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Alfredo Arcos Castro

Modernidad limitada

Una sociedad moderna no sólo requiere de una economía sana para lograr la justicia social, si no que además, necesita asegurar el predominio de la legalidad a través de un efectivo y equitativo acceso a la justicia, que brinde certeza y seguridad a las relaciones sociales. Es innegable que la necesidad de certeza en un orden social es requisito indispensable para que exista desarrollo y bienestar, especialmente en el contexto de las relaciones económicas internas y con otros países.

Una lectura minuciosa de los periódicos nacionales y locales nos revela que, hacia donde volvamos la vista, encontraremos como común denominador la ausencia de certidumbre en el derecho, es decir, quedan de manifiesto las grandes carencias del sistema jurídico y, sobre todo, la inadecuada protección a los derechos de los ciudadanos.

La pregunta a la que hay que responder es si el derecho tienen alguna importancia en el país. En el pasado, la voluntad que privó fue, con mayor frecuencia, la del poder en lugar de la ley. Sin embargo, lo que funcionó en el pasado ya no lo será más en el futuro, porque las circunstancias han cambiado en forma radical. La nueva realidad económica y las circunstancias sociales y políticas que se perfilan a pasos acelerados requieren una estructura jurídica que prevalezca por encima de las estructuras del poder. En otras palabras, es necesario conformar un verdadero Estado de derecho. Sin esto, la modernidad en México sólo será una quimera.

Es prudente señalar que a pesar de los cambios que hoy hemos vivido los mexicanos, lo siento insuficientes para construir una democracia plena. A la incipiente democracia democrática le faltan cosas fundamentales como el funcionamiento de un Estado de derecho real. Una cultura de respeto a la ley. La existencia de un sistema jurídico y judicial que aplique la ley sin distinción alguna; la impartición de la justicia y la persecución del delito, que le dé garantías a todos. Que realmente estemos amparados por la legalidad.

La certidumbre de que el respeto a la ley es imprescindible para lograr una igualdad política y poder moverse en la sociedad sin temor alguno, en nuestro país no existe, carecemos de una cultura de respeto a la ley. Coadyuvar a crear un verdadero Estado de derecho es quizás el compromiso insoslayable que tienen hoy en día aquellos que están comprometidos con la construcción de la modernidad en México.

Un hecho que ilustra la carencia de una administración efectiva de la justicia tiene que ver con lo expuesto recientemente en el informe de la ONU, donde el relator especial de la comisión de los derechos humanos, Dato Param Coomaraswamy afirma que el sistema judicial mexicano está lastrado por una corrupción generalizada.

Citó estimaciones según las cuales la corrupción afecta a entre un 50 y un 70 por ciento del total de jueces del ámbito federal y deploró que el consejo de la judicatura nunca ha sancionado a un juez federal por corrupción.

Con esta declaración nos queda muy claro que en México muy difícilmente se podrá consolidar el proceso modernizador. No cabe duda que el pasado sigue pesando fuertemente en el ámbito jurídico y judicial en nuestro país. El poder sigue imperando por encima de la ley.

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