse al trabajo en estos temas y preparar la reunión que sobre biodiversidad se realizará en Guatemala en el mes de junio.

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