Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Armando Escobar Zavala

Asignatura central

 La búsqueda de la plena legitimidad del expediente comicial, sigue siendo una de las asignaturas centrales de la agenda estatal. Revisar el significado de los próximos comicios, su evaluación de cara al pasado reciente, que tantas expectativas creó, observar la forma en que se han dado los procesos internos de los partidos que conforman el espectro electoral, sirve para pensar en las posibilidades que tiene el asentamiento definitivo de las elecciones entre nosotros.

Sin embargo, no es pertinente olvidar la larga lista de agravios que han marcado la historial electoral de Guerrero, porque su espectro sigue rondando entre nosotros, ni dejar de subrayar, una vez más, la desigual y contradictoria geografía electoral de nuestro “multi Guerrero”, como diría el historiador Luis González y González. Sobre todos y cada uno de estos temas habrá que discutir, los haberes y el déficit con los que contamos en busca de una plena legitimidad de las elecciones.

En los últimos años el ritmo del cambio político se aceleró. En ese tiempo, pasamos del pesimismo que provocaron las dificultades económicas, producto de erróneas políticas financieras, al optimismo que inspiró el triunfo en la Presidencia, de un partido opositor en las pasadas elecciones federales. Para desgracia de todos, el cambio prometido se vació en su contenido, en el discurso, en la frivolidad presidencial.

Durante todo este tiempo, prevaleció la convicción de que el régimen político experimentaba mutaciones significativas e irreversibles. Los últimos acontecimientos y las confrontaciones entre el titular del Poder Ejecutivo con el Poder Legislativo, nos confirman que no ha desaparecido del todo las interrogantes en cuanto al rumbo que sigue un proceso que nos debiera alejar del régimen que gobernó este país durante los años del crecimiento económico. Tal vez las dudas más persistentes pesan sobre las posibilidades de adecuar a los partidos a las condiciones actuales del país.

El desmantelamiento del autoritarismo –de cualquier color– requiere, además del pacto entre las élites, de un marco institucional alternativo que acoja los planteamientos de todas las variables políticas del país. Es ahí donde el proceso avanza más lentamente y con mayores dificultades. La desaprobación del Senado a la solicitud presidencial para salir del país, es uno de los elementos que nos obliga a demandar el cumplimiento de sus responsabilidades y obligaciones para el equilibrio del poder.

Los múltiples tropiezos del Ejecutivo federal, con todas sus implicaciones, evidencian el debilitamiento de nuestra transición a la democracia. Es preciso contabilizar el riesgo de la fragmentación política que acecha a nuestra experiencia, hasta ahora fallida, de pluripartidismo.

El pluralismo político, que se ha convertido en el objetivo aceptado del cambio mexicano, se ha topado con las dificultades que han enfrentado diferentes fuerzas políticas para fijar las identidades con la sociedad. Continuar con esta ausencia de identidad sería indeseable; primero, porque habría más descomposición en el cambio democrático deseado; luego, porque en una situación así, se agudiza la desagregación social y se profundizan los obstáculos para negociar reglas comunes de comportamiento e identificación con los intereses colectivos.

Por otra parte, las diferencias no tardarán en contaminar acuerdos históricos extraparlamentarios que, como la política exterior mexicana, han contribuido de manera fundamental a dignificar nuestra presencia en el mundo.

Diversos elementos explican esta debilidad y el desgajamiento entre Poderes de la Unión. Es fundamental superar el falso dilema de imponer la presidencia imperial al principio de organización republicana.

Hasta ahora el cambio del régimen político mexicano ha logrado conjurar el riesgo de la inestabilidad y la generalización de los desacuerdos. Pero en ocasiones la cuerda parece extraordinariamente frágil y tensa, es entonces cuando los partidos tendrán que ser los artesanos de una transición que reintegre la diversidad.

 

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